El primer paso para quitarse de encima la resaca es pegarse una buena ducha. Después del amodorramiento con el que España salió ante Serbia y del aburrimiento supino que nos obligó a soportar. Tocaba espabilar. La lluvia de tifón tropical que caía sobre Ginebra sacudió con violencia la conciencia de los vigentes campeones de Europa y les limpió el sopor de golpe. ‘La Roja’ despertó y, aunque se quedó con un jugador menos por una torpeza de Le Normand, demostró que el oro intercontinental y el trofeo de la Nations que decora sus vitrinas tiene poco de casualidad. La paliza (1-4) ante Suiza no estuvo exenta de sustos y obstáculos, pero la vuelta de Rodri, la solidez de Raya y Vivian y la exhibición de Lamine Yamal fueron suficientes para recuperar la ilusión.
España volvió a sonreír y Suiza lloró a mares
La Selección española demostró poderío y capacidad de superación al imponerse a Suiza en Ginebra en la segunda jornada de la Nations League. Un triunfo contundente que no solo sirve para borrar las dudas generadas tras el empate sin goles contra Serbia, sino que recuerda la brillantez, alegría, viveza y energía del equipo de Luis de la Fuente. Un campeón de Europa con todas las letras.
El partido comenzó con intensidad. Y España tomó la delantera temprano. En pleno debate sobre el futuro de la delantera, sin Oyarzabal ni Olmo, Joselu volvió a escena y abrió el marcador con un certero cabezazo, aprovechando un centro preciso de Lamine Yamal. Otra asistencia del ’19’ y van ni se sabe. Un gol que marcó el tono de un encuentro que se caracterizaría por su ritmo frenético y constantes transiciones.
Sin embargo, el guion del partido dio un giro dramático en el minuto 20, cuando Le Normand vio la tarjeta roja directa por derribar a Embolo cuando este se escapaba solo hacia la portería en una jugada no demasiado bien defendida por el bloque español. Este incidente, lejos de desmoronar al equipo español, pareció estimularlo. Primero, la ducha. Después, la inferioridad numérica; el más difícil todavía. Estos son los retos que España necesitaba para recuperar la motivación.
Antes de la expulsión, Fabián Ruiz ya había ampliado la ventaja con un potente disparo, aprovechando un rebote tras un tiro de Nico Williams tras otra preasistencia de Lamine. La superioridad numérica de Suiza se hizo notar, y Amdouni logró recortar distancias justo antes del descanso, con un tanto que expuso ciertas vulnerabilidades defensivas de España, especialmente en los saques de esquina y las jugadas a balón parado.
A pesar de jugar con diez hombres durante gran parte del encuentro, España no solo resistió sino que amplió su ventaja en la segunda mitad. La estrategia de De la Fuente demostró ser efectiva. Joselu, cuestionado por su reciente fichaje con Al Gharafa, se reivindicó no solo con su gol, sino también con una asistencia y un gran trabajo defensivo. Los cambios tácticos y la entrada de jugadores frescos como Ferran Torres resultaron cruciales. También la salida de Lamine o Nico, que trabajaron menos de lo necesario y terminaron extenuados.
Pero el escenario era propicio para rematar la faena. Ferran sentenció el partido con un gol a diez minutos del final, tras una asistencia de Joselu. Poco después, Fabián redondeó la goleada con su segundo tanto personal, demostrando por qué es una pieza fundamental en el esquema de De la Fuente. Verticalidad, golpes, ritmo. Fútbol joven y vitalista.
La goleada, sin embargo, no debe ocultar algunas áreas de mejora, especialmente en defensa o a la hora de gestionar los riesgos. Las vulnerabilidades mostradas en el balón parado o en algunas desconexiones defensivas son aspectos que De la Fuente deberá abordar de cara a futuros compromisos. Por lo pronto. España vuelve a sonreír tras bailar bajo la lluvia.
