Hasta el año 1985 (es decir, hasta hace ya tiempo, pero no tanto), los clubes españoles de fútbol tenían reconocido el derecho de “recusar” a determinados árbitros, de manera pública y formal, antes del inicio de cada temporada.
Cada equipo que lo deseara podía comunicar a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) los nombres de hasta cuatro colegiados que, como consecuencia de ello, no serían designados en ningún caso para arbitrar a ese club durante la competición.
El ‘apagón’ de Deniz Aytekin, el árbitro de la polémica remontada del Barça ante el PSG
Por supuesto, el motivo era que los clubes consideraban que los colegiados a los que recusaban se habían caracterizado previamente, en su opinión, por adoptar decisiones injustas y sistemáticamente sesgadas en su contra.
Una lista larga e importante
El Comité Nacional de árbitros hacía pública la lista cada año. Y esta no era precisamente corta ni irrelevante. En la temporada 1976-77, por ejemplo, 18 de los 20 clubes de Primera División —todos, menos los recién ascendidos Málaga y Burgos— recusaron a algún trencilla. De hecho, 21 de los 30 árbitros de la primera categoría —entre ellos, los siete que eran internacionales— fueron recusados por algún club.
El ejercicio de este derecho fue cancelado en 1985, como antes se ha dicho. Probablemente, pesó en ello la densa sombra de sospecha formal que arrojaba con excesiva naturalidad sobre la independencia de los colegiados, el elevado número de designaciones que resultaban imposibles, la ausencia de una justificación realmente objetiva o de peso para recusar a un árbitro…
Pues bien, resulta ahora que las encendidas polémicas sobre el arbitraje que se producen de manera repetida en la Premier League podrían conducir a lo que podría denominarse como recusaciones “express”, es decir, urgentes y sobre la marcha.
Irritación del Forest
Un ejemplo reciente es que el Nottingham Forest ha solicitado formalmente al Professional Game Match Officials Board (PGMOB), organismo responsable del arbitraje en la Liga inglesa desde 2001, que el colegiado Rob Jones no vuelva a pitar un encuentro del club en lo que queda de temporada.
Los agravios que el equipo de los East Midlands esgrime para justificar su postura son dos. El más reciente es la errónea expulsión de su jugador Willy Boly, por doble tarjeta amarilla, en el minuto 23 del encuentro contra el Bournemouth de Andoni Iraola, celebrado el pasado día 23, y que el Forest perdió finalmente por 3-2.
La segunda tarjeta fue tan injusta —está claro que Boly no golpea en esa jugada al jugador del Bournemouth, Adam Smith— que hasta el director del PGMOL, el ex árbitro Howard Webb, se ha puesto en contacto con el entrenador del Nottingham, Nuno Espirito Santo, para reconocerle el grave error.
Pero llueve sobre mojado, porque esta es la segunda vez que el Forest presenta una queja contra el colegiado Rob Jones ante la PGMOL esta temporada. Lo hizo tras su derrota por 3-2 ante el Manchester United el pasado 26 de agosto. En ese partido, Rob Jones apoyó, como árbitro de VAR, dos polémicas decisiones del colegiado Stuart Attwell que perjudicaron al Forest: la expulsión de Joe Worrall y el penalti que supuso el tercer gol del United.
Continúan las polémicas
Y no llueve sobre mojado sólo en lo que afecta al Forest, sino por lo que se refiere a otros encuentros de la Premier. Las quejas del club de Nuno Espirito Santo se suman a las sofisticadas y rebuscadas explicaciones que el PGMOL ha ofrecido para justificar que ni el árbitro de campo, Chris Kavanagh, ni el de VAR, David Cooote, interpretaran como penalti una mano pasablemente escandalosa de Odegaard dentro del área en el Liverpool 1- Arsenal 1 jugado también el 23 de diciembre.
O a las formuladas por Ange Postecocglu, entrenador del Tottenham Hotspurs, por el segundo penalti que pitaron a su equipo en su derrota por 4-2 ante del Brighton el Día de los Inocentes.
Claro, que en todas partes cuecen habas. Para terminar el año, Aurelio De Laurentiis, presidente de un Nápoles que, tras ser la auténtica revelación de la pasada temporada, ocupa actualmente el séptimo puesto de la Serie A —es decir, fuera de los puestos europeos—, ha asumido la responsabilidad de la situación…, pero no sin disparar de manera general contra el arbitraje. Y apuntando con bala, porque se ha centrado en la calidad del espiráculo..
Ha rogado a los responsables del arbitraje de la Serie A que “intenten dar al fútbol italiano un sentido de equidad y entretenimiento. He leído que la Serie A ha perdido importancia. Es cierto si vemos partidos de rugby en lugar de partidos de fútbol, donde el juego se detiene continuamente y no hay equidad a la hora de mostrar tarjetas a los equipos”.
