El pasado fin de semana se vio una imagen que dejó helado al mundo del fútbol. Etienne Vaessen, portero del RKC Waalwijk neerlandés, hizo que saltaran las alarmas después de recibir un fuerte golpe fortuito en la cabeza por parte de un jugador del Ajax. Vaessen se encuentra fuera de peligro, aunque los servicios médicos tuvieron que actuar de urgencia para evitar que el guardameta se tragase la lengua, lo cual no hace más que alertar de la necesidad de que en toda práctica deportiva haya un responsable que conozca la forma de actuar ante posibles conmociones cerebrales.
🤔 ¿Cómo detectar una conmoción cerebral?
Para conocer más al detalle este tipo de lesiones hablamos con Juan Pablo Romero, neurólogo y profesor en el hospital Beata María Ana de Madrid. «Es importante diferenciar una contusión de una concusión. Las primeras, se corresponden con un traumatismo más localizado, con posible sangrado y daño del tejido. La concusión se trata de una lesión más generalizada, menos grave, que se manifiesta a través de problemas cognitivos o psicológicos que pueden durar unos meses».
Las anomalías menores no son visibles a simple vista, ni tampoco en los estudios de diagnóstico por imágenes. Por tanto, sabremos que hay un daño cerebral «cuando existan alteraciones motoras o cognitivas. Si una persona tiene una pérdida de consciencia o amnesia, estaremos ante un traumatismo craneoencefálico moderado. Estos requieren observación hospitalaria de, mínimo, seis horas, para comprobar su comprensión, habla, movimiento, etc.», señala el neurólogo.
🚑 ¿Cómo actuar?
Juan Pablo nos comenta que lo ideal es que en cualquier tipo de práctica deportiva haya una persona con un cursillo de primeros auxilios, que sepa qué hacer en este tipo de situaciones más detalladamente: «Se debe inmovilizar a la persona y si tiene náuseas o vómitos se le debe colocar de lado para que esos vómitos no obstaculicen la vía aérea, con cuidado de no mover mucho el cuello». El diagnóstico es clínico, por lo que los servicios médicos deportivos deben actuar de inmediato, aunque no sustituyan la función de los especialistas.
El tratamiento depende de las lesiones, tal y como nos cuenta el doctor. «Puede haber casos en los que se trate de una mera contusión u otros más graves como hemorragias o daños cerebrales graves. Estos requerirían una hospitalización prolongada. El casco no es necesario después de una lesión craneal como una fractura, pero sí es recomendable proteger la zona. Realmente, la clave está en esperar a que la lesión se recupere antes de retomar la práctica deportiva y que no haya riesgos de refractura. También es importante corregir las conductas que hayan podido provocar esa lesión». Lo idóneo es que la actividad se reanude de forma paulatina.
«Un estudio de 2019 reveló que hay una incidencia global de concusión entre jóvenes atletas del 12.1% y que existe un riesgo dos veces mayor en personas de 18 que de 13 años. Los que ya sufrieron estos daños, tienen entre tres y cinco veces más riesgo de sufrir una nueva lesión en la zona afectada«, concluye Juan Pablo.
🙄 Los casos más recordados en el fútbol
Uno de los casos más recordados en España es el de Pepe, exdefensor del Real Madrid, que en 2012 chocó de forma brusca con un compañero y padeció una pérdida transitoria de la memoria. Tiempo después, cuando el luso ya se encontraba recuperado, se supo que en los vestuarios Pepe dejó una frase tan cómica, como alarmante en un principio: «Me llamo Pablo. ¿Qué hago aquí?». Otra conmoción cerebral que trascendió fue la de Christoph Kramer, quien tuvo que ser sustituido en la final del Mundial de 2014 y, pese a que retomó la práctica deportiva y que ha desarrollado su carrera con total normalidad hasta el día de hoy, no recuerda nada de lo sucedido.
En 2020 se produjo uno de los casos mediáticos más recientes. Raúl Jiménez tuvo parado un Wolverhampton – Arsenal durante muchos minutos, al chocar contra un defensor. El atacante mexicano se perdió casi un año de competición, a consecuencia de la fractura craneal sufrida. Similar a lo que sucedió con Petr Čech, icónico portero ya retirado que desarrolló la mayor parte de su carrera en el Chelsea. El jugador checo usó siempre un casco desde entonces, después de recibir un rodillazo en un partido ante el Reading en 2006. Su fractura de cráneo con hundimiento también le obligó a apartarse de las canchas durante varios meses.
🧑⚖️ Un cambio más para prevenir daños
La IFAB, en 2020, aprobó una nueva norma para combatir las conmociones cerebrales. La principal novedad fue la inclusión de sustituciones adicionales (una o las que sean necesarias) para cualquier competición que se rija por el reglamento de la International Football Association Board. «La IFAB cree firmemente que, ante la duda de si se ha producido una conmoción, debe protegerse al jugador excluyéndolo de forma permanente del partido. La priorización de la salud no debe perjudicar al equipo del jugador lesionado, dejándolo en inferioridad numérica. Se reduce, además, la presión que sufre el personal médico, al tener más tiempo para examinar al jugador».
Las penas a las que podría enfrentarse Pogba tras su positivo
Con este procedimiento conservador, que busca salvaguardar la integridad física de los deportistas, nace también un nuevo dilema para los colegiados, que tendrán que evaluar cada situación después de dialogar con los servicios médicos del club en cuestión. Por pura lógica, la mayoría se curan en salud y confían en la veracidad de los sanitarios, aunque también pueden darse casos en los que un equipo aproveche esta situación para poder efectuar una sustitución más. Hecha la ley, hecha la trampa.