Garbiñe Muguruza apenas tenía 18 años cuando despachó en Miami a Vera Zvonareva, número 9 del mundo. Sus condiciones (1,82 metros de altura) y su tenis vertiginoso presagiaban el nacimiento de algo diferente que no se vislumbraba en el tenis español desde Arantxa o Conchita. Y así fue. De padre vasco y madre venezolana, se decantó por nuestra bandera, bajo la cual ha ganado dos Grand Slam. Suenan muy lejanos. El 2022, contra todo pronóstico, lo ha cerrado fuera del top 50. Garbiñe es capaz de lo mejor y de lo peor.
🏆 Garbiñe, un palmarés envidiable
La tenista nacida en Caracas ha sufrido para encontrar la regularidad en su tenis. Nada extraño en un circuito donde al margen de ciertas hegemonías —como la que ha impuesto Swiatek esta temporada— siempre ha primado la equidad. Victorias sorprendentes y derrotas inesperadas. Garbiñe Muguruza siempre ha tenido claras sus preferencias. “Me gustan los grandes escenarios y las grandes rivales”, me confesó en una ocasión. Desde luego, tardó poco en demostrarlo.
Con solo 21 años pisó su primera final de Grand Slam. En Wimbledon, el evento más mítico de este deporte. No pudo con Serena, pero se vengó un año más tarde en Roland Garros. Después lograría su segundo entorchado en Londres (2017). Y en Australia (2020), rozó la proeza. Final en todos los majors y coronada como maestra tras ganar las WTA Finals el pasado año. Una tenista completa, que ha superado baches y que ha silenciado a aquellos que más de una vez dudaron de volver a ver su mejor versión.
😔 Un paso atrás
Este 2022 se puede catalogar como el peor año de Garbiñe Muguruza desde que está consolidada en el circuito. Y eso que llegaba de cerrar la temporada anterior como número 3 del mundo. Las derrotas han sido una costumbre, con un balance pobre de 12-17. Sin títulos. Sin finales. Y con lesiones de por medio.
El ranking no miente. La española no estaba situada tan abajo (56) desde el 2013 (64), en su segundo año como profesional. No ha llegado siquiera a cruzarse con una top 10 en todo el curso. Un escenario que hace saltar todas las alarmas. Porque sí, Garbiñe es capaz de volver a ser una tenista temible en 2023, pero capaz de colgar la raqueta en 2024 si no revierte esta negativa situación.
❔ Entre el éxito y la retirada
Dudar de Garbiñe es complicado. Siempre ha sabido recuperar su versión después de momentos delicados en cuanto a confianza. Con Conchita, su tenis ha ganado paciencia. La española soporta mejor los intercambios, aunque siempre en la búsqueda del winner. Con el servicio también dio un salto al frente. Si hace solo un año ganó a Kontaveit en Guadalajara, ¿por qué no va a poder repetir ahora esos éxitos?.
Desde luego, gran parte de las aspiraciones pasan por su cabeza y su físico. Garbiñe Muguruza necesita estar al 100%, como todas, para pelear por algo grande. Pero sobre todo debe estar preparada mentalmente. En 2013 afrontará las primeras citas con un ranking bajo. Eso tiene sus pros y sus contras: enfrentará a cabezas de serie en las primeras rondas, pero no tendrá que lidiar con ningún tipo de presión.
Retome la senda del triunfo, o no, Garbiñe Muguruza no tiene intención de extender su trayectoria al límite como, por ejemplo, Serena Williams. La española seguiría el paso de otras como Li Na que abandonaron el circuito por sorpresa. Eso sí, en el caso de la pupila de Conchita Martínez no sería tan llamativo, pues ha alertado de esto. “Tres años más sí me veo jugando, pero no me imagino siendo una jugadora veterana”, comentó Garbiñe Muguruza en la revista ‘Fuera de serie’. Esto, en enero de 2021. ¿Estamos más cerca de su tercer Grand Slam o de la retirada?