El Atlético de Madrid gana al Athletic de Bilbao (0-1) sobre la bocina en su visita a San Mamés. ¿Cómo lo consiguieron? Con los cambios, aquello que se le criticó tanto a Simeone hace unos días. Sorloth y Correa, sus dos principales revulsivos, conquistaron la Catedral. Ironías del fútbol, de esas que tan bien domina el técnico argentino.
El Atlético de Madrid y su rentable lista de fichajes ‘fantasma’
⚔️ Más ruido que goles en la primera mitad
Tras el poso que dejaron sus enfrentamientos durante la pasada temporada, el Athletic-Atlético de Madrid tenía un aire tenso que no debería corresponder a la cuarta jornada. San Mamés iba a volver a ser testigo de un partido bronco y competido. Por ello, como no podía ser de otra manera, ambos equipos salieron con sus equipos de gala. Había mucho más en juego que tres puntos, pues el equipo que ganase limpiaría sus pecados de inicio de la temporada. Todo estaba listo para una guerra en el verde. Tenía que ser el partido de la jornada.
El encuentro, entre tanta tensión y contexto, se perdió. Athletic y Atlético fueron fieles a sus propuestas, pero ninguno conseguía romper los esquemas del otro. No hubo ni remates a puerta en medio de la intensidad que provoca el ambiente de San Mamés en las grandes noches. Así, se dio una especie de disonancia entre lo que se veía y lo que transmitía el encuentro sensorialmente. Todos estaban deseando entrar, que se rompiese el orden del inicio, pero ninguno podía o se atrevía a dar el paso.
🔄 Los cambios le dan el partido al Atlético de Madrid
La segunda mitad trajo los cambios. De alguna forma había que revolucionar el choque, vaya. Ahí, en ese intercambio de permutas, el Athletic salió vencedor a los puntos. Fueron los que ganaron el dominio del terreno de juego y los que más se acercaron al gol, pero el debutante Juan Musso estuvo bien bajo los palos. No pudo decir lo mismo su compatriota Julián Álvarez, que volvió a salir del campo sin pena ni gloria. Al menos, en clave del Atlético de Madrid, Simeone sí que hizo los cambios que pedía el partido. Sacó todo el arsenal que tenía en el banquillo, por lo que no se le podía reprochar nada a su intervencionismo.
Como si fuese una señal del destino, esto de los cambios acabó decidiendo la contienda. Parecía que Simeone estaba esperando algo así para responder a sus críticos tras lo que pasó ante el Espanyol. Porque sí, el Atlético de Madrid se llevó el partido gracias a dos jugadores de refresco. Cuando todo apuntaba a que el Athletic iba a asediar el área rojiblanca, Sorloth se escapó en un contragolpe y asistió a Correa (quién si no) para el definitivo 0-1. Gol-partita, que dirían los italianos. En un partido trabajado que parecía que se escapaba, ganaron las sustituciones de Simeone. Ya no habrá nadie que critique la entrada de Reinildo, porque el fútbol es así, y el argentino lo sabe mejor que nadie.