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Suplementos dietéticos (2): estimulantes, productos para partición de nutrientes y supresores del apetito

En un artículo previo, expusimos una serie de informaciones y consideraciones generales sobre los suplementos dietéticos y sobre la obesidad, comentando asimismo el caso particular de los productos más comunes que bloquean la absorción de macronutrientes (Phaseolus vulgaris y Chitosan).

En este, vamos a cerrar el panorama sobre los suplementos dietéticos, centrándonos en otros tres grupos: los estimulantes que aumentan el metabolismo, los suplementos que producen la partición de nutrientes y los productos saciantes.

Estimulantes que aumentan el metabolismo

Su mecanismo de acción se basa en el incremento del metabolismo, con lo que aumenta la cantidad total de energía gastada y/o disminuye el apetito.

Dentro de este grupo, los más comunes son:

— Cafeína. Puede contribuir potencialmente a la pérdida de peso o prevenir el aumento de peso mediante el aumento de la termogénesis o el aumento de la oxidación de grasas. Se encuentra presente en el café, el té, la guaraná, el mate y otras hierbas.

Sus efectos dependen de la dosis y pueden actuar de forma sinérgica con otros estimulantes, tales como la efedrina, la efedra y la nicotina. La capacidad para controlar o reducir el peso es muy limitada. Así lo demuestran los estudios publicados, debido fundamentalmente al desarrollo de tolerancia al compuesto.

Los efectos adversos dependen de la dosis y de la susceptibilidad individual. Los más frecuentes son la alteración del sueño, la agitación, el nerviosismo y, en casos más severos, taquicardia, náuseas, vómitos e, incluso, convulsiones.

— Té verde. Sus mecanismos de acción incluyen la reducción de la capacidad de los adipocitos para acumular grasa, la disminución de la absorción de grasas, el aumento de su oxidación y el aumento de la termogénesis.

Los estudios publicados señalan que existen varios factores que pueden influir en el efecto del preparado, como su suplementación con té verde en las comidas, la dosis, la edad de la persona que lo ingiere, su origen étnico, su estado de salud y su tamaño corporal.

Como infusión, el té verde es seguro. En cambio, el extracto de té verde puede ocasionar estreñimiento, malestar abdominal, náuseas y aumento de la tensión arterial.

— Efedra. Se trata de una planta que contiene un principio activo denominado efedrina y Actúa aumentando la liberación de norepinefrina y epinefrina, que incrementan, a su vez, la termogénesis, la frecuencia cardiaca, la presión arterial y el estado de alerta. Así pues, aumenta el metabolismo y, además, reduce el apetito.

No obstante, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) la prohibió en los suplementos dietéticos en 2004 y figura asimismo en la lista de sustancias prohibidas en el deporte.

Entre sus efectos secundarios, se encuentran náuseas, vómitos, alteraciones en el estado de ánimo, presión arterial alta, ritmo cardiaco anormal, apoplejía, convulsiones, ataque cardiaco e, incluso, la muerte.

— Naranja amarga (citrus aurantium). Contiene alcaloides de sinefrina y se ha utilizado para reemplazar la efedra en muchos suplementos dirigidos a disminuir el peso.

Su acción teórica consiste en un incremento del consumo de calorías, una activación del metabolismo de las grasas y una reducción del apetito.

La evidencia de su efecto para reducir peso es muy limitada y los estudios existentes ponen en entredicho la seguridad del producto. Se han descrito síntomas tales como dolor torácico, ansiedad, cefalea, taquicardia y aumento de la tensión arterial.

Partición de nutrientes

Las sustancias que pertenecen a esta categoría funcionan, teóricamente, provocando una modificación en el metabolismo de las grasas o de los carbohidratos, lo que aumenta la masa corporal magra y reduce la grasa corporal. Los principales son:

— Calcio. Se trata de un mineral fundamental para múltiples funciones orgánicas. El incremento de la ingesta de calcio se ha relacionado con un peso corporal más bajo y/o una disminución en la tendencia a su incremento.

Los mecanismos de acción propuestos hacen referencia a un incremento de la quema de grasas y una disminución del apetito, si bien estos no han podido ser corroborados por la evidencia científica. Por lo tanto, la suplementación con calcio no parece que ayude a la pérdida de peso.

En las dosis habitualmente recomendadas (de 1.000 a 1.200 mg/día), su uso terapéutico es seguro. En dosis superiores, puede provocar estreñimiento y disminuir la absorción de hierro y zinc. Un riesgo añadido es la aparición de cálculos renales.

— Ácido linoleico conjugado. Es uno de los dos ácidos grasos necesarios y esenciales en la dieta.

Al isómero de este elemento se le ha atribuido la capacidad de disminuir la masa grasa, incrementando la masa magra. Este efecto ha sido evidente en estudios realizados en animales, pero no ha podido ser reproducido en humanos. Por lo tanto, no existe evidencia suficiente como para recomendar su uso para potenciar la perdida de grasa.

Como efectos secundarios, se han descrito trastornos digestivos. Además, algunos isómeros podrían aumentar la resistencia a la insulina.

— Picolinato de cromo. El cromo (Cr) es un metal traza necesario y esencial para regular algunas funciones metabólicas.

Según algunas hipótesis, aumenta la masa muscular magra y promueve la pérdida de grasa, al mismo tiempo que mejora los efectos de la insulina. No obstante, los estudios publicados no han encontrado ningún efecto de la suplementación con Cr sobre la composición corporal o el peso.

Los efectos secundarios pueden aparecer con dosis superiores a las recomendadas e incluyen cefaleas, mareos, debilidad, náuseas, vómitos, estreñimiento y urticaria.

Supresores del apetito

— Fibras solubles (glucomanano, goma guar). Se supone que el efecto de las fibras solubles sobre el peso corporal viene determinado por dos mecanismos: por un lado, absorben agua en el intestino y aumentan la sensación de saciedad y plenitud, lo que se traduce en una disminución de la ingesta de alimentos; y, por otro, la fermentación de la fibra soluble en el intestino genera ácidos grasos de cadena corta involucrados en la producción de hormonas intestinales relacionadas con la saciedad.

Los estudios muestran un efecto muy limitado sobre la pérdida de peso. En el caso del glucomanano, sí parece tener efecto sobre el control de las cifras de colesterol, triglicéridos y niveles de glucemia.

Su uso es relativamente seguro en las dosis habitualmente recomendadas, pero se han documentado efectos relacionados con el aparato digestivo (dolor abdominal, flatulencia, diarrea, etc.).

— Hoodia gordonii. Es una planta originaria del sur de África a la que se le atribuye la capacidad de reducir el apetito, vinculado a la presencia de un compuesto alcaloide esteroideo de origen vegetal denominado

No existe evidencia científica de que reduzca el apetito en humanos. Además, podría no ser segura y generar efectos secundarios, tales como mareos, náuseas, vómitos, y aumento de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial.

En conclusión

Como reflexión general, podemos concluir que la mayor parte de los suplementos analizados no cuentan con la suficiente evidencia científica que sustente su recomendación para ser utilizados con el objetivo de perder peso.

A su vez, los que han sido estudiados con mayor profundidad (té verde, fibra, etc.) tan solo han mostrado efectos muy moderados, si bien estos productos podrían servir de complemento a un estilo de vida saludable para controlar el aumento de peso.

Por lo tanto, es responsabilidad de los profesionales de la salud asesorar correctamente a todas las personas, en general, y a los deportistas, en particular, sobre la mejor manera de alcanzar sus objetivos, evitando que usen productos que pueden tener efectos perniciosos sobre su salud e incluir en sus fórmulas ciertas sustancias prohibidas.

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