SOUTHGATE EUROCOPA INGLATERRA
✍️​ Opinión

El ‘Dieguenazo’: Gareth Southgate y el peso de las expectativas

Ayer, tras una jornada de trabajo agotadora, me puse a ver la Eurocopa. Llevaba unos días tan metido en asuntos laborales que no supe ni que ya habían jugado a las 18. Solo era consciente de que jugaba Inglaterra. Tras sus dos primeros (y horribles) partidos, quería disfrutar del fútbol. Tuve fe, creí que por fin iban a jugar bien… y me terminé durmiendo en el sofá por puro aburrimiento. Siempre fui un ingenuo y un preso de las expectativas. Al final va a resultar que no somos tan diferentes a Southgate.

Lo de Inglaterra en esta Eurocopa se merece un ‘Dieguenazo’.

🫂​ Todos somos Southgate

No hay aficionado que no haya criticado a Gareth Southgate. Es normal, pues nadie consigue tan poco con tanto talento a su disposición. Debajo de la denuncia se destila cierto resquemor por las expectativas. ¿Por qué Inglaterra no nos da lo que promete? Todos nos imaginamos a un equipo demoledor, y todos nos sentimos engañados. Ni su pase a los octavos como primeros puede maquillar su mal funcionamiento colectivo. Los three lions, desde antes de poner un pie en Alemania, viven entre las expectativas y la realidad. Nos han desencantado con cada toque, con cada pase y con cada remate. Ya no podemos creer en ellos.

Dicho esto, los ingleses no tienen la culpa. O al menos no toda. Las expectativas tan infladas las alimentamos desde la grada, porque el césped ya era claro al respecto. Esta Inglaterra puede ganar la Eurocopa, pero no lo hará jugando bien. Desde que Gareth Southgate llegó, les devolvió la competitividad perdida, pero nunca estuvo amparado por un estilo brillante. Con ello, ha firmado unas semifinales en un Mundial y un subcampeonato europeo. Nada mal si tenemos en cuenta el historial inglés desde 1966. Los jugadores ingleses saben a lo que van, los que no lo sabíamos éramos nosotros. Fuimos presas de las expectativas.

Los rompecabezas de Inglaterra para que el fútbol vuelva a casa

No obstante, es algo humano. A todos nos ha pasado lo de montarnos una película en nuestra cabeza y que luego no suceda. Mientras que nos ilusionamos y nos decepcionamos, vivimos. Lo de Inglaterra solo es una mueca más en nuestro revolver: hemos vuelto a cagarla y ha seguido saliendo el sol. Southgate, por su parte, pensará lo mismo. Él, dentro de su resultadismo, seguramente quiera jugar mejor y sentirá algo de desazón. Todos siempre queremos ser mejores, pero hay veces que simplemente no se puede. No es nuestra culpa, sino de nuestras expectativas. Es el peaje que tenemos que pagar para intentarlo una vez más. Aun así, parece que Southgate ya ha probado suerte muchas veces. Quizás demasiadas. Puede que no sea culpable de las expectativas, pero sí lo es de no darse cuenta de que ese no es el camino. El sablazo del próximo intento será histórico.

Puede ser que ayer, cuando me dormí en el sofá, delirase todo esto de las expectativas; o puede ser que solamente estuviese cansado. Lo único que tengo claro es que necesito unas vacaciones. Mi año (temporada periodística) parecía una cosa en su comienzo, y ha acabado siendo algo muy distinto en lo laboral y lo personal. Otra vez más, las dichosas expectativas. Como a Southgate, cada vez me sale más caro el volver a intentarlo. Al menos, yo sé que debo parar, y ahí creo que está la diferencia. Pase lo que pase en este final de temporada, me iré a la playa. El seleccionador inglés, pase lo que pase en esta Eurocopa, deberá seguir el mismo camino para dejar libre el banquillo. Será más feliz él y seremos más felices nosotros sin ponernos expectativas con su fútbol, estoy seguro.

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