Este fin de semana tuvimos la desgracia de presenciar una de esas escenas que te dejan helado, en las que el fútbol pasa a un segundo plano. El protagonista fue Evan Ndicka y, gracias a la rápida y efectiva intervención de los servicios médicos, el susto no pasó a mayores. El central de la Roma se echó al suelo manifestando un fuerte dolor el el pecho y fue trasladado consciente al hospital de Údine, aunque sus compañeros alegaron que no se encontraban en condiciones de continuar el partido. Así se lo trasladó Daniele De Rossi, técnico romanista, al colegiado. El árbitro, con el visto bueno por parte del rival, pospuso el choque. Pero, ¿sucede así siempre? ¿Cuál es el protocolo?
📃 Un vacío legal peligroso en el protocolo
La normativa recogida en la IFAB, así como en los distintos reglamentos que rigen cada competición, como el de la RFEF, establecen varias causas para la suspensión de un partido, aunque no especifican estas situaciones de forma explícita: «El árbitro podrá suspender la celebración de un partido por el mal estado del terreno de juego, la inferioridad numérica de un equipo, inicial o sobrevenida; por los incidentes del público, en caso de que exista una insubordinación, retirada o falta colectiva; así como por causas de fuerza mayor». Se entiende, por tanto, que este tipo de sucesos pertenecen al último de los casos mencionados.
El Udinese vs. Roma fue suspendido tras la emergencia sanitaria sufrida por Evan Ndicka.
El reglamento añade un matiz relevante: «El árbitro ponderará tales circunstancias según su buen criterio, procurando siempre agotar todos los medios para que el encuentro se celebre o prosiga. A tal efecto, el equipo arbitral designado para dirigir un partido deberá personarse en el campo con una antelación mínima de hora y media, al objeto de reconocerlo, examinar sus condiciones y tomar las decisiones que considere pertinentes para que se subsanen las deficiencias que, en su caso, advierta».
🤔 ¿Quién decide que se suspenda un partido?
La decisión definitiva siempre la tendrá el colegiado, aunque lo lógico es que haya un consenso por parte de los equipos, los respectivos delegados de campo de cada club y los directores de partido de cada competición. Eso fue lo que sucedió en el encuentro que enfrentaba a la Roma y al Udinese en la Serie A, pero, en caso de que no hubiera acuerdo entre las partes, el árbitro siempre podrá imponer la suspensión si lo considerase oportuno por petición de un único equipo, sin la aprobación del rival.
El protocolo de actuación contra el racismo y la xenofobia en el fútbol
Lo más natural es que, tras un lance del juego, con la posterior atención médica requerida por el jugador (o aficionado), se reanude el partido. No obstante, el reglamento sostiene que siempre debe primar la seguridad de todos y las vidas humanas, por supuesto, ser prioritarias ante el deporte. Por ello, el sentido común indica que ante una situación angustiosa, por mucho que sea polémica por un hipotético desacuerdo entre las partes, el juez de campo se cure en salud y decida tomar las medidas de mayor precaución posible.
