RAYO VALLECANO 1-1 REAL MADRID
Real Madrid

El Real Madrid se pierde en la jungla de Vallecas

El Real Madrid se ha erigido en ese equipo que sobrevive, ya sea con más o menos brillantez, a sus contratiempos. Ya sea con esmoquin o con el mono de trabajo, siempre lo consigue. Aun así, en Vallecas decidieron desafiar lo establecido. Los de Ancelotti empatan ante el Rayo (1-1) pese a empezar ganando en los primeros compases del encuentro. Con ello, se abre la puerta a que el Girona pueda recortar puntos en la pelea contra el título.

​⚔️​ Raúl De Tomás igualó el tanto de Joselu

Antes de que se pudiese ponderar el peso del ambiente en Vallecas durante un soleado domingo, el Real Madrid golpeó. Lo hizo con la supervivencia como bandera, así como en el resto de la temporada. El término «sobrevivir» quizás no es el más correcto para un equipo tan dominante, pero es lo que se percibe desde fuera. Precisamente, el tempranero 0-1 fue un gran ejemplo de su templanza en el alambre. Aunque Camavinga perdiese el balón cerca del área, consiguieron despejar el peligro lejos de Lunin. El contragolpe fue tan veloz como letal, con un Fede Valverde que le puso el tanto en bandeja a Joselu. Fueron de un gol en contra a uno a favor con una genialidad; era puro Real Madrid. Habían vuelto a bailar sobre el precipicio, como John Wick a lo largo de su epopeya de venganza o como si Rambo hubiese llevado esmoquin a Vietnam.

Ese inicio disparó el optimismo entre los de Ancelotti. Veían como, una vez más, las bajas no iban a afectar a sus ansias de victoria. El problema es que, para un equipo que lleva la supervivencia en su ADN, la relajación solo podía ser el preludio de un contratiempo… y el Rayo era consciente de ello. Iban a hacer de Vallecas una jungla en la que probar las mañas de sus rivales para subsistir. Poco a poco, los madrileños fueron subiendo sus líneas y su afición apretaba más. El agobio era notorio. Óscar Trejo cazó un balón en la frontal para perpetuar el asedio rayista, y no dudó ni un segundo en probar a Lunin. El chut impactó contra la mano de Camavinga, por lo que había pocas dudas de que era penalti. Raúl De Tomás, para seguir con la ley del ex, no falló. Con el 1-1 en el marcador, el Real Madrid tenía que volver a agarrarse a su manual de supervivencia.

Íñigo Pérez Rayo vallecano real Madrid

Íñigo Pérez debutaba en el banquillo ante el Real Madrid, y lo hizo con una puesta en escena tremendamente competitiva.

⚡​ El Rayo Vallecano le dio guerra al Real Madrid

La jungla que había construido el Rayo en medio de Vallecas seguía vigente en la segunda mitad. Íñigo Pérez, pese a ser su debut en el banquillo de los madrileños, había dotado a los suyos de una enorme competitividad que obligaba al Real Madrid a bajar al barro. Si querían mantener su ventaja en lo alto de la tabla, no era día para seguir con esa supervivencia elegante. Los visitantes cambiaron su esmoquin por el mono de trabajo, y aceptaron el intercambio de golpes. Aun así, Ancelotti no había perdido la cabeza. Por mucho que entrasen a la selva, no lo iba a hacer sin sus mejores armas. Dio entrada en un lapso de 5 minutos a Carvajal, Rodrygo y Kroos. Iban a ir con todo para seguir subsistiendo.

Todo invitaba a pensar en que la historia de este partido era un déjà vu. Una vez más, el Real Madrid se marcharía como el rey de la selva. Estaba escrito en todos los campos de España, menos en Vallecas. No podía ser de otra manera en un barrio con su tradición rebelde. El Rayo se envalentonaba en cada duelo, como si se negase a aceptar el statu quo. Su pelea constante se llevó hasta a Carvajal por delante, que acabó expulsado por doble tarjeta durante sus pocos minutos en el verde. Así, sin pausa y sin prisa, el partido llegó a su fin. Los locales, por fin, respiraban. Habían frenado la marcha triunfal del Real Madrid desde su propia intensidad. Un año más, los de la franja se erigían como la aldea rebelde. Solo queda ver si esa chispa de insurrección se traslada al resto de candidatos, o si ya es demasiado tarde como para sublevarse ante la grandeza de los de la Castellana.

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