Se ha hecho de rogar, vaya si se ha hecho de rogar. El 28 de marzo de 2023 ha sido la fecha del redebut de Paul Pogba con la entidad turinesa, cuando ya era carne de memes de «tardas más que Pogba en debutar con la Juventus». Pero aquí está, el hijo pródigo volvió a pisar un rectángulo de juego en la Serie A, para ilusionar a la Vecchia Signora en el Derby della Mole contra el Torino 2.474 días después de su marcha al Manchester United, a cambio de más de 100 millones de euros.
En su momento, Pogba fue el fichaje más caro de la Premier League y el centrocampista que más dinero movió del mundo con un solo traspaso. Su primer impacto no fue para tirar cohetes, aunque sí dejó destellos del futbolista que es y, sobre todo, del que puede ser. Uno al que si las lesiones no vienen a verle, puede resultar como un tiburón en un río de agua dulce. Desconcertante, pero amenazador para su especie y para los contrarios. Convivir con Paul no es sencillo, pese a tener partidos de crack Mundial.
🦓 ¿Es Pogba lo que necesita la Juventus?
Atributos futbolísticos siempre ha tenido. Recorrido —aunque vaya mejor hacia delante que para atrás—, creatividad regateadora, pase vertical tenso para poner a correr a sus compañeros, disparo lejano con posibilidades, una relación de zancada, potencia y elasticidad envidiable…
Lo primero puede ser muy útil en un equipo falto de pegada y presencia en el área rival. Lo segundo, canela para endulzar los ataques muchas veces insípidos de los de Allegri. Y, lo tercero, como darle un bote de pintura a un niño. Di María, Kean y Vlahović piden a gritos un centrocampista que acelere el juego como Pogba tantas veces ha hecho en la selección francesa.
Esa naturalidad de Pogba para recibir de espaldas y limpiar rivales puede ser oro si interpreta bien dónde y cuando hacerlo, en una liga donde los marcajes férreos están a la orden del día. Dentro de un centro del campo de la ‘Juve’ en el que, precisamente, Rabiot o Paredes carecen de ello, y los jóvenes como Miretti, Fagioli o Soulé, a los que sí les sale más natural, no deberían cargar con tal responsabilidad desde tan pronto. Locatelli lleva tiempo muy solo para girar defensas y a Pogba, si algo le sobra, son virtudes precisamente para eso.
👨🏻🏫 El 1-3-5-2, inventado para él
Allegri ha asentado su Juventus en este dibujo, con carrileros que se adueñan de los flancos y Di María por detrás de un ‘9’. Ellos tres sustentan la mayor parte de la amenaza de una Juventus que defiende lejos de la portería rival, con problemas para progresar por dentro y salir en transición si no conecta con el argentino.
Otra de las especialidades de Pogba es la de iniciar ataques verticales desde lejos. En un bloque medio-bajo que puede minimizar sus desconexiones posicionales y garantizar coberturas a su espalda, al reducir la distancia entre sus futbolistas a la hora de defender.
🤒 Amigo de los servicios médicos
La teoría suena bien, aunque lo de traducirlo, con Pogba, no es tarea fácil. Un jugador de picos de forma acentuados que explican su óptimo rendimiento en torneos cortos de selecciones y el déficit de rendimiento en el día a día. Entre otros rasgos distintivos de una personalidad excéntrica y volátil, que necesita sentir suyo el equipo, entra el factor lesiones, su mayor enemigo. Las que han hecho que se pierda 41 partidos este curso, 20 el pasado y 16 y 45 los anteriores. Desde 2020, Pogba se ha pasado la mitad de los compromisos rodeado de doctores, con el hándicap agregado del tiempo que tarda en carburar una vez que vuelve.
Los problemas más repetidos, musculares (en el muslo) y las articulaciones, como tobillos y rodillas. Seguramente, la Juventus ya supiese cuando decidió traerle de vuelta que es demasiado reincidente como para sustentar un proyecto en Pogba, aunque ahora que ya se ha acostumbrado a malvivir sin él, tiene poco que perder y mucho que ganar. Con un futbolista del que a estas alturas muchos no esperan nada.
