Es imposible disociar lo que fue Allen Iverson dentro de la cancha con lo que fue fuera. Su tremenda capacidad anotadora enamoró a toda una generación que no tardó en caer rendida a su forma de vestir a inicios de siglo. Era un gánster en la élite, y creó escuela. Semejante terremoto estético llegó a 5700 kilómetros de Filadelfia. Michael Olise nació en Hammersmith, Londres, en el mismo año en el que el estadounidense ganó el MVP. Pese a no jugar al baloncesto y sí al fútbol, fue una señal de lo que estaba por venir: solo el sucesor de Iverson podría celebrar sus goles con gestos salidos de un videoclip de gangsta rap. Dos décadas después, en el sur de Londres, ‘The Answer‘ está de vuelta.
The tackle.
The finish.
The celebration. pic.twitter.com/N07bJedvXk— Crystal Palace F.C. (@CPFC) May 7, 2024
🌟 Michael Olise, el próximo pelotazo de la Premier League
A cada partido que pasa, más difícil parece que el Crystal Palace vaya a poder mantener a Michael Olise. Ya fue milagroso que se quedase en el pasado verano, y será casi imposible para el que viene. Es ley de vida para un futbolista de los que no abundan. El londinense de raíces galas es un deportista por el que merece pagar la entrada. Así como Allen Iverson, asusta la capacidad de recursos que tiene para agredir la defensa contraria. Si a la leyenda de los Sixers le daba igual anotar desde la corta, media o larga distancia, Olise sigue sus pasos. Solo sus problemas en el muslo le han privado de lograr una temporada histórica en Selhurst Park. No hay más que ver el bestial promedio que registra para esta temporada: a sus 22 años, marca o asiste cada 84 minutos. El futuro es suyo.
Lo que le ha terminado de poner en el escaparate ha sido su reciente exhibición ante el Manchester United. Sus dos goles en el 4-0 solo fueron el pico del iceberg de todo lo que esconde su fútbol. Esa versatilidad y facilidad para sacarse de la manga recursos ofensivos son una garantía de éxito en el mercado. Parece que es de esos futbolistas que están exentos del debate de los estilos, pues parece que Olise funciona bien siempre; y por esto mismo ha sonado para todos los grandes de Inglaterra. Hasta el Chelsea, el club del que se fue siendo un adolescente para crecer en el Reading, está dispuesto a perder la cabeza por él, pese a que el Fair Play Financiero les acecha.
Michael Olise hizo lo que quiso contra el Manchester United.
El primero que estuvo cerca de hacer una locura por conseguir el traspaso de Olise fue el Manchester City. Tras la salida de Riyad Mahrez, Pep Guardiola tenía claro que su sustituto era el francés del Palace. No es para menos, pues el anglofrancés encajaba como un guante en lo que le pide el español a sus extremos. Olise está a medio camino entre el que solo busca encarar y el que desequilibra desde el pase. Su estilo convive con el del actual Jack Grealish y el que jugó en el Aston Villa. La rumorología apuntaba a que pusieron sobre la mesa una cifra cercana a los 80 millones de euros, pero su lesión en el muslo complicó la operación. Finalmente, apostaron por fichar a un regateador más puro como Jérémy Doku, pero se quedó la espina de lo que pudo ser y no fue.
🫂 Digno sucesor de Zaha, mejor socio de Eze
El boom de Olise como una superestrella de la Premier League llega en una temporada difícil para su equipo. Wilfried Zaha abandonó Selhurst Park el pasado verano, dejando huérfanos a los del sur de Londres. Los eagles iban a necesitar héroes, y los encontraron. El primero en dar un paso adelante fue Eberechi Eze, que asumió el liderazgo del equipo durante la lesión de Olise. Luego, mientras el club se movía en la mediocridad habitual (no han superado la media tabla en una década), apareció el francés. De su unión han salido todas las buenas noticias del Palace esta temporada, pues ni la irrupción de Mateta tendría sentido sin ellos.
La gran pena de un futuro sin la zurda de Olise en Selhurst Park es no verle más con Eze. Desde que llegó al sur de Londres, tuvo una conexión inmediata con el ex del QPR. Con un simple vistazo a su futbol se entiende el porqué: el inglés, si tuviese que elegir un jugador de la NBA, también querría ser Iverson. Ese entendimiento mutuo se ha reforzado con el paso de las temporadas, actuando como un ser bicéfalo que mueve al resto del equipo. Sus jugadas son patrimonio de la Premier League y los cimientos sobre los que ha construido Oliver Glasner su estilo de juego en el Palace. Ha conseguido potenciar a ambos en su característico 1-3-5-2, ubicándoles como mediapuntas. Tienen libertad para hacer y deshacer lo que vean, y así trituraron al Manchester United.
No se puede negar el potencial del equipo que están construyendo al sur del Támesis. Por primera vez en mucho tiempo, el Palace mira a la siguiente temporada con la posibilidad real de pelear por entrar en Europa. Tan atractivo es el nuevo proyecto que, con algo de suerte, pueden convencer a Olise de regalarles una campaña más. Pese a ello, sería irresponsable rechazar una oferta como la del Manchester City hace unos meses. Por mucho que casi todo gire en torno a su talento, semejante cantidad de dinero es tremendamente útil para alcanzar el siguiente nivel, ese al que quieren llegar en Selhurst Park. Entre irse y quedarse está la cuestión, y, como con Iverson, solo Olise tendrá la respuesta.
