Si se le informa a un escarmentado lector de que ha echado a andar un nuevo organismo creado por la UEFA con el nombre de Comité del Fútbol para que formule ideas y propuestas con el fin de mejorar este deporte, podrá pensar, muy legítimamente, que se trata de un asunto meramente burocrático y de muy escaso interés, como tantos otros de parecida naturaleza.
Sin embargo, si se le añade que el Comité está integrado por gente como Zidane, Koeman, Mijatović, Ancelotti, Capello, Figo, Keane, Klinsmann, Laudrup o Paolo Maldini, y que lo primero que ha hecho es poner el dedo en la llaga sobre cómo combatir uno de los principales problemas que afectan actualmente al desarrollo del juego —sí, exactamente ese: la sanción de las manos dentro del área—, igual su escepticismo se reduce unos grados.
Pues así ha ocurrido. El Comité ha celebrado su primera reunión hace unos días en la ciudad suiza de Nyon y su primer sugerencia a la UEFA ha sido que no debe considerarse que un jugador comete una infracción si el balón le da en la mano después de que ha sido desviado por alguna parte de su propio cuerpo; y, sobre todo, si la pelota no se dirige hacia la portería.
Cualquiera podría pensar que, al fin y al cabo, esto que ha dicho ese amplio grupo de entrenadores y exjugadores es simplemente lo mismo que opinan millones de aficionados. No obstante, es también indudable que igual la UEFA hace finalmente más caso a Mourinho, Rio Ferdinand, Rafa Benítez, Patrick Vieira o Rudi Völler —que también son algunos de los 24 miembros del Comité— que al clamor que generan continuamente sobre este asunto los incontables seguidores del balompié.
El sentido común de las recomendaciones de estas dos docenas de grandes especialistas no acaba ahí. También sostienen que no siempre un jugador debe ser expulsado por impedir un gol tocando el balón con la mano o el brazo, sino solo cuando lo haga deliberada e intencionadamente. Más aún: debe acabarse con la “comodidad” de que todas las jugadas de mano supongan de manera automática una amonestación después de cada disparo a puerta. En algunos casos es razonable que sea así, pero en otros no.
¿Más sentido común? Lo hay: el Comité opina que los árbitros deben ser más diligentes a la hora de amonestar a los jugadores que se comportan de manera antideportiva; sobre todo, cuando intentan engañar al árbitro fingiendo una lesión o simulando haber recibido una falta, convirtiendo así los partidos en (pésimas) representaciones teatrales.
Justo es recoger también que, muy educadamente, los miembros del Comité han mostrado su satisfacción con el nivel actual que tiene el arbitraje en las competiciones europeas de clubes, especialmente en la Liga de Campeones… pero han sugerido también que este mismo enfoque unificado del arbitraje debería aplicarse en las competiciones nacionales de toda Europa. Han recogido así otro clamor de los aficionados: que los criterios arbitrales sean claros y siempre los mismos, en lugar de depender de impresiones y decisiones individuales que demasiadas veces son contradictorias.
Las conclusiones del Comité de Fútbol de la UEFA prueban, como mínimo, dos cosas: que es insostenible mantener unas reglas sobre las infracciones por mano que van en contra de toda lógica y, para que no falte de nada, sujetas a interpretaciones misteriosas; y que las normas del fútbol se podrían convertir en algo mucho más razonable y natural se si escuchara más la voz de los (auténticos) expertos.
Ahora solo queda que la UEFA considere que su Comité del Fútbol no es un organismo burocrático y carente de interés.