Hace unos meses, un equipo de Legal Sport se desplazó a las inmediaciones del Santiago Bernabéu para encontrar la bufanda de Kylian Mbappé. Aún no era oficial, pero su llegada al Real Madrid sí era oficiosa. «Solo nos quedan dos bufandas. Y tiene pinta de que vamos a vender más de aquí a final de temporada», comentó un kiosquero. Hoy, en las horas previas a la presentación, se cumplió su predicción. Como si fuese un día de mayo, las calles que rodean al coliseo blanco estaban teñidas de blanco. Había camisetas de Vinícius, de Bellingham… y de Mbappé. El día había llegado: el Real Madrid iba a presentar a su afición al astro francés.
Desde mucho antes de primera hora, la gente hacía cola en las puertas del Bernabéu. Como no podía ser de otra manera por las fechas, los niños eran los otros grandes protagonistas. En sus ojos se podía ver la ilusión, y ni el calor podía quitarles la sonrisa de la cara. Ellos, que en su mayoría no habían nacido cuando el Real Madrid presentó a Cristiano Ronaldo, sabían que estaban a punto de ver algo que no olvidarían nunca. «Acabo de salir de trabajar, pero tenía que traer a los niños», nos confesó el padre de dos jóvenes aficionados. Por otra parte, también había grupos de madridistas más veteranos. Muchos, para qué mentir, venían de empalme tras la fiesta de la selección. Nadie se quería perder el día más esperado desde hace varios veranos en la Castellana. Y es que, mucho antes de que Mbappé gritase «Uno, dos, tres, ¡Hala Madrid!», los merengues lo tenían claro. La espera había merecido la pena.
En busca de la bufanda de Kylian Mbappé en los aledaños del Santiago Bernabéu
🌟 Una mañana con aforo de Champions para Mbappé
Para todos aquellos que han asistido al Bernabéu en un partido de Champions, la sensación era similar antes de la presentación de Mbappé. Había movimiento, pequeños puntos de venta ambulante y la sensación de que iba a suceder algo enorme. El optimismo estaba por las nubes. «Va a meter 17o goles solo en la liga», apuntó un aficionado que estaba esperando para entrar al estadio. No se puede decir que el madridismo no crea en su nuevo número ‘9’. Semejante optimismo se transportó al interior del estadio. El coliseo blanco estaba a rebosar, expectante a lo que pasaba por los videomarcadores. Cada video que salía se celebraba como un gol. La simbólica imagen de la firma del contrato fue la consumación de que sí, que era real.
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Cuando Mbappé se disponía a pisar el verde, el Real Madrid le tenía preparada una sorpresa a él y a su afición. Tras el vídeo en el que se repasa la historia del club, mostraron uno en el que se mostraba el camino del francés. La música y su letra casaba a la perfección con unas imágenes inéditas de su breve paso por el club y las que todos conocemos de su fútbol. Fayza Lamari, su madre, no tardó en emocionarse. Entonces, llegó el momento en el que apareció con sus nuevos colores. Su sonrisa era radiante. Inmediatamente, un déjà vu se apoderó de todos los presentes. Con su mera presencia, el francés nos había hecho viajar en el tiempo. Ya no estábamos en 2024, sino en 2009. Estábamos volviendo a ver la presentación de Cristiano Ronaldo.
Desde el escenario que le tenían preparado en el campo, Mbappé terminó de ganarse a su nueva afición. En un perfecto español, y acompañado de Zinedine Zidane y Florentino Pérez, dijo todo lo que cabría esperar, Esto, sumado al nuevo paralelismo con Ronaldo en el cierre de su discurso, hizo que el Bernabéu estallase de júbilo. Así, mientras repartía balones entre el público, el acto llegó a su final. Pero, paradójicamente, era lo que abría la puerta a una nueva era. Tras cerrar una temporada de ensueño, el madridismo le abre la puerta a un futuro esperanzador. Porque sí, siete años después, Mbappé ya está aquí.