Se viven tiempos complicados en el fútbol de élite. Y, más concretamente, en la liga española. Con el caso de Vinícius Jr. en el ojo del huracán, pero también en torno a otros protagonistas como Marcos Acuña o Quique Sánchez-Flores, del Sevilla, así como a Cheikh Kane Sarr, portero senegalés del Rayo Majadahonda, que desembocó en la suspensión del duelo ante el Sestao River después de que el cancerbero fuese expulsado por encararse con un sector de la grada que habría proferido insultos racistas contra él. En España ya hubo varios partidos que se pararon por episodios de racismo, entre los que destacan el Real Madrid vs. Valencia, con ‘Vini’ como víctima, o el Cádiz vs. Valencia, tras el encontronazo entre Juan Cala y Mouctar Diakhaby.
En cualquier caso, son pocos los duelos que se han postergado o, incluso, cancelado definitivamente por capítulos racistas, tanto desde la grada como entre los profesionales. Cada vez más gente se pregunta qué hay que hacer para erradicar esta lacra. Y lo cierto es que, aunque pase muy desapercibido, hay un protocolo de actuación en la liga para, reglamento en mano, parar los encuentros en estas situaciones, independientemente de que luego se analicen los altercados de oficio o lleguen, incluso, a los tribunales.
📢 El protocolo contra el racismo de la FIFA y la RFEF
El Protocolo de actuación contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el fútbol existe desde el año 2005, supervisado por la FIFA. En él se detallan los tres pasos a seguir, sin importar la competición o división en la que se jueguen estos partidos. Primeramente se debe detener el choque, anunciarse por megafonía y alertar de que si no cesan los insultos, el choque se volverá a parar.
De ser así, los jugadores abandonarían el rectángulo de juego en segunda instancia de manera temporal, preservando el respeto y los derechos humanos a la competitividad deportiva. Por último, en caso de que la problemática continúe, se suspenderá el partido y al menos durante ese día no se reanudará. Si hubiera una suspensión definitiva, el reglamento recoge que se dará como vencedor al equipo en el que jueguen quienes reciban estas agresiones verbales y/o físicas.
Según recoge el reglamento del Comité Técnico de Árbitros de la RFEF, el colegiado principal es el encargado de hacer que se cumpla el protocolo de actuación. En su formación, detallan que “se instruirá a los árbitros para que las actas de los partidos reflejen, específicamente, todo tipo de ofensas o incidentes racistas en que tomen parte tanto los participantes como el público. Asimismo, y de forma progresiva, se adoptarán los formularios y modelos de actas para consignar este tipo de incidencias”.
“Cuando los árbitros consideren que las ofensas o conductas racistas, xenófobas o intolerantes revistan suma gravedad, y antes de adoptar la decisión de suspender el partido, deben agotar las vías dirigidas a lograr que prosiga su celebración. En este sentido, consultarán sobre la conveniencia de adoptar semejante decisión a los capitanes de ambos equipos y a los mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad desplegadas, y ordenarán al organizador que difunda (a través de la megafonía y de los sistemas audiovisuales del estadio) la posibilidad de acordar la suspensión en caso de que prosiguieran los incidentes en cuestión», añade el documento oficial de la FIFA.
Por último, recuerda la posibilidad de «tomar medidas disciplinarias contra el club, cuando la participación de los aficionados o asistentes a los encuentros permita localizar e identificar a los autores de actos racistas, xenófobos o intolerantes«, con el objetivo de establecer las sanciones económicas o jurídicas pertinentes. Estas son las vías de concienciación y sensibilización del personal sobre la grave amenaza que suponen estas tres lacras tanto para el fútbol, como para la sociedad en general.