La Senegal de Aliou Cissé, en un ejercicio de jerarquía defensiva, venció (2-1) a una irreconocible Ecuador y accedió como segunda a los octavos de final, por detrás de Países Bajos. Ismaïla Sarr se cocinó él mismo el penalti del 0-1 y alimentó a los suyos desde los once metros. El duelo parecía controlado, hasta que una jugada aislada a balón parado hizo que saltasen las alarmas, con el gol de Moisés Caicedo tras una prolongación de Félix Torres. Entonces apareció el heredero del trono, un Kalidou Koulibaly que, no contento con ser una roca defensiva, rescató a los suyos dos minutos después para meter a Senegal en octavos por segunda vez en su historia. Ahora, piensan en superar su techo histórico de cuartos de final, cuando Aliou Cissé capitaneaba a los suyos sobre el campo, no desde el banquillo, en el Mundial de Corea y Japón de 2002.
🧱 Un bloque defensivo solidario en Senegal
Ante la falta de creatividad y la ausencia de su jugador-sistema en ataque, que no es otro que Sadio Mané, Senegal exhibió disciplina, físico y mucha mentalidad para imponerse a Ecuador, que fue todo lo contrario. Aliou Cissé prescindió de Nampalys Mendy, su centrocampista de mejor pie en la distribución, para poner cemento en la medular. Y le salió bien, porque hizo que su rival tuviese que elegir entre salir jugando en corto, con los centrocampistas encimados, o hacerlo en largo, topándose con un imponente Koulibaly en los duelos. La activación senegalesa, clave para ganar la segunda jugada.
No todo fue destruir para Senegal: también hubo tiempo para ver extremos incisivos. Desde los desmarques o las diagonales hacia dentro con determinación de Ismaïla Sarr desde la izquierda, hasta el desequilibrio mediante fintas y una conducción controlada de Iliman Ndiaye en la derecha, la principal novedad, junto a Pape Gueye y Pathé Ciss. Los senegaleses atacaron menos tiempo, pero lo hicieron mejor, porque también defendieron de forma más ordenada y contundente.
🤕 Disfrutar sufriendo
Con el 2-1, a falta de media hora, el bloque de Senegal no se hundió, consciente de que la llave de su superioridad estaba en el dominio territorial y la recuperación en campo contrario. Boulaye Dia estuvo cerca de sentenciar, pero, finalmente, sí tocó sufrir el descuento en bloque bajo, para terminar de exhibir el poderío de Koulibaly y sus paisanos. Quien no supo sufrir, de principio a fin, fue Ecuador, en un día para olvidar.
🇪🇨 Ecuador… ¿derrota para crecer?
Un día de bloqueo mental y técnico para los de Alfaro, en teoría superiores en lo segundo, aunque, tal vez, les pesó la juventud. Piero Hincapié salió en la foto de ambos goles, al cometer el penalti del 1-0 en un error de lectura habitual en él los días que demandan un temple quirúrjico, y sin contundencia y falta de entendimiento con Enner Valencia en el 2-1. Ángelo Preciado, que estaba siendo otra de las notas más positivas en el Mundial, sufrió en exceso ante Ismaïla Sarr en los uno contra uno.
Caicedo, Gruezo y Alan Franco tampoco estuvieron a la altura de la cita, incapaces de girar el bloque de Senegal desde la asociación, el giro o la conducción. El 1-4-3-3 inicial de Alfaro, muy flexible a nivel de estructura en Catar, no funcionó, por lo que reaccionó en el segundo periodo. Sarmiento, como revulsivo para pasar al 1-4-2-2-2, volvió a agitar y puso algún buen centro tocado desde la izquierda. Pero no fue suficiente, en parte, por la falta de pegada de Ecuador.
Al abusar del juego directo o los ataques desorganizados, Estrada y Enner Valencia no fueron una amenaza real. El segundo de ellos se despidió de un torneo agridulce a nivel personal, pasando de puntillas por el partido clave tras dos jornadas de ensueño. Habrá tiempo para seguir viendo el progreso de los Baby Ecuatorian Boys, esta es una derrota que curtirá a una selección que trabajó mucho y muy bien no solo para estar aquí, sino para repetir dentro de tres años y medio. Para quien no habrá tiempo, será para el «13», su líder espiritual.