Sauro Tomá - Torino
⚽ Fútbol internacional

Sauro Tomá, el hombre que sobrevivió al fin del ‘Grande Torino’

El deporte es cíclico. Las grandes dinastías se hacen pequeñas con el inexorable paso del tiempo, perduran solamente sus logros y el recuerdo que legan. Normalmente, estos equipos míticos se acaban con una derrota dolorosa, una de esas que arrasan con todo y fuerzan la reconstrucción. No todos: el Torino se sale de la norma.

En el mejor momento de su historia, todo se terminó pasadas las cinco de la tarde en un 4 de mayo marcado por la mala climatología. El vuelo que traía de Portugal a la mejor squadra italiana, tras jugar un amistoso en suelo luso, acabó estrellado contra el terraplén de la Basílica de Superga, dejando un legado que 74 años más tarde sigue presente. De entre los 31 fallecidos, solo quedó alguien que pudiese contarlo: Sauro Tomá.

🏥  Una lesión de menisco salvó su vida

«El míster nos había dicho a Valentino Mazzola y a mí que nos cuidáramos de las lesiones antes de viajar. Mazzola no estaba bien del todo, pero podía jugar y viajó. Yo tenía problemas en la rodilla y el entrenador me aconsejó que me quedara en casa. Me sentí el hombre más desdichado de Turín. Todo el Torino viajó a Lisboa, y yo me quedé en casa, lesionado«, recordaba el angustiado Tomá en sus memorias. Falleció en 2018, setenta años más tarde que sus compañeros. No lo hubiese podido imaginar cuando Lievesley le dejó fuera de la lista de convocados para jugar contra el Benfica en Da Luz, maldiciendo entonces sus dolencias en el menisco.

Torino

Sauro Tomá, durante un entrenamiento con el Torino.

No era para menos, pues era un joven lateral izquierdo que estaba peleando por un hueco en el Torino, el orgullo de Italia. Ser titular allí supondría la fama y el éxito, pues habían ganado cuatro ligas en lo que llevaban de década… y la quinta estaba en el horno. Liderados por el legendario Valentino Mazzola, el Torino fue uno de esos superequipos que tuvieron la mala fortuna de reinar antes de que la Copa de Europa existiese. Quedarse fuera de aquel viaje era un jarro de agua fría, pasando de jugar con la élite a entrenar solo en el mítico ‘Stadio Filadelfia‘. Lo que no sabía Tomá es que esa desgracia iba a ser la suerte de su vida.

Fue a la vuelta de aquel aciago entrenamiento cuando se enteró de lo que había pasado en la basílica que preside Turín. «Recuerdo que volvía de entrenarme en solitario del Filadelfia y cuando regresé a mi casa, mi domicilio estaba rodeado de treinta o cuarenta personas. Un buen amigo de la familia se me acercó, me cogió de la mano y me dijo lo que había pasado. Después, entré en casa, se lo conté a mi mujer y no pudimos parar de llorar», explicó. Sus compañeros, esos con los que jugar era un sueño cumplido, habían fallecido en la Tragedia de Superga; el avión que los traía de vuelta de Lisboa se había estrellado cerca en lo alto de la ciudad.

📅  La cronología de una tragedia

El Benfica llamó a la puerta del Torino para celebrar un amistoso. Querían despedir de la mejor manera posible a su capitán Francisco Ferreira; pocas formas mejores había de atraer público que jugando contra los italianos. Disputarían un amistoso en Lisboa y eligieron el 3 de mayo de 1949 para celebrar el partido. Aquel día, a orillas del Tajo fue una fiesta, pues Xisco Ferreira pudo despedirse con el honor de vencer al ‘Toro por un espectacular 4-3. Con todo el mundo satisfecho y ese sobresueldo en el bolsillo, tocaba hacer las maletas y volver a casa.

Torino

Xisco Ferreira saludo a Mazzola antes del Benfica 4-3 Torino.

A las 9:40 del 4 de mayo salieron de Lisboa, pequeña escala mediante en Barcelona. Aprovechando la cercanía de la hora del almuerzo y que el avión tenía que repostar, la expedición de 31 personas (había 18 jugadores del equipo, dos dirigentes, dos miembros del cuerpo técnico, tres periodistas y seis miembros de la tripulación) se reunió con el A.C. Milan, que iba rumbo a Madrid. Retomaron su marcha a las 14:50 y bordearon el Cabo de Creus hacia el noroeste. En Turín, lejos del clima acogedor al que siempre está ligado Italia, hacía un día de perros. El viento y unas nubes demasiado bajas iban a dificultar el aterrizaje en el aeropuerto de Piamonte, por lo que la tensión era máxima en la cabina del avión.

Hubo investigaciones a posteriori que sugirieron que, más que un error humano, el accidente pudo venir por un error en el altímetro. El fuerte viento los desvió de su eje de descenso y la mala visibilidad provocó que se topasen con la Basílica de Superga cuando ya era demasiado tarde. No tenían forma de darse cuenta de su situación, pues el aparato marcaba que estaban a 2.000 metros, una cifra muy alejada de la realidad. El avión se estrelló en aquella fatídica tarde del 4 de mayo.

Torino

Así quedó el avión en la Tragedia del Superga.

🖤  El mundo del fútbol, de luto con el ‘Grande Torino’

Sauro Tomá, que estuvo visiblemente emocionado en los actos oficiales del club tras el accidente, era el único miembro del ‘Grande Torino’ que pudo presenciar como ganaban su quinta liga. El resto del equipo lo rellenaron jóvenes futbolistas del equipo reserva, acto que replicaron los conjuntos a los que enfrentaban como muestra de respeto. Su salida del equipo no tardó en darse, pues esa afortunadamente desafortunada lesión de rodilla le impidió seguir jugando. Al menos, él pudo vivir para contarlo.

Tampoco fue sencillo para Vittorio Pozzo. Él, como seleccionador italiano, conocía a la mayoría… por lo que hicieron ir a Turín para reconocer los cuerpos. Ellos debían ser los que llevasen a Italia a revalidar su triunfo en el Mundial de 1950 en Brasil, pero el destino tenía reservado para ellos un final más cruel. El entrenador italiano quedó tan afectado que, para viajar a la cita mundialista, decidieron usar el barco hasta Sudamérica.

😢  El Torino nunca volvió a ser el mismo

Como era de esperar, el futuro del equipo turinés fue incierto. Tuvieron que pasar casi tres décadas para ver al ‘Toro’ reinar en Italia, cuando ganó el Scudetto de la temporada 1975/1976. Es su último título de liga hasta la fecha, que los aficionados celebraron en la Basílica de Superga en homenaje al ‘Grande Torino’. Toda una liberación para un club sufridor que no había nacido para eso, pues ellos estaban destinados a ser lo que era por aquel entonces la Juventus.

Sus rivales ciudadanos tenían el apoyo de los Agnelli y la todopoderosa FIAT, y quedaron relegados a un doloroso segundo puesto. Y es que, si aquel 4 de mayo todo hubiese ido como debía, la historia hubiese sido muy diferente. Quizás por ello, en una combinación de tristeza y rabia al pensar en lo que podía haber sido distinto, cada aniversario de la tragedia hay un acto en el que todo el equipo peregrina a la punta de Superga. Allí, con Turín a sus pies, hacen una ofrenda a Mazzola y compañía. Puede ser que el destino le tenga guardado al Torino algo grande tras su cruel revés, pero, de momento, solo queda honrar la memoria de aquel ‘Toro’ que se hizo eterno.

Ir al contenido