Irán tenía un plan, adaptación de su idea ante Inglaterra. Ante los Three Lions, Carlos Queiroz planteó una línea de cinco atrás. Evidentemente, buscaba resistir las embestidas de los de Gareth Southgate. No funcionó. Ante Galés, la idea fue parecida, por no decir la misma: no perder lo que ya tienes al inicio del partido e ir creciendo desde la seguridad atrás.
🤠 La clásica de Queiroz
En esta ocasión, el conjunto persa con un 1-4-4-2, con el objetivo de explotar el potencial de sus mejores futbolistas, sus dos puntas, Mehdi Taremi y Sardar Azmoun. El delantero del Bayer Leverkusen se incorporó a la misión para acompañar al del Oporto y formar un tándem que dañó mucho la defensa galesa.
La función de la dupla era meridiana. Con el resto de la selección iraní metida atrás, todo fueron balones largos sobre ellos. Después, Azmoun tenía dos opciones: prolongar para la carrera de Taremi o aguantar el balón, descargar de cara e intentar jugarlo en tres cuartos, para terminar centrando al área.
El propósito de Carlos Queiroz funcionó. Los centrales de Irán se mostraron seguros y tanto Azmoun como Taremi ganaron la mayoría de los duelos, mientras esperaban cualquier fallo en salida de balón de los británicos para hacer daño, como en el uy, anulado a Joe Roberts por fuera de juego.
😵 Gales no reacciona
La selección de Rob Page también cambiaba el sistema respecto a la primera jornada. Gales mantenía la línea de tres, pero del 1-3-5-2 pasó al 1-3-4-3. Si ante Estados Unidos veíamos a Gareth Bale de referencia acompañado de Daniel James, en esta ocasión el técnico apostó por colocar un nueve clásico como Kieffer Moore, con Harry Wilson y el propio Bale en las bandas.
El extremo del Fulham sí que aprovechó para interiorizar su posición y participar más en el juego, todo lo contrario a lo que ocurrió con el ex del Real Madrid. Bale apenas intervino, dejando tan solo 16 toques en una primera mitad, donde Gales tuvo la posesión más del 60% de los minutos. Tampoco encontraron a Moore, cuya presencia no inquietó a la defensa persa.
Which Wales player has had the fewest touches in the first half of this #FIFAWorldCup match?
Gareth Bale. pic.twitter.com/DpTumSZD59
— Opta Analyst (@OptaAnalyst) November 25, 2022
🇮🇷 Irán, paciente y confiante
Tenían claro que iba a llegar su momento. Y llegó, vaya que si llegó. Se jugó a lo que diseñó Queiroz, también en la segunda mitad. Gales, desactivada, se volvió a ver sorprendida en el arranque de la segunda parte. Los iraníes planearon una salida en tromba y a punto estuvieron de abrir el marcador hasta en dos ocasiones, sendos remates al palo de Azmoun e Ismael Mohammed.
Los cambios no mejoraron a Gales, que estaba desconectada, y en cambio sí refrescaron a Irán, que aprovechó sus piernas frescas para ganar en el descuento. Con el enésimo balón largo iraní, Wayne Hennessey salió a destiempo y se llevó por delante a Taremi. Expulsión del portero del Forest tras la revisión del VAR y Gales, con 10.
Era el momento del conjunto asiático. Con las últimas energías, Irán atosigó a la defensa galesa. Roozbeh Cheshmi encontró un balón tras un mal despeje de la defensa galesa y marcó el 0-1 en el 98 con un disparo raso desde fuera del área. Irán y Queiroz lo tenían. Con Gales volcada buscando el empate, el lateral Ramin Rezaeian cerró una victoria histórica con el 0-2 definitivo.
Irán sigue soñando.
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— FIFA World Cup (@FIFAWorldCup) November 25, 2022