En un primer artículo sobre las aplicaciones de la medicina regenerativa al deporte, abordamos las denominadas terapias celulares, es decir, el plasma rico en plaquetas y las células madre mesenquimales.
En esta segunda entrega, nos centraremos en otras dos categorías de terapias: la ingeniería de tejidos y la activación de la capacidad natural del cuerpo para curar tejidos sin introducir nuevas células; y terminaremos esta aproximación a las posibilidades de la medicina regenerativa exponiendo una serie de conclusiones sobre el uso de las terapias celulares antes citadas.
La ingeniería de tejidos
A través de esta terapia, se reemplaza o repara el tejido dañado con tejido natural, tejido artificial o una combinación de ambos.
En medicina deportiva, las técnicas de ingeniería de tejidos se utilizan, por ejemplo, para tratar lesiones de cartílago mediante injertos de este tejido, cultivado a partir de condrocitos sanos obtenidos del propio deportista.
Suelen ser técnicas quirúrgicas realizadas en dos tiempos:
– En una primera intervención, se extraen, mediante artroscopia, fragmentos del cartílago sano, de donde se obtienen las células que son cultivadas en laboratorio.
– A su vez, con el cultivo, se consiguen láminas de cartílago que, en una segunda intervención, serán utilizadas para la reparación de los defectos preexistentes en la articulación dañada.
La activación de la capacidad del cuerpo
Estas terapias intentan activar la capacidad natural del cuerpo para curar tejidos sin introducir nuevas células o tejidos.
Un ejemplo de esta categoría sería la proloterapia, consistente en inyectar un irritante en el área lesionada, aumentando temporalmente la inflamación con el objetivo de que esta inflamación adicional facilite la curación.
Como irritante puede ser utilizados el plasma rico en plaquetas (PRP), pero la proloterapia no es, por definición, una terapia celular. De hecho, el irritante más utilizado es la dextrosa, un azúcar simple. También se pueden usar sustancias tales como la glicerina o una solución salina.
En comparación con otros tratamientos de medicina regenerativa, como las inyecciones de células madre y los PRP, estas terapias no cuentan con el suficiente respaldo de la evidencia científica y requieren, por lo tanto, profundizar adicionalmente en su estudio para poder establecer su eficacia de forma rigurosa.
Indicaciones de los tratamientos con terapias celulares
Por ello, interesa cerrar estas líneas con una reflexión final sobre las terapias que gozan de mayor evidencia científica, como son las terapias celulares.
Los tratamientos con estas terapias están indicados, por un lado, en los casos de patologías del sistema músculo esquelético en los que los otros tratamientos conservadores no han obtenido un resultado satisfactorio; y, por otro, en los que, dadas las características de los pacientes, como es el caso de los deportistas, se quieran acortar los periodos de convalecencia sin comprometer la resolución completa del problema.
La elección entre PRP y/o células madre mesenquimales (CMM) vendrá determinada por las características y extensión de la lesión. Obviamente, son los especialistas lo que han de asesorar al paciente sobre la conveniencia de aplicar una u otra terapia.
¿Quiénes pueden someterse a estos tratamientos?
No existen criterios definitivos para determinar quién es apto para ellas, pero sí existen algunas pautas generales, entre las que se incluyen las siguientes:
- Fracaso de la fisioterapia para mejorar la función y aliviar el
- Intolerancia a los medicamentos
- Alteración de la actividad diaria como consecuencia del
- Fracaso o falta de indicación de tratamientos quirúrgicos.
¿Son seguros estos tratamientos?
Como regla general, los riesgos que implican estos tratamientos son bajos. Entre ellos, se encuentran los inherentes a la técnica utilizada y a la localización en la que se apliquen; y podrían consistir en infecciones, sangrado .etc.
La posibilidad de rechazos y/o reacciones alérgicas se minimiza al utilizar productos que han sido extraídos del propio paciente.
Los posibles riesgos deben ser explicados por los especialistas y comprendidos por el paciente; y ha de mediar siempre un consentimiento explícito por parte de este.
En todo caso, la regeneración de órganos o tejidos, que hasta hace unos años se consideraba como imposible o perteneciente a obras de ciencia ficción propias de Isaac Asimov, se ha convertido en una realidad capaz de cambiar la perspectiva con la que afrontar la recuperación de las enfermedades vinculadas con el deporte.
No obstante, es necesario seguir realizando estudios de calidad a gran escala que permitan establecer la verdadera eficacia de la terapia regenerativa.