La vida de Howard Webb no debe haber sido fácil, aunque en 2023 la tenga resuelta. Muchos le reconocen por el polémico arbitraje en la final de la Copa del Mundo de 2010; alguno que otro pensará en él cuando necesite que le quiten una multa. Porque, efectivamente, todos hemos sido cocineros antes que fraile y él fue Policía antes que colegiado. Para la Football Association inglesa (FA), desde el año 2000, e internacional por la FIFA desde 2005. Llegó a compaginar ambas labores por un tiempo, de hecho. Se le acumularían los menosprecios, conociendo a la sociedad.
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A decir verdad, es complicado no empatizar con Howard Webb por lo sucedido aquella tarde del 11 de julio de 2010 en el Soccer City de Johannesburgo. Un partido bronco como pocos, en el que pitó la friolera de 47 faltas en 120 minutos más los descuentos: 28 de Países Bajos y 19 de España, el récord de amarillas en una final mundialista.
Cinco para ‘La Roja’ y diez para la Oranje, una doble a John Heitinga, que terminó expulsado en el 109 de la prórroga, poco antes del gol de Andrés. Por mucho que el encuentro tuviese alargue, resulta una barbaridad pensar en que se cometió una infracción cada dos minutos de media, si contamos el tiempo efectivo de juego. Y, aun así, todavía hay quien dice que el colegiado inglés fue demasiado permisivo, con parte de razón también.
Desde territorio ibérico, se recuerda esa cita con una sonrisa de oreja a oreja, pero no tanto la actuación arbitral. Todo pudo cambiar si Robben hubiera marcado el mano a mano ante Casillas, que no fue la única ocasión de la que dispuso la Oranje en la final. En ese caso, nos habríamos acordado mucho más a menudo de la desproporcionada entrada de Nigel de Jong a Xabi Alonso, que le tatuó los tacos en la caja torácica a los 28 minutos de encuentro. El propio Howard Webb admitió a posteriori que no vio bien la acción y que si hubiera dispuesto de VAR, cosa que entonces todavía no existía, le habría mostrado la roja directa.
Nos podríamos haber acordado también, más de lo que lo hacemos, de las muchas entradas que le hizo Mark van Bommel a un Andrés Iniesta que pensábamos que tenía horchata en las venas, pero que terminó fuera de sí, desgañitado en sus protestas a Howard Webb por el marcaje personal que le hizo el actual entrenador del Royal Antwerp. Sin embargo, quienes recuerdan mucho el nombre del nativo en Rotherham, que nada tiene que ver con Róterdam, son los neerlandeses. Fundamentalmente, por no haber decretado un córner a su favor en la acción previa al tanto que cambió la historia del fútbol en España.
👮 ¿A qué se dedica ahora Howard Webb?
La vida de Howard Webb ha estado ligada a dos de sus grandes pasiones: el fútbol, como muchos podrán intuir, pero también el Cuerpo de Policía. Viene de familia. Su padre también fue colegiado, aunque mucho más desconocido que él. Elevó demasiado su listón, después de ser nombrado mejor árbitro del planeta por la FIFA en el mismo 2010, cuando se convirtió en el primero en pitar una final de Champions y otra del Mundial.

Casi una década después de su retirada como colegiado profesional, Howard Webb sigue ligado al arbitraje.
Sin embargo, Howard Webb ingresó en 1993 en la Policía de South Yorkshire, hasta que en 2008 pidió una excedencia para poner todos sus empeños en el arbitraje. Tuvo que labrarse su camino con una agenda completa, no exenta de animadversión en los dos ámbitos. Se retiró del fútbol profesional en 2014 y fue entonces cuando retomó sus labores como agente de seguridad, sin abandonar la otra rama.
Siempre le gustó eso de velar para que se cumpliese la ley. Tanto, que actualmente es el director de la asociación inglesa de árbitros (IFAB), encargada de debatir muchos de los cambios de reglamento en el fútbol mundial; y que su actual pareja, Bibiana Steinhaus, también se dedica al arbitraje y ejerce como policía en Alemania. Estaban hechos el uno para el otro. Como para quitarles el mando de la tele sin permiso…