Japón protagonizó la segunda gran sorpresa del Mundial, después de remontar y tumbar a una Alemania (1-2) que se complica la vida tras dominar el primer tiempo de forma plácida. Los de Hansi Flick perdonaron y lo pagaron, en lo que fue una reacción sublime de los nipones, con impacto táctico directo de Moriyasu y los revulsivos que añadió. Anímicamente, Japón reaccionó a tiempo, pero Alemania no.
🇩🇪 Era un paseo de Alemania…
De inicio, Japón se traicionó a sí misma, replegando con un 4-4-2 pasivo en defensa y no le hizo ni cosquillas a una Mannschaft ofensiva y coherente. Gündoğan, que abrió la lata tras convertir un penalti provocado por Raum, jugó a su antojo en la primera altura del centro del campo y sumó varios pases progresivos. Algo que no le impidió pisar también la frontal, con Kimmich prestando apoyos en la segunda. Por su parte, Musiala asentó cátedra de como recibir a la espalda del doble pivote rival, en la tercera.
Así ha sido finalmente la protesta de Alemania antes del partido. Se tapan la boca en la foto de equipo en respuesta a la censura al brazalete con el lema OneLove. pic.twitter.com/ntvFr9UX1B
— Nahuel Miranda (@nahuelmirandada) November 23, 2022
Todo ello, en un escenario de mucha posesión, donde atacó de forma asimétrica: Con Süle —teórico lateral derecho—, como tercer central para tener superioridad numérica en salida de balón, Gnabry dando amplitud en ese sector y Raum, muy potenciado por Flick, hizo suya toda la banda izquierda. Llegando, y no estando, fue indetectable para una Japón que caía en las atracciones de Müller, Havertz y Musiala por dentro. Pero Gonda, el meta japonés, mantuvo a los suyos con vida en el partido.
🇯🇵 … hasta que Japón despertó
Tal vez para tapar esa autopista, para ocupar mejor los espacios o, quizá, para presionar alto con un central más como red de seguridad, Moriyasu modificó a un 5-4-1/3-4-3 que le dio vida. Sea como fuere, pasó de ser un rival cómodo defendiendo la zona, a robar balones en campo contrario de forma proactiva.
También comenzó a completar pases verticales para romper líneas y atacar bien en profundidad. Wataru Endo ganó peso asociativo en campo rival e Itakura, asistente en el 1-2 de un delantero con desmarque como Asano, activó jugadores alejados desde atrás. Por su parte, Mitoma, en el carril izquierdo, desbordó más desde sus pases diagonales hacia dentro que desde su habitual galope. Fue clave la inclusión de estos dos últimos actores como revulsivos, al igual que Ritsu Doan, autor del 1-1. Neuer, que pudo hacer más, y Schlotterbeck, tierno en el gol definitivo, salieron señalados en un segundo tiempo donde Rüdiger tuvo que apagar algún fuego a campo abierto.
🥵 Sin arreón final de los alemanes
Lo que parecía un trámite para los de Flick en el primer tiempo nada tuvo que ver con el final del choque, a pesar de que, tras el 1-2, Japón volvió a recular. Influyó la salida de Musiala, que a la vuelta de vestuarios se mostró indetectable por posicionamiento e imparable en conducción. Añoraron a su niño bonito. Al del Bayern le faltó, únicamente, pesar en el resultado.
Moukoko entró en la historia como uno de los diez futbolistas más jóvenes en debutar en la historia de los Mundiales. Musiala, por su parte, ya es el más joven en ser titular con Alemania en una fase final de Copa del Mundo desde 1958.
La última carta de Hansi, a la desesperada, fue meter a Götze y Füllkrug para el último cuarto de hora. El segundo de ellos, debutante hoy con Alemania —al igual que Moukoko para el descuento—, ganó duelos por arriba, una de sus especialidades. Insuficiente, en todo caso, junto a un Goretzka que estuvo cerca de rescatar un punto con dos llegadas al área.
La sorpresa saltó en un grupo que se pone carísimo y promete ahora igualdad a tres bandas. Para los teutones, la ecuación es bastante simple: si no ganan el domingo a España, dejan de depender de sí mismos y tendrán pie y medio en la calle. Y la tragedia de 2018 como precedente, añadirá más ansiedad a un equipo que ya sufrió en la fase de grupos de la última Eurocopa.