Ya está aquí. Ya llegó. Arranca la era Mbappé. Con título, como no podía ser de otra manera. El Real Madrid de Kylian y compañía, de Vinícius, de Rodrygo, de Bellingham, también de Valverde, de Mendy, de Militão y de Courtois, volvió como siempre e ilusionó como nunca. De la mejor manera posible, con la conquista de la Supercopa de Europa al imponerse (2-0) a la Atalanta en Varsovia. En su debut soñado, Kylian Mbappé selló la victoria con el primer gol de «puede que 50 o más» en su primer partido oficial y afianzó sus primeros vínculos con un Jude Bellingham apoteósico que carburó a medida que los bergamascos aflojaron. Primer título de los siete en juego que tendrá a tiro el Madrid este curso, sexta Supercopa europea para desmarcarse como el club que más veces aguarda el trofeo en su vitrina y 27º título para Modrić como jugador con más títulos en la historia merengue.
🦻 La presión de Gasperini, un ligero problema para el Real Madrid
El partido arrancó con un Real Madrid que, como de costumbre, llevó la iniciativa. Los primeros minutos transcurrieron bajo el dominio del equipo de Ancelotti, que intentaba abrir brechas en la organizada y militar presión de la Atalanta hombre a hombre por todo el campo con jugadas improvisadas y ataques directos que hacían que los blancos se resintieran más de lo esperado.
Empezaron a crecer Mbappé, primero, y Vinicius, después. Sin éxito, que tampoco cayó del lado italiano. Un larguero en un autodespeje de Militão contra su propio larguero y el milagro veraniego de Courtois mantuvieron el resultado en los caudales esperados. Agosto, pocos (o ningún) entreno juntos y muchos kilómetros por delante. Era normal no carburar, aunque no tanto hacerlo sin un plan. Por el camino, Fede Valverde, Tchouaméni y Mendy redujeron a la Atalanta hasta que Vinícius, Rodrygo y Jude empezaron a entender mejor sus roles y espacios en el campo.
El cansancio, la sequedad del campo y el calor hicieron efecto y el partido se abrió. Los golpes se intercambiaron y el Madrid no tardó en capitalizarlo, con Bellingham, Vinícius y Valverde como ejecutores. Bellingham, el motor del equipo, volvió a ser decisivo al iniciar la jugada. Vinicius, con su explosividad característica, dejó atrás a Djimsiti y asistió al uruguayo, que solo tuvo que empujar el balón.
Y el dominio ya fue rotundo. Algunos hicieron sus intentona, pero estaba escrito: era el momento de Kylian Mbappé. Todavía a medio gas, dejó detalles lejos de la portería, escondiendo el balón y dando continuidad al juego, pero le costó acercarse a la zona de finalización hasta que llegó su turno. Rodrygo robó, lanzó a Vinicius, que conectó con Bellingham, que encontró a Mbappé. El de Bondy no falló. Debut soñado. Gol y título. Quiere recuperar el tiempo perdido. La quinta de Kylian nació una noche de verano en Varsovia. La noche en la que Modrić se convirtió en el jugador más laureado de la historia del club blanco. Esa noche.