Las imágenes de las charlas tácticas de los entrenadores en la liga española se han vuelto tan virales desde la inclusión de cámaras y sonido que habrá aficionados que piensen que su objetivo es ese. Nada más lejos de la realidad. Estos no se mantendrán durante toda la temporada, sino que la normativa sobre las pausas para la hidratación marcará la hoja de ruta a seguir.
¿Qué y cómo son las pausas de hidratación?
También se conocen como cooling breaks. Una medida implantada para preservar la salud de los futbolistas, especialmente, por el riesgo a sufrir golpes de calor a causa de las altas temperaturas o de la humedad. En España tienen lugar entre los meses de mayo y septiembre, sobre todo si la temperatura es superior a los 30 grados Celsius (86 grados Fahrenheit).
En todo caso, los clubes tienen el derecho a solicitarlas media hora antes del inicio de los encuentros, en la mencionada época del año. En caso de discrepancia entre los equipos implicados, el árbitro tiene la última palabra para decidir, aunque lo lógico es que se acepte la propuesta. Y, a su vez, para cancelarlos en caso de que las condiciones climatológicas cambien ostensiblemente durante el propio partido. Los parones tienen una duración máxima de tres minutos en cada parte (alrededor del minuto 30 y 75, aproximadamente), tal y como aparece indicado en las normas del juego de la IFAB. Lo habitual, en cambio, es que oscilen los 120 segundos de duración, que se añadirán al término de los encuentros.
¿Por qué son necesarias?
Según un estudio de la SIA Academy, «en una sesión de entrenamiento o en un partido en un día caluroso, las pérdidas por sudor pueden llegar a tres litros, aunque las pérdidas de uno a dos son más típicas. Junto con el agua, también se perderán varias sales, especialmente sodio. Algunos jugadores pueden perder de 10 a 15 gramos de sal en el sudor en un solo día, mientras que otros perderán muy poco, incluso a altas tasas de sudoración.
Aunque algunos individuos pueden ser más o menos sensibles a la deshidratación, existen pruebas de que una deshidratación leve (pérdida de masa corporal entre 1-3%) puede provocar deficiencias en la función cognitiva y en algunos aspectos del rendimiento físico o lesiones».
¿Qué líquidos y en qué cantidad se deben ingerir?
Según este mismo estudio, los jugadores deben intentar beber entre 1,2 y 1,5 litros por cada kilogramo de peso perdido en los entrenamientos o partidos, algo que hoy en día está lo suficientemente estudiado como para que los futbolistas sepan gestionar sus propias situaciones. Está demostrado que las bebidas que más hidratan son el agua o la leche, aunque durante la práctica deportiva se recomienda ingerir también bebidas isotónicas o geles que actúen de forma rápida y eficaz.