La última prueba de preparación antes de que la Selección española ponga rumbo a Alemania para disputar la Eurocopa de 2024 fue ante Irlanda del Norte (5-1) y supuso una inyección de esperanza y confianza necesaria, puede que trascendental, para recargar los ánimos de algunas piezas cruciales del equipo de Luis de la Fuente. Pedri, Álvaro Morata o Fabián Ruiz, como goleadores y tres de los nombres más destacados del encuentro, brillaron, anotaron y volvieron a sentirse importantes con ‘La Roja’ enfundada. A todas luces, su empresa será fundamental e indispensable si España pretende aspirar a cotas altas en la EURO, por lo que hacer de esta serie de amistosos una manera de integrarles y rodarles podría haber sido todo un éxito.
🖌️ Jesús Navas y los centros al primer toque, vaya historia de amor.
𝘼́𝙡𝙫𝙖𝙧𝙤 𝙈𝙤𝙧𝙖𝙩𝙖 iguala a Silva como cuarto máximo goleador de la @SEFutbol con 3⃣5⃣ goles.
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— Teledeporte (@teledeporte) June 8, 2024
Pedri, de vuelta en España
El canario ya está aquí. Justo a tiempo. Y, visto lo visto, se trata de la mejor de las noticias que el combinado español en general, y De la Fuente en particular, podrían recibir a las puertas de un gran torneo de selecciones. Decir que Pedri es una pieza sin igual dentro de la convocatoria de ‘La Roja’ seguramente sea faltar a la verdad, pues el (hoy) ’20’ es un jugador sin parangón siquiera en la generación que se postula a decidir el futuro y el presente del fútbol nacional.
Sus dos goles sirven para recordar al mundo que el mayor talento español está de vuelta, para ilusionar a los suyos con un equipo que, ahora sí, junta a varios jugadores de posibilidades excepcionales y, en última instancia, para nutrir al propio Pedri de una confianza y un rodaje indispensables. Que el centrocampista culé se sienta cómodo e integrado, con fe para ejecutar, moverse entre líneas, jugar de espaldas y poner a España de cara, encontrar soluciones desde la frontal del área y cargar el punto de penalti es, en sí misma, es un upgrade para el resto del equipo.
Porque Pedri, además de lo que puede aportar por sí mismo, es un tipo de crack que hace mejores a los que le rodean. Tenerle robustece a los débiles, potencia a los buenos y ennoblece un equipo que, ahora, parece que podría tener algunos mimbres para dar la campanada en unas semanas. O, por lo menos, aspirar a darla.
En la misma línea que Pedri se sitúa Álvaro Morata. Capitán, veterano, estandarte y figura clave en el ecosistema español, el atacante atlético ha atravesado algunos meses ligeramente complicados que pusieron en contradicho su estatus, así como su rendimiento. Morata ha estado muy lejos de ser el líder que España necesitaba, fruto de su bajo rendimiento con el Atlético de Madrid, y por ello, se ha difuminado por completo. Pero con él, la gira de preparación y la elección de Irlanda del Norte como rival adquirieron todo el sentido del mundo. Un rival asequible, aunque en los primeros compases Le Normand se empeñase en demostrar lo contrario, que dejaba a España jugar y llegar a las bandas. Un contrincante con una defensa débil en la que un delantero, con la tormenta de llegadas que Lamine Yamal y Nico Williams por las bandas, podría hincar el diente.
Y Morata mordió. Su golito le pone en cuarto lugar en el ranking histórico de goleadores con España de todos los tiempos y, como en el caso del canario, le devuelve una confianza de vital importancia para soñar con que en la Eurocopa pueda rendir a su mejor nivel. Solo un buen Morata, por más que Oyarzabal, que volvió a anotar tras el hat-trick del otro día, presente su candidatura en firme, podría consagrarse como el delantero titular e indiscutible de España. Sus goles importan, pero su capacidad para derivar juego a los de su alrededor o para presionar sin la pelota importan más si caben. Si los amistosos sirvieron para traer de vuelta a Pedri y Morata, que vengan muchos más.