El equipo de moda en Chipre es el Aris Limassol. Un histórico que, hasta hace un año, tenía sus vitrinas vacías, pero que ahora ejerce como rival a batir. Y, de por medio, encontramos a una de las aficiones más extrañas de Europa, que se escudan en ese lema de más vale calidad antes que cantidad. Nos detenemos a conocer qué hace tan especial a este proyecto emergente.
👨👩👧👦 La peculiar afición del Aris Limassol
Si uno revisa los partidos como local del Aris Limassol se topa con una rareza importante. ¿Cómo puede ser que la ciudad ubicada en la costa sur del país, con más de 100.000 habitantes, no llene habitualmente ni un 10% de un estadio con capacidad para 13.000 espectadores? Lo más lógico sería pensar en precios prohibitivos, pero no van por ahí los tiros. ¿Tal vez, la crisis de resultados haya desesperado a sus hinchas? Nada más lejos de la realidad. El Aris Limassol vive el mejor momento deportivo en sus 93 años de historia.
El motivo, más bien, atiende a un desinterés de los ciudadanos hacia este plantel en particular y no hacia el fútbol en Limassol. El Aris no es un equipo que tenga con una gran masa social, sino todo lo contrario… ¡apenas cuenta con 300 socios! De media, en sus compromisos europeos, consigue que acudan 3.900 aficionados al Limassol Arena. Solo el Backa Topola serbio tiene peores números de asistencia, un debutante en la Europa League, con un recinto cuya capacidad apenas alcanza los 5.000 aficionados.
El no va más del asunto está en que, paradójicamente, los aficionados del Aris Limassol logran unos ambientes únicos, por la originalidad de sus pancartas o por su sonoridad basada en charangas, creadas con instrumentos de viento como trompetas y de percusión como los bombos. Un clima más propio del fútbol sudamericano o de unas fiestas de pueblo, que de un país mediterráneo que juega competiciones europeas. Debieron pensar que, ya que eran pocos, tenían que hacerse notar de alguna manera.
Otra de sus particularidades reside en que su community manager tiene un sentido del humor bastante picantón, con el cine como gran inspiración, para paliar que sus seguidores no son especialmente cuantiosos. Sus tweets, a diario, se asemejan más a los de perfiles out of context que a las cuentas de un club de fútbol verificado.
I'm Tom and welcome to my channel! 😼 pic.twitter.com/8lNNgp8UiL
— Aris Limassol FC (@ArisLimassol) October 31, 2023
💸 Campeón impulsado por el capital extranjero
Hasta el pasado curso, la hazaña deportiva más reseñable del Aris Limassol había sido disputar la final de la copa nacional en 1989, con derrota ante el AEL Limassol. A diferencia del Aris, este sí es uno de los equipos más seguidos y laureados de Chipre, junto al Apollon Limassol, ambos de la misma ciudad, lo que evidentemente le resta muchos reflectores a nuestros protagonistas.
El Aris Limassol, lejos de luchar por ganar títulos, ha sido tradicionalmente un equipo ascensor. Histórico y, de hecho, uno de los miembros fundadores de la Asociación de Fútbol de Chipre en los años 30, pero ni siquiera asentado en la primera división del país. Todo cambió cuando uno de los muchos inversores extranjeros que han llegado al fútbol chipriota, en 2021, impulsó su proyecto a golpe de talonario. El hombre en cuestión es Vladimir Fedorov, empresario de orígenes rusos y nacionalidad búlgara, que ejerce como presidente de la entidad.
Esa misma 2021/2022 fue cuarto y se clasificó, sin precedentes, para disputar una competición europea como la Conference League. Y, al año siguiente, se coronó como campeón de liga por primera vez, cuando hasta entonces nunca había ganado ningún título. Esta es la historia del nuevo gigante de Chipre. Uno cuyo crecimiento no invita a empatizar demasiado con ellos, pero en el que sus fieles tienen un carisma que sí merece la pena seguir de vez en cuando. Como mínimo, para ver cómo se lo pasan.