Avanzábamos hace unos días en un artículo anterior sobre la sorprendente y desacertada decisión de los jueces de lo contencioso cuando conceden medidas cautelarísimas para suspender la ejecución de sanciones disciplinario-deportivas que tienen su origen en tarjetas rojas o en acumulación de tarjetas amarillas, ya sea a jugadores/as o a entrenadores/as; y calificábamos este tipo de competiciones y de situaciones como propias del “deporte del cachondeo”.
Ya advertíamos entonces de que, en nuestra opinión, eso podía generar un modelo de “competiciones a la carta”. En ese momento, simplemente lo intuíamos. Ahora hemos podido verificar que no estábamos equivocados.
No habían pasado ni dos días desde que escribimos ese artículo, cuando supimos, gracias a los medios de comunicación, que esos mismos clubes habían presentado las medidas cautelarísimas solo para algunos de sus jugadores sancionados, pero no para otros.
En efecto, se había sancionado en una misma jornada a varios jugadores y entrenadores, o auxiliares de entrenadores. Y los clubes respectivos, en un alarde de “defensa justa”, solo recurrieron y pidieron medidas cautelares para unos jugadores, pero no para otros. ¿Es posible engañar más a un juez?
Pues sí, sí es posible. Hemos tenido conocimiento del escrito de desestimiento de un club que había solicitado la medida cautelarísima. No dejó ni que las partes pudieran personarse en la audiencia de medidas cautelares a la que habían estado citadas, ni que pudieran exponerle al juez que la actuación había sido engañosa y contraria a todas las reglas deportivas.
Así pues, esos mismos clubes y los juristas que aplauden este tipo de actuaciones no permitieron que se le pudiera explicar al juez el fraude que habían cometido con su engaño.
En el deporte, y más aún en el deporte profesional, este tipo de triquiñuelas deberían estar penadas. No vale todo.
Esperamos que los jueces de lo contencioso del Juzgado Central hayan tomado buena nota de la utilización fraudulenta de la justicia que esos clubes han estado realizando en las últimas semanas y del engaño al que, por tanto, han sido sometidos.
Dicho sea de paso, hasta ahora ningún otro juez de lo contencioso se había dejado engañar, puesto que habían sido muchos otros los que lo habían intentado antes sin éxito ¿Se acuerdan del “caso Ronaldinho” en un clásico?
Sorprende sobremanera que exista una cierta coincidencia entre esos clubes y sus presidentes, por un lado, que utilizan la justicia para competir con los demás en claro fraude de ley, con aquellos clubes y presidentes, por otro, que hacen manifiestos contra los árbitros españoles. ¿Por qué será?
Igual están acostumbrados a otro tipo de modelos de actuación interna en el seno de la competición en la que participan y no se sienten cómodos fuera de esos parámetros de comportamiento de los que hacen alarde.
Igual están acostumbrados a competir en claro fraude de ley en otros aspectos de la competición y piensan que en todos los ámbitos se les debe permitir lo mismo.
Igual algún día se llega a descubrir. Porque la experiencia me dice que, al final, todo se descubre. Al tiempo.