Badosa y Garbiñe
🎾 Tenis

El ‘apagón’ de Garbiñe y Badosa: 16 meses para olvidar

16 de diciembre de 2021. Garbiñe Muguruza —campeona a la postre— y Paula Badosa se enfrentan en las semifinales de las WTA Finals. El tenis femenino español gozaba entonces de una salud desconocida desde los tiempos de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez. Han transcurrido 16 meses y la situación difiere mucho. La bicampeona de Grand Slam está fuera del top 100 y la catalana yace inmersa en una espiral negativa de la que espera escapar pronto.

Garbiñe Muguruza, un problema más allá del tenis

Desde su irrupción hace ya más de una década la hispanovenezolana se ha caracterizado por ser capaz de lo mejor y de lo peor, algo frecuente en un circuito femenino donde impera la igualdad. Siempre dijo ser una mujer de grandes escenarios, algo que no tardó demasiado en demostrar con la conquista de dos majors. En su carrera ha lidiado con altibajos, pero nunca tan preocupantes como el de ahora.

Son siete meses sin ganar. Casi 200 días desde aquel triunfo frente a Despina Papamichail —213 del ranking— en Tokio. Su balance es de 0-6. Y, lo más preocupante, con una importante inestabilidad mental que dispara su número de errores no forzados y le lleva a ceder el control —dos de esas derrotas llegaron cuando tenía el encuentro ganado—. Algo pesa en la cabeza de Garbiñe Muguruza. Tenístico o personal, le pasa factura a nivel deportivo.

Porque Garbiñe renunció a la gira de Oriente Medio y a la americana por «motivos personales». Más recientemente postergó su regreso hasta después del verano, para seguir junto a su familia y amigos. Esta decisión la separa de sus dos territorios fetiches, Roland Garros y Wimbledon. La española incluso se apartó de las redes sociales durante dos meses, una decisión llamativa dada su habitual actividad en esta red social donde roza los 900.000 seguidores.

Ahora asoma por esas plataformas de forma tímida. Para dar la enhorabuena a Carlos Alcaraz o para lanzar el deseo de seguir disfrutando de sus allegados. No tiene fecha de regreso, aunque presumiblemente podría darse en la siguiente gira americana de cemento, o incluso por zonas asiáticas. Más tiempo fuera de las pistas que dificultarán un regreso exitoso. Momento delicado para la española, reacia a extender su carrera mucho más allá de los 30. Con la cabeza en otras cosas, deambula entre una última aventura o la retirada.

Paula Badosa está a tiempo

La situación de Badosa es diferente en tiempo y forma. La catalana, a sus 25 años, tiene tiempo para reaccionar, y su caída en poco coincide con la de su compatriota. La ansiedad, la incomodidad en la pista, forma parte del pasado. El problema presente es más una cuestión de sensaciones. Esas que decantan la balanza en innumerables ocasiones en un circuito donde la brecha de nivel entre las tenistas es estrecha.

Llegó a ser la número dos del mundo en abril de 2022, pero la próxima semana saldrá del top 30. El año pasado firmó una segunda mitad de temporada desastrosa, con un balance de 4-8 desde agosto. Pareció resetear en 2023, pero una lesión le apartó de la lucha por el título en Adelaida. Y no ha vuelto a tener esa continuidad, con derrotas a las primeras de cambio en Catar y Dubái y fuera de todos los torneos antes de la penúltima ronda.

La sensación, en cambio, es que puede voltear esta situación en cualquier momento. Todas sus derrotas han sido frente a jugadoras destacadas en la clasificación WTA. En Indian Wells y Miami ha tenido la mala fortuna de toparse con Rybakina, la tenista del momento. Y, en este último evento, Badosa llegó a disponer de un match ball. En Stuttgart puso contra las cuerdas a Sabalenka, pero también cedió. No está tan lejos. Tras cambiar de entrenador —ahora bajo la tutela de Joel Canell— necesita ganar autoridad. Su servicio responde, su derecha asusta. Badosa solo debe mostrar esa continuidad que ha perdido y que imprimía miedo en sus rivales.

Falta de referentes

Garbiñe no está y no se la espera. Badosa debe asumir la responsabilidad de abanderar a una España que, en estos últimos 15 meses, ha quedado huérfana de una referencia. Tras Paula, la siguiente en el ranking es Cristina Bucsa (82). Nuria Parrizas (88) y Rebeka Masarova (90) son las otras integrantes del top 100, a la espera de Sara Sorribes, que buscará su mejor versión tras un tiempo apartada de las pistas. Con Ane Mintegui algo estancada en su progresión, ninguna jugadora española menor de 20 años asoma entre las 500 mejores del mundo. La actual generación debe dar ese salto a la espera de que emerja un nuevo talento.

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