España está mal acostumbrada. Por lo menos, a nivel deportivo. Es frecuente, casi habitual, que emerjan jóvenes (y prometedoras) figuras en casi todas las disciplinas. Nadal tiene en Alcaraz a su sucesor, pero por detrás asoma la cabeza un niño que bien podría competirle el número 1 al murciano en unos años: Martin Landaluce.
🏆 Ganador del US Open Junior
Solo tiene 16 de años, pero el 2022 que ha cuajado invita a pensar que puede estar a la altura de los mejores en no demasiado tiempo. Se ha erigido como una de las grandes promesas tras encadenar 23 triunfos en el circuito Junior, coronarse en el US Open Junior y debutar en torneos ATP. En Gijón, hace apenas dos meses, le plantó cara a De Paul, 30 del mundo. Seguro que firmaría un 2023 la mitad de bueno.
🎾 Un tenista que lo tiene todo
Landaluce está bajo las órdenes de Óscar Burrieza. Con él entrena desde hace un par de años, en los que ha mejorado mucho tanto su drive como su desplazamiento en pista. Su altura (1,91 metros, de momento) le ayuda a servir bien y, como a su amigo Alcaraz, le gusta llevar la iniciativa de los puntos y se adapta fácilmente a cualquier superficie.
Otra de sus virtudes, que también comparten los dos españoles que están en la cima del ranking, es su enorme fortaleza mental. En una entrevista a El Español, Óscar Burrieza describe a Landaluce como un chico trabajador, humilde y fácil de llevar. Una excepción en los tiempos que corren, donde abundan los tenistas impacientes y fuera de control.
👨👧👧 Raíces tenísticas
La familia de Landaluce es una apasionada del tenis, de ahí que cogiese la raqueta desde muy pequeño. Siempre ha tenido a sus dos hermanos para entrenarse. Ahora ellos están becados en Estados Unidos, mientras el madrileño se debate todavía entre estudiar una carrera o dedicarse por completo al circuito profesional. Con las condiciones que tiene parece inviable vislumbrar un futuro que no pase por el tenis.
💥 El salto al profesionalismo
La mayoría de los tenistas de su edad transitarán los Futures. La idea de Landaluce, en cambio, es ir más allá. Priorizar los Challengers para ganar puntos ATP y aprovechar cada wild card que reciba para abrirse hueco en el circuito. Compaginar esos torneos es la fórmula más habitual. Después, entrenar y mejorar cada día. Para ello tiene tiempo, un buen equipo y el privilegio de poder asistir varias semanas al año a la academia de Rafael Nadal.
Repetir las gestas del balear es prácticamente imposible. Intentar emerger de la forma que lo ha hecho Alcaraz, una quimera. Landaluce tiene una historia propia por escribir que apenas acaba de empezar.