Como cronometrador oficial de los Juegos Olímpicos en 31 ocasiones desde 1932, Omega ha sido testigo y protagonista de algunos de los momentos más innovadores y memorables en la historia del deporte. En algo más de ocho décadas, la marca suiza ha impulsado avances tecnológicos que han redefinido la precisión y la fiabilidad en la medición del tiempo en los eventos deportivos más importantes del mundo. A continuación, exploramos algunos de los hitos más destacados que han marcado la historia de Omega en los Juegos Olímpicos.
El crucial papel de la relojera suiza Omega en los Juegos Olímpicos de París 2024
🕐 Los Ángeles 1932: comienza el legado
El viaje de Omega en los eventos olímpicos comenzó en Los Ángeles en 1932. Por primera vez, una sola empresa relojera fue seleccionada para cronometrar todos los eventos. Aunque en el mundo hay miles de entidades dedicadas a medir el tiempo, este honor recayó en Omega gracias a su inigualable reputación en premios de precisión. El acuerdo no pudo ser más satisfactorio. La marca envió a un relojero desde Bienne (Suiza) hasta Los Ángeles, armado con 30 cronómetros de alta precisión con una exactitud casi inigualable. El resto es historia de los Juegos Olímpicos y también de la marca relojera.
Además de estar en la cita olímpica veraniega, Omega también estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Invierno en Garmisch-Partenkirchen en 1936. Puede parecer una tontería, pero este evento presentó nuevos desafíos para Omega, especialmente en el esquí alpino, donde los tiempos de salida tenían que ser enviados montaña abajo con el siguiente esquiador. A pesar del reto que suponía, Omega mantuvo su excelente trabajo y superó con creces la cita deportiva, lo que aumentó todavía más su fama mundialmente.
🇬🇧 Londres 1948: llega la era electrónica
Los Juegos Olímpicos de 1948 en Londres marcaron el comienzo de la ‘era electrónica’ en el cronometraje deportivo. Como no, con Omega a la cabeza. La marca introdujo la primera cámara de foto finish y la célula fotoeléctrica, tecnologías que superaron las capacidades del ojo humano y establecieron nuevos estándares de precisión. Por primera vez, las posiciones exactas de llegada en las carreras se podían determinar con una exactitud sin precedentes. En reconocimiento a sus dos décadas de servicio en los Juegos Olímpicos, Omega recibió la Cruz del Mérito del COI en 1952. Este honor reflejaba no solo los logros pasados, sino también los avances continuos. La innovación para Helsinki 1952 fue el Omega Time Recorder de cuarzo, un cronógrafo electrónico que permitía imprimir resultados con una precisión de una centésima de segundo.
La natación, un deporte con desafíos únicos para el cronometraje, vio un avance significativo en 1956 con la introducción del Swim Eight-O-Matic de Omega. Este fue el primer cronómetro semiautomático de natación del mundo, que mejoró la precisión en la medición del tiempo en un entorno acuático. Ocho años más tarde, en Innsbruck, la televisión cobraría un papel importante. La marca suiza sacó el Omegascope, que permitía superponer los tiempos en directo de los atletas en la parte inferior de la pantalla. Esto permitió a millones de personas seguir las competiciones con una precisión sin precedentes, haciendo de las retransmisiones algo mucho más emocionante y atractivo.
La llegada de las almohadillas de natación de Omega en los Juegos de Ciudad de México 1968 transformó la medición de tiempos bajo el agua. Estas almohadillas, sensibles al más leve de los toques, permitieron a los nadadores detener el tiempo con sus propias manos, eliminando cualquier posibilidad de error humano. Esa es una de las premisas más importantes para Omega, evitar con el avance tecnológico cualquier error humano. En Montreal 1976, Omega presentó su nuevo tablero de matriz de vídeo, capaz de mostrar tiempos, puntos y puntuaciones, así como grabaciones de vídeo en blanco y negro. Esta innovación no solo mantuvo informados a los espectadores, sino que también allanó el camino para futuras actualizaciones en los sistemas de marcadores.
💫 Los Ángeles 1984: los pasos definitivos de Omega hacia el presente
En 1984, Omega introdujo el primer dispositivo de detección de salidas falsas, que medía la presión ejercida por los corredores en el bloque de salida. Este añadido llevó al deporte, sobre todo al atletismo, a un nivel de equidad y la exactitud jamás antes visto. Cuatro años más tarde, Seúl fue testigo del primer cronometraje informatizado en los Juegos Olímpicos de verano. Omega no solo midió y registró los tiempos, sino que también almacenó digitalmente información vital y estadísticas. Se empezaron a hacer comparaciones con otras marcas realizadas por los distintos atletas.
Desde entonces hasta ahora, los cambios han sido más sutiles, pero no por eso poco importantes. En Turín 2006, Omega introdujo transpondedores especiales en los tobillos de los patinadores de velocidad, que enviaban y recibían señales de radio, permitiendo una medición de tiempo extremadamente precisa a lo largo de cada carrera. Mientras tanto, en Londres 2012 se presentó el Quantum Timer de Omega. Este sistema ofrecía una resolución de una millonésima de segundo, 100 veces mayor que los dispositivos anteriores.
PyeongChang 2018 marcó el comienzo de una nueva era para Omega, con la introducción de sensores de movimiento y sistemas de posicionamiento. Estos sistemas permitieron proporcionar mediciones continuas del rendimiento de los atletas en tiempo real, mejorando tanto el análisis del rendimiento como la experiencia de los espectadores. Y llegamos hasta Tokio 2020 con la novedad del touch pad para medir la velocidad de la escalada. Esta prueba, una de las más espectaculares de ver esta medida por un cronómetro que se encuentra en lo más alto de la pared vertical de 15 metros que los escaladores tienen que ascender a toda velocidad. Su exactitud es impresionante. Todos estos ejemplos demuestran el trabajo de Omega junto al deporte. Una marca que se ha vuelto un pilar fundamental en la historia de los Juegos Olímpicos, llevando la medición del tiempo de los competidores y siendo trascendental para determinar al vencedor en las pruebas más igualadas.