O te encanta, o lo detestas. O lo comes, o lo dejas. Como las lentejas. La Lazio es un equipo bastante propenso a los dos extremos, con menos grises, por su estilo tan marcado. Los días lúcidos, tienen combinaciones propias del Barça de Pep, pero, cuando hay apagón, el equipo es experto en volverse anticompetitivo. Capaz de ganar 4-0 al Milan y de perder 5-1 con el Midtjylland. Rodeado de curiosidades, los capitalinos están firmando una temporada que, si bien tiene la mancha de la eliminación de la Europa League en fase de grupos, supera las expectativas en Serie A y es candidata a volver a disputar la próxima Champions, tras la sanción a la Juventus.
⚽ El sarriball, capaz de lo mejor y lo peor
Posicionalmente, es uno de los planteles más rígidos en la actualidad. El objetivo principal no es que corra el jugador, sino que lo haga el balón. Trabajan hasta la saciedad conceptos como la atracción en un sector del campo, con varios futbolistas cercanos entre sí, para después girar el juego a otros en los que encuentren jugadores en situaciones de aclarado para encarar en uno contra uno. Especialmente, sus extremos, a pierna cambiada. Un rol que le va como anillo al dedo a Mattia Zaccagni. Otro patrón que se repite es el tercer hombre, con triangulaciones a un toque, en las que el jugador que recibe de espaldas habilita al que está de cara. Por supuesto, la salida de balón no se negocia y, prácticamente siempre, es en corto.
Con esta hoja de ruta tan marcada, en sus partidos pasan muchas cosas, por asumir el riesgo como algo cotidiano. Si le presionan alto, que es uno de los mayores intangibles de la Serie A, hay dos escenarios posibles: que consigan romper líneas y girar el bloque alto de su adversario o, en el peor de los casos, que la Lazio no solo acabe embotellada en su propio campo, incapaz de fluir con balón, sino que también cometa pérdidas que le salgan caro. El modelo siempre fue ese, por mucho que este curso funcione, grosso modo, mejor que el anterior. Sarri, más que fichajes, necesitaba tiempo.
✉️ Todavía es el equipo de los SMS
Con excepciones. Porque la oferta de incorporación para Filip Kostić, en el verano de 2021, la Lazio se la envió al Eintracht Frankfurt por correo electrónico, que dijo no haber visto nada. Parece mentira que, con tantos avances, algunos negocien así. De cualquier modo, lo de los SMS no es por un tema comunicativo, son las siglas y el apodo con el que se conoce a Sergej Milinković-Savić, su jugador insignia. Un centrocampista ofensivo, reconvertido a mediapunta, que junta el poderío físico y aéreo, con otros atributos como la llegada o una visión de juego cada vez más depurada. Esta es la octava campaña del serbio en la Lazio.
🇪🇸 Acento español en Roma
En la plantilla de la Lazio hay cuatro españoles y dos más con parentescos en el país que patentó la tortilla de patata. El primero, el propio Sergej, que nació en Lleida, porque su padre jugaba en el equipo de la ciudad. Y su hermano Vanja Milinković-Savić, actual portero del Torino, en Ourense, por las mismas circunstancias. El segundo, un Luka Romero originario de México, que se crió en España desde los tres años, pasó por las inferiores del Mallorca, Formentera y Sant Jordi y que parece será internacional por Argentina.
Mario Gila, Luis Alberto, Pedro Rodríguez y Patric son los españoles sin asterisco. El primero, canterano del Real Madrid y, los tres últimos, de las inferiores del Barcelona. El canario es el único jugador nacional indiscutible en los onces de Sarri, aunque tanto Patric como Luis Alberto cuentan con bastantes minutos y son importantes dentro de la plantilla.