El talento no entiende de fronteras. Una persona con un don especial es brillante en cualquier lugar del mundo si dispone de las herramientas para demostrar su habilidad. Y si para llevar a cabo esa función solo se necesita un balón de fútbol, las posibilidades se multiplican exponencialmente. La Copa del Rey de esta temporada 2023/2024 nos ha dejado varias historias emocionantes. Un torneo donde los focos se centran en los más modestos y en el que las particiones por divisiones se difuminan.
De entre todos los partidos destacó en los dieciseisavos de final el derbi canario entre Tenerife y Las Palmas. Un encuentro que cayó del lado del equipo de Segunda división (2-0). Pero más allá del resultado, el choque reveló una historia de valentía y superación: la de Aboubacar Bassinga. El joven jugador costamarfileño llegó a la isla en 2020 con 15 años, totalmente solo y en una patera. Como es lógico, ha tenido que pelear mucho para tener esta oportunidad, tanto dentro del campo, como, sobre todo, en términos burocráticos y de vida. Pero su debut con Las Palmas le convirtió en el primer jugador formado en los Proyectos Sociales del club que alcanza la Licencia Federada.
🥹 La rocambolesca historia de Aboubacar Bassinga
Por desgracia, es más que habitual ver como muchos africanos se lanzan a ciegas al mar huyendo de su país con el anhelo de alcanzar una vida mejor. Bassinga, nacido el 13 de julio de 2005 en Costa de Marfil, fue uno de ellos. En febrero de 2020, con tan solo 14 años, se encaramó a una patera con el sueño de encontrarse con un familiar que le esperaba en Francia. Sin embargo, la brisa del destino le llevó a Arguineguín, cuna de grandes talentos en el fútbol español. En Gran Canaria llegó sin familia y fue retenido. El fútbol, como en tantos otros casos, fue el refugio al que Aboubacar se agarró ante la incertidumbre de qué iba a ser de él. Lo que todavía no sabía era que aquello, además de terapéutico, iba a ser una oportunidad para echar raíces en el destino donde por casualidad había terminado. A veces, las cosas pasan por algo.
Las Palmas cuenta con una sección en su cantera, Las Palmas D, para que los jóvenes con riesgo de exclusión social puedan crecer de la mano del fútbol.
El centrocampista zurdo fue captado por Las Palmas, avisado por quienes le habían visto despuntar en pachangas callejeras. Un taxista ejerció como vehículo futbolístico al avisar a Manuel Rodríguez ‘Tonono’, el director de la cantera del club canario, de la habilidad del jugador. Decidió ir a comprobar con sus propios ojos las palabras que habían escuchado sus oídos y lo que vio le convenció. Bassinga se unió a Las Palmas D, una sección fundada en 2016 con la colaboración de la Jueza de Menores, Reyes Martel, gracias al programa UP2U (Depende de ti), para la inserción social de jóvenes con riesgo de exclusión social.
El costamarfileño creció allí, tanto en lo futbolístico, como en lo vital, y en verano, ya con 18 años cumplidos, pudo dar el salto al juvenil de Las Palmas. Su camino hasta la estabilidad no ha sido fácil. Tuvo que integrarse, estudiar y poner todos sus papeles en regla. En cuanto a la enseñanza, se decantó por la cocina. Y a fuego lento ha ido cocinando su mejor plato. Solo le ha hecho falta el buen gusto de Pimienta para hacer su sueño una realidad. 1424 días después de llegar a Gran Canaria en patera pudo debutar con el primer equipo de Las Palmas en la Copa del Rey.
El fútbol ha sido su salvavidas y ahora puede ser también un salvoconducto para toda su familia. Bassinga llegó pidiendo perdón, pero ya es uno más. Como en su día pasó con la familia Williams, que se hicieron un hueco en Bilbao, donde ahora triunfan Iñaki y Nico en el Athletic. La cruda realidad, el sueño del fútbol y una lucha por sobrevivir. Todo se une en el relato de Aboubacar Bassinga, que espera seguir escribiendo con letras de oro más historias con un balón cosido a sus pies.
