La temporada pasada fue complicada en Baviera. Pese a que el Bayern de Múnich acabó ganando la liga (hay cosas que no cambian nunca), dejaron claro que no iba bien con el motín que hubo en el vestuario contra Nagelsmann y su eliminación en Champions ante el Manchester City. Por primera vez en mucho tiempo, de eficiencia alemana había poco. Era de esperar un gran movimiento en el mercado, buscando principalmente un delantero que llenase el hueco de Robert Lewandowski. Tras mucho tira y afloja, consiguieron fichar a Kane. Dejando de lado su debut con derrota en la Supercopa Alemana, los brotes verdes son más que evidentes. Con el inglés al frente, es imposible no hacerse la pregunta. ¿El Bayern vuelve a ser lo que era?
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💯 Kane, el delantero perfecto
Era evidente que Harry Kane iba a caer de pie en Múnich. A lo largo de sus años en el Tottenham, el inglés ha estado cerca de ser el delantero perfecto. Iban pasando los entrenadores con sus peculiaridades y estilos contrapuestos, siendo él la única seguridad que tenían los suyos. Daba igual lo que tuviese alrededor, pues él aprendió a ser tremendamente autosuficiente si lo que requería su equipo. Y si no, dentro de su apariencia de delantero clásico de las Islas Británicas, estaba el alma de un fino asistente. Quizás los habría mejores, pero él siempre era perfecto para su equipo. Poco más se le puede pedir al atacante. En el Bayern, por supuesto, no podía ser de otra manera.
Quitando ese borrón de la Supercopa de Alemania, su debut en la Bundesliga fue con gol y asistencia. El 0-4 ante el Werder Bremen demuestra lo que puede ser Kane para el Bayern de Múnich. Fue la referencia del equipo, siendo un desahogo constante para el juego directo y uno más cuando tocaba abrir defensas cerradas. Por ello, aunque sea ante un rival de menor entidad, es un pequeño aperitivo de lo que puede ser para el Bayern de Múnich. Es, a efectos prácticos, una suerte de viaje en el tiempo hacia los mejores momentos de Robert Lewandowski.
No entraremos en debates sobre quién es mejor entre ambos atacantes, pero sí es evidente que los dos entran en esa terna de delanteros de absoluta élite. El Bayern ahora tiene la pegada que perdió con la salida del polaco. Y eso, indudablemente, hace que el equipo de Thomas Tuchel suba un escalón.
Pese a empezar perdiendo la Supercopa, Kane se ha mostrado muy participativo en sus primeros compases en el Bayern.
⚽ ¿Cómo encaja en Múnich?
Los años de inestabilidad vividos en el norte de Londres hacen de Kane un delantero tremendamente adaptable. Hubo momentos de su carrera en el Tottenham en los que parecía más un quarterback que el delantero centro, creando una asociación muy sólida con Heung-Min Son. Esto, para la potentísima línea de tres cuartos del Bayern, es una bendición. Jamal Musiala podrá apoyarse mucho en él, así como que Sané y Gnabry pueden ser una versión 2.0 de lo que vimos con Son. Pese a ser extremos que juegan por su banda natural, tienen una facilidad tremenda para hacer diagonales y aparecer en zonas de remate. Cuando Kane baje a recibir y asociarse con Musiala, está claro quiénes serán los principales beneficiados.
Además, para Thomas Tuchel es un bote salvavidas. Durante su estancia en el Chelsea, ya intentó meter a Romelu Lukaku como un delantero referencia en su esquema de tres centrales. Y es que, cuando se atasca el juego de los suyos en salida, bueno es tener a alguien capaz de bajar el esférico arriba y aguantarlo. Kane es, a diferencia de Lukaku, un delantero mucho más aseado a la hora de hacer esa labor. Puede que no haya ganado títulos a lo largo de su carrera, pero está más que claro que ha nacido para jugar esos grandes partidos. Por sus lecturas y versatilidad, le permite a Tuchel hacer cualquier cambio posible en el sistema, invitándole a ser intervencionista. Esto, para un entrenador de la escuela alemana, es una bendición: sabe que su estrella responderá ante cualquier escenario.
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💢 El gafe de los títulos, el gran enemigo de Kane
Pese a que en lo futbolístico es evidente que merece cada euro pagado en el traspaso, en lo emocional hay algo preocupante. Como es bien sabido, no ha ganado nunca un título. Parece estar acompañado de un gafe de dimensiones faraónicas, de esos que van de la mano del futbolista. «Fue muy bueno, pero…», o algo similar me estoy viendo venir. Todo esto se acentuó en esos primeros 26 minutos con el Bayern de Múnich, cuando jugó la Supercopa de Europa. Los alemanes habían ganado seis de las últimas siete, y todo apuntaba a una tarde plácida para ellos. Podía ser el primer título de Kane, el que borrase cualquier nubarrón en su palmarés. El RB Leipzig ganó 3-0, dejando al inglés de nuevo con las manos vacías. Se desató la tormenta en las redes: el gafe era real.
Al menos, para el Bayern, el contragafe es una racha histórica de títulos. Son 11 Bundesligas consecutivas las que llevan los bávaros, y tienen a un jugador talismán. Kingsley Coman ha ganado el título de liga en cada temporada en la que ha sido profesional, siendo un hito prácticamente irrepetible. Los dos datos son la resistencia ante el supuesto gafe de Kane, pudiendo quedar solo uno de ambos bandos en pie al final de temporada. Por ello, este año es la batalla de la realidad contra la narrativa en el Allianz Arena. Desde el punto de vista realista, Kane pone al Bayern de Múnich como candidato a todo. Desde lo emocional, todo puede irse al garete. Comienza la campaña más importante de la carrera del delantero inglés.
