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🚩 Sala VAR

Catar 2022: más penaltis que nunca

Lo de Héctor Moreno con Lewandowski ¿fue penalti o un simple forcejeo mutuo? ¿Hizo Saud Abdulhamid falta en el área a Paredes, o el argentino se tiró al césped? Si Salisu tocó el balón antes que a Cristiano, ¿no impide eso que se pite la pena máxima, o esta lo fue porque el de Ghana golpeó luego ligeramente el tobillo del portugués?

En realidad, nada nuevo bajo el sol. Es cosa habitual que los debates se enciendan en el fútbol cada vez que se pita una pena máxima. Sobre todo, cuando la jugada se presta a interpretación… que es casi siempre. Lo que no es ya tan normal es que ocurra tantas veces como está ocurriendo y, previsiblemente, seguirá ocurriendo en Catar 2022.

Y esto no se debe a que sobre este Mundial haya caído una especie de maldición que haga que los penaltis que se piten vayan a ser más polémicos que antes; sino a que, desde que hay VAR, en los Mundiales se pitan más penaltis. Muchos más.

En esta ocasión, la estadística no miente. En los primeros 20 Mundiales que se han celebrado desde el de Uruguay en 1930, se pitó una media de un penalti cada cuatro partidos. Y, por lo general, sin grandes oscilaciones entre unos campeonatos y otros.

Sin embargo, la tendencia saltó por los aires en Rusia 2018: se pitó en ese Mundial prácticamente un penalti cada dos partidos. Y en los primeros 16 partidos de Catar 2022 —es decir, en el conjunto de los dos primeros partidos celebrados en cada uno de los ocho grupos—, la cifra se ha incrementado en casi un 25% y estamos ya en más de un penalti cada dos partidos.

¿Hay alguna particularidad que diferencie a los Mundiales Rusia o Catar de los 20 torneos precedentes? Sí, por supuesto: la intervención del VAR, que irrumpió en escena en el que se inauguró en Moscú el 14 de junio de 2018.

De hecho, el incremento que está teniendo lugar en Catar es tan notable, que solo en el conjunto de los primeros 16 partidos del presente Mundial se han pitado más penaltis que en la totalidad de los encuentros que se jugaron en nueve de los diez primeros Mundiales. Llevamos ya nueve penaltis en Catar, frente a los tres en 22 partidos que se pitaron en Brasil 1950; o, sin necesidad de irnos tan lejos, los ocho en 38 partidos que hubo en el Mundial celebrado en Alemania en 1974.

De hecho, si el ritmo sigue así, en Catar terminarán pitándose 36 penaltis, superando los 29 de Rusia o los 18 de Italia 1990, Francia 1998 y Corea del Sur/Japón 2002, que son los tres Mundiales “pre-VAR” en los que se decretaron más penas máximas.

Así pues, la polémica no solo está servida, sino que es doble. En primer lugar, la que salta normalmente cada vez que se pita un máximo castigo. En segundo lugar, el legítimo debate sobre si la intervención del VAR no solo hace posible que se piten penaltis que deben pitarse, aunque los colegiados no los vean inicialmente, sino que también alienta que se piten “penaltitos” que parecen como mínimo discutibles, si es que no algo peor, incluso después de ver varias veces el vídeo.

Desde que el mexicano Manuel Rosas le metió un penalti a Uruguay —a la postre, ganadora de ese Mundial— un 19 de julio de 1930, hasta el que Cristiano endosó al ghanés Ati-Zigi el pasado jueves, 24 de noviembre, los Mundiales han sido escenario de más de 250 lanzamientos desde los once metros (sin contar los tirados para desempatar partidos, claro está), de los cuales se falló uno de cada cinco.

Puede haber dudas sobre cuántos se lanzarán finalmente en Catar. De lo que no hay ninguna es de que el de Cristiano no será el último.

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