El panorama del Liverpool en Newcastle era desolador. Dentro de los siempre complicados primeros pasos de un proyecto, el nuevo Kloppismo estaba viendo que no era lo que algún día fue. Enfrente, los magpies mostraban esa intensidad de la que hicieron gala los scousers cuando fueron los mejores, subrayando el tiempo que había pasado. El 1-0 estaba siendo un resultado escaso, siendo segura la victoria de los locales. Entonces, entró Darwin Núñez. Dio tres pases, remató dos veces y marcó el mismo número de goles. Se tapó los oídos, ignorando las críticas que le han rodeado desde que llegó a Anfield. Acababa de nacer un hombre nuevo.
🔀 Darwin Núñez, entre el meme y la realidad
En España nos quejamos de la toxicidad de las redes, pero basta con echarle un vistazo a lo que sucede en Inglaterra para ver que no somos los primeros. Allí, cada fichaje se mira con lupa. Un partido malo sirve para sacar una colección de lowlights con música paródica, y de paso hundir al pobre futbolista. Estos, lejos de ver el contexto y pararse a pensar en por qué pasó lo que pasó, se centran en destruir. Los de Darwin Núñez no tardaron en llegar, pues el precio de su traspaso (80 millones de euros, según Transfermarkt) y el hueco que venía a ocupar con la salida de Mané invitaban a seguir su rendimiento. Protagonizó algún que otro fallo clamoroso en pretemporada, por lo que ya estaba sentenciado a ojos de las redes. Y a Darwin, claramente, le afectó.
Su fútbol no es el más vistoso del mundo, siendo un jugador que gana más por su determinación que por su talento. Las prisas por querer demostrar le llevaron a meterse en una espiral autodestructiva. Marcó 15 goles en 42 partidos, siendo un número insuficiente. Si bien aportó regularmente por su intensidad, sus fallos en momentos clave le lastraron. Tuvo algunos controles y remates incomprensibles para un jugador de ese nivel, pesando más estos que todo lo demás. Pese a ello, había una corriente alterna en Anfield. Si lo generaba, era cuestión de tiempo que lo marcase. Era su primera temporada en Inglaterra, y el margen de mejora estaba ahí para un futbolista con 24 años. Debajo de toda esa capa de críticas y vídeos virales, estaba esa realidad: Darwin Núñez tenía tiempo para cambiar su suerte, porque el trabajo estaba ahí.
💪 La determinación como arma arrojadiza
Como si intentase reflejar ese intento de cambio desde el más mínimo gesto, ocupó el dorsal de Roberto Firmino para el inicio de la campaña. El Darwin fallón, el del 27 a la espalda, había dado paso al que portaría el 9. Ya no era el mismo. Si la pretemporada del año pasado tuvo más sombras que luces, la de esta campaña fue diametralmente opuesta. Se salió, demostrando que no le queda grande semejante dorsal en su camiseta. El Darwin que ficharon ya estaba a las puertas, aunque quedaba demostrarlo en Premier League. Aún no ha sido titular, pero sí se ha destapado como el mejor suplente del Liverpool. Desde su llegada, nadie ha marcado más goles que él saliendo desde el banquillo. Esa determinación con la que juega siempre, como si ese simple toque con el balón fuese el último, lo ha convertido en un arma peligrosa para los rivales de los reds.
Pese a ello, el objetivo de Darwin Núñez es que se acabe esa racha desde la segunda línea. Y para cerrar ese episodio, mejor hacerlo con lo sucedido en St. James’ Park. Sus minutos en el norte de Inglaterra fueron tan escasos como reveladores, mostrando lo que le aporta el uruguayo a los suyos. Lejos de la técnica que tiene Gakpo, el delantero consigue sus ocasiones a base de agitar. Y eso, en un Liverpool con tantos pasadores, es una bendición. Sus ganas de pelear cualquier balón, de tirar cualquier desmarque por muy arriesgado y largo que sea, es lo que despierta al resto. Les da la intensidad que habían perdido, siendo un bote salvavidas al que agarrarse cuando todo está cuesta arriba. Sus dos goles fueron tremendamente parecidos, definiendo con un remate cruzado tras un potente desmarque de ruptura. Puro Darwin Núñez.
👣 El primer paso del nuevo Darwin
Vinícius Júnior, si bien es un jugador tremendamente diferente al uruguayo, pasó por unos problemas similares a los del Liverpool. Sus primeros compases en el Real Madrid no fueron tan brillantes como se esperaba, estando en el ojo del huracán. La falta de finura que tenía en el último tercio le lastraba, quedando con el cartel de jugador ineficiente. Entonces, en un Levante 3-3 Real Madrid en la temporada 2021-2022, el brasileño despertó. Hizo un doblete y cerca estuvo de irse con un hat-trick, firmando dos definiciones de delantero de nivel. A partir de ahí, el resto es historia, erigiéndose como uno de los mejores atacantes del fútbol mundial. Con Darwin en el Newcastle sucedió algo parecido, dejando esa sensación de nuevo comienzo con cada gol.
Así, con ese ejemplo como referencia, el uruguayo sabe que tiene más cerca que nunca su objetivo de triunfar en Inglaterra. Darwin Núñez, tras escuchar tantas críticas, se tapó los oídos celebrando sus goles. Está solo él ante el principio de lo que tanto deseaba. Por fin, no depende de nadie más. Con la confianza intacta y las ganas de siempre por dejarse el alma en el campo, ha nacido el nuevo delantero del Liverpool. Después de pelearlo tanto, ahí tiene la suerte por la que trabajó. Empieza el nuevo reinado del delantero en Anfield.