En una noche de frustración, malas decisiones y oportunidades desperdiciadas, el Atlético de Madrid no pudo pasar del empate a cero ante un Espanyol (0-0) que se llevó un punto de oro del Metropolitano. El encuentro, correspondiente a la tercera jornada de LaLiga 2024/2025, dejó a los colchoneros con un sabor amargo y al equipo visitante, hasta la fecha el peor de la competición, exaltado por la alegría de haber conquistado un empate que sabe a victoria. Las rotaciones, en primer lugar, y los cambios, en segundo, fueron la condena de un Simeone que no acertó ni de inicio ni durante el encuentro. Tanto la apuesta de partida, en la que dio descanso a los habituales, a los Griezmann, Barrios y Llorente que tan buen resultado dieron ante el Girona, para dar entrada y meter en dinámica a Julián Álvarez o De Paul, pasaron factura. Tanto como su reacción desesperada, cuando, con un 0-0 que dejaba insatisfechos a los colchoneros, retiró a Sorloth y cambió el sistema, dejando al francés, al ’14’ y al campeón olímpico fuera de las posiciones en las que son más determinantes. Una mala pasada.
Mejor al principio que al final
Desde el primer minuto, el Atlético mostró sus intenciones ofensivas. La dupla formada por Riquelme y Samu Lino en el costado izquierdo fue un dolor de cabeza constante para la defensa perica, es cierto. Sin embargo, la falta de puntería y la actuación estelar del portero Joan García, en la que puede ser su despedida antes de poner rumbo a Londres para fichar por el Arsenal, frustraron una y otra vez los intentos locales.
El primer tiempo fue un asedio rojiblanco. Sorloth tuvo varias ocasiones claras, pero se topó con un García inspirado. Julián Álvarez, aún en proceso de adaptación al sistema del ‘Cholo’, también probó suerte sin éxito. Pasó inadvertido por el partido y no logró reemplazar a Antoine. Incluso Lino se estrelló en el poste en unos minutos mejorables, especialmente por parte de De Paul, pero entendibles, en tanto que Simeone había optado por la rotación y la correspondiente bajada de nivel que se espera en estos casos.
El Espanyol, por su parte, se limitó a resistir y aprovechar los contraataques hasta que, en la segunda mitad, Simeone movió el banquillo en busca de soluciones. La entrada de Griezmann, Barrios y Llorente dio un nuevo impulso al ataque atlético. El equipo local intensificó su presión y las ocasiones se sucedieron una tras otra, como viene siendo habitual, por el perfil derecho.
El ajuste de Simeone que lastró al Atlético
Aunque el Atleti jugó un partido mediocre, la polémica también estuvo presente. Riquelme vio cómo le anulaban dos goles por ajustados fueras de juego mientras que el Espanyol se aferraba con uñas y dientes al empate. La entrada de Walid Cheddira, mítico delantero marroquí recién llegado al club perico, en la recta final del partido dio un nuevo aire al ataque visitante.
A pesar de los esfuerzos del Atlético, que lo intentó por todos los medios, el marcador no se movió. El equipo de Simeone se topó con un muro defensivo y con la mala fortuna en los metros finales, resumidos en las piruetas que el técnico dio a su equipo tratando de hacerlo más ofensivo. La salida de Sorloth, primero, fue incomprensible. Después, que con el equipo titular sobre el campo, el ‘Cholo’ no tuviera paciencia y optara por descomponer su sociedad favorita para introducir a… ¡¡¡Reinildo!!!
El cambio para ganar el partido fue un defensa, sí. No es tan simple, porque el técnico argentino buscaba reconfigurar el equipo. Pero no le salió. El cambio a defensa de cuatro ahogó a Llorente arriba, obligó a Barrios a cambiar de perfil, dificultó la salida desde atrás en superioridad, pues Azpilicueta estaba anclado a la banda, y retraso a Griezmann. El único beneficiado fue Riquelme, aunque, claro, pasó a jugar de extremo puro con 74 minutos previos en sus piernas como carrilero. Difícil decidir un partido así. En fin, una mala noche de Simeone en su pizarra, que le cuesta puntos en casa ante un rival débil que, vaya usted a saber, no son decisivos el día de mañana.