Rusia - Ucrania
⚽ Fútbol internacional

Rusia, Ucrania y la desequilibrada nueva ‘normalidad’

En pleno siglo XXI, dos países como Rusia y Ucrania están en guerra desde hace algo más de un año. Los primeros comenzaron una invasión bélica sobre los segundos el 24 de febrero de 2022. Desde entonces, la vida ha cambiado en estas regiones que intentan mantener una cotidianeidad pasada dentro de este episodio ilógico. Como esa sonrisa impostada para seguir adelante cuando eres plenamente consciente de que las cosas no van bien.

En Rusia, es un tema que altera a los nacionalistas, pero que es tabú para los que opinan diferente al régimen de Vladímir Putin. En el otro extremo, en Ucrania, solo se piensa en una resistencia estoica para defender unos lazos territoriales que están siendo vulnerados. Y dentro de este escenario también se encaja el fútbol. Una buena vara de medir la realidad y cómo estos dos países están afrontando una nueva normalidad que se escapa de todo lo que puede ser normal.

Los nuevos cambios de la UEFA en el fútbol de selecciones

🏟️ Rusia regresa a casa para ser aclamada

Desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania, la UEFA y la FIFA le dieron la espalda a los rusos para que no pudieran competir en ninguna de sus competiciones. Se quedaron sin ir al Mundial de Catar y tampoco están participando en la fase clasificatoria para disputar la Eurocopa de 2024, cosa que sí está pudiendo hacer Ucrania.

Rusia - afición

El parón internacional ha permitido que tanto Rusia como Ucrania armen sus selecciones nacionales para competir. Los rusos, con el espaldarazo de la UEFA, llevan meses montando partidos amistosos. En cambio, los ucranianos buscan el camino para ir a la próxima Eurocopa. Y eso nos lleva a un momento que explica muy bien la dispar realidad de los países.

Rusia ha recuperado San Peterburgo como sede para su equipo nacional, que no jugaba en casa desde que empezó la invasión. El invitado fue la Irak que dirige el español Jesús Casas García y que les llevó a conquistar la última Copa del Golfo. Los rusos ganaron por 2-0, con tantos de Anton Miranchuk y Sergey Pinyaev. Una demostración de que los rusos quieren retornar a su actividad en el fútbol internacional, cosa que parece no perturbar a nadie.

😉 Un guiño con intenciones hacia Asia

El combinado ruso ha jugado cuatro partidos internacionales desde el inicio de la guerra. El equipo dirigido por Valeri Karpin, exjugador de la Real Sociedad, Valencia y Celta de Vigo, visitó en septiembre de 2022 Kirguistán (1-2), en noviembre del mismo año jugó a domicilio ante Tayikistán (0-0) y Uzbekistán y en este 2023 sus rivales han sido Irán (1-1) e Irak, este último en Rusia. Unos movimientos no sin intenciones.

Con la imposibilidad de jugar en Europa, Rusia se ha desplazado hacia el este, hacia Asia. Sin todavía oficialidad, el país ruso podría inscribirse en la Confederación Asiática de Fútbol (AFC). Incluso la intención es que disputen el Campeonato de Asia Central este verano en Kirguistán y Uzbekistán.

Unirse a Asia suministraría a Rusia la posibilidad de competir de nuevo internacionalmente, aunque dependería de la FIFA la admisión en la carrera para disputar el Mundial de 2026. También permitiría a los clubes rusos adherirse a la Champions Asiática. Hay que decir que la Premier de Rusia se está disputando sin complicaciones. El Zenit de San Petersburgo lidera la clasificación con un 32% de extranjeros en la competición, destacando al brasileño Malcom, exfutbolista del Barcelona.

Como ven, la vida sigue parecida en Rusia, tanto políticamente como deportivamente. No parece tener demasiadas complicaciones en desligarse de los lazos europeos y unirse a Asia, donde ya está ampliando su red de negocios en países como China, Arabia Saudí o Irán.

😢 Ucrania, desahuciada y compitiendo entre alarmas y búnkeres

Por su parte, Ucrania no juega con su selección en casa por el peligro de la guerra. Los ucranianos, con el respaldo de la UEFA, han comenzado su andadura hacia la Eurocopa de 2024 en Wembley con una derrota por 2-0 ante Inglaterra. Desde el estallido del conflicto bélico con los rusos, los ucranianos han jugado más de una decena de choques, destacando las eliminatorias de clasificación para el Mundial de Catar y en la que cayeron en la última ronda ante Gales.

De esos partidos, en solo tres los de Ruslan Rotan fueron locales… en Polonia. Lo mismo que pasa con los clubes ucranianos en competiciones europeas, que también han emigrado a Eslovaquia. Los países vecinos intentan ayudar a los ucranianos, que siempre son recibidos con vítores, fanfarrias y solidaridad en todos sus desplazamientos. Sin embargo, no han podido volver a su país.

Ucrania

Y en cuanto a su liga, sigue en curso con el Shakhtar Donetsk liderando la clasificación. Sin embargo, los encuentros se disputan con un búnker al lado del estadio por el riesgo de ataque. Situación que provoca que los partidos puedan durar varias horas extra. Además, el torneo solo cuenta con un 14% de jugadores extranjeros. De los locales, intentan salir a otras ligas más potentes. Los casos de Mijailo Mudryk, con un traspaso de récord al Chelsea, y de Viktor Tsyhankov al Girona son claros ejemplos. La competición sobrevive, pero se está quedando huérfana de talento.

🌍 Las prohibiciones a Rusia se están relajando

En una cuestión de recuerdo o implicación. O ambas cosas. Justo cuando empezó la guerra, prácticamente todo el mundo se puso en contra de Rusia. En el deporte, también. Prohibiciones y sanciones por todos lados. Pese a esto, con el paso del tiempo, las medidas y los boicots se están comenzando a aflojar. La cuestión está más en impedir que se vea la bandera de Rusia que en prohibir a sus atletas o agrupaciones competir.

Incluso el Comité Olímpico Internacional está valorando permitir que los atletas rusos participen en los Juegos de París del próximo año. En el tenis, jugadores como Daniil Medvédev siguen jugando. Es cierto que no tienen la culpa.

Mientras tanto, Rusia mira hacia Asia para poder seguir compitiendo a nivel futbolístico con aparente normalidad. Parece que siempre encontrará un cobijo. Aunque el país esté inmerso en un conflicto armado con Ucrania. Y a todo esto, el resto del mundo mira a lo suyo. La vida sigue. El tiempo no para.

Ir al contenido