Red Bull ganó el Mundial de Constructores en 2022 después de casi una década. ‘Checo’ Pérez fue incapaz de discutir sobre el asfalto la condición de líder de Max Verstappen. No obstante, su fiabilidad le permitió renovar con la escudería austriaca a mitad de temporada. Después llegaron las discusiones. El mexicano transformó el enfado en ambición y, este año, la ambición en nivel. ‘Checo’ desesperó a su compañero en Bakú y amenaza con «hacer un Rosberg«. Mientras, en el seno de Red Bull crece el temor a que Fernando Alonso imite el 2007 de Raikkonen.
En aquel curso, McLaren gozaba del mejor monoplaza. El español y Hamilton se enzarzaron en una pelea que trascendió más allá del asfalto por el trato de favor de Ron Dennis al británico, novato ese curso. Al final de la guerra nació un campeón tan silencioso como frío. El finlandés durante todo el año había estado al margen, con escasas opciones. Ahora que Pérez discute el dominio de Verstappen —está a solo 6 puntos en el Mundial tras cuatro carreras—, puede darse una situación similar con Fernando Alonso al acecho.
En Red Bull dan vía libre a sus pilotos para pelear… de momento. Desde el seno del equipo ya han hecho público que, mientras tengan margen de maniobra, dejarán que sus pupilos compitan por posición. De no ser así, Christian Horner tendrá que elegir. Y todos conocemos su elección. Verstappen es dueño y señor del equipo, capaz de discutir a todos sus jefes, y acaba de renovar a largo plazo a razón de más de 50 millones de euros por temporada.
Eso derivaría en trifulcas como las que se produjeron el año pasado, cuando Verstappen dejó caer que Pérez se accidentó a propósito en Mónaco para explicar por qué no había facilitado la lucha de su compañero por la segunda plaza en el Mundial. La duda, con un Pérez que bien podría poner rumbo a otro destino, es si el mexicano está dispuesto a asumir el rol de segundo piloto en caso de estar en la batalla por el campeonato. La sensación en 2023 es diferente.
¿Puede ‘Checo’ Pérez con Verstappen?
En cuatro carreras, Pérez ha sumado las mismas victorias que en todo el año pasado (2). Lo ha hecho en dos circuitos urbanos como Arabia Saudí y Bakú, su gran especialidad. Pero también ha demostrado poderío y ritmo en las otras citas. En la última carrera fue significativa la frustración que trasladó a su compañero y rival, acostumbrado a pasarle por encima cada fin de semana.
Verstappen insistió una y otra vez por radio en que no estaba cómodo con el monoplaza. No sabía ni siquiera donde perdía tiempo. No comprendía que el mexicano rodara dos décimas más rápido que él. Mientras, Pérez le daba las gracias al equipo y mostraba su satisfacción con los reglajes del coche. Por primera vez en mucho tiempo, Verstappen se mostró vulnerable, e incluso enfadado, por no ser el más rápido sobre la pista.
El ego del bicampeón del mundo, tan grande como su talento, puede convertirse en un arma de doble filo si Pérez mantiene el pulso. Pero, sobre todo, el problema lo tiene Red Bull. Nadie, en principio, puede discutirles este Mundial. Sin embargo, Fernando Alonso ha exhibido una enorme regularidad —tres podios y un cuarto puesto—, que pueden amenazar a los austriacos si existe algún choque o incidente entre sus pilotos.
El recuerdo de 2007 sigue vivo en la memoria de todos. Y Aston Martin, que piensa tener un mejor rendimiento en Miami, está ahí. También Ferrari, que da síntomas de mejoría con un Leclerc resucitado. Red Bull lo tiene en su mano, pero la ambición de ‘Checo’ puede sembrar el caos. Mientras, Verstappen padece un miedo inédito hasta la fecha.
