Rafael Nadal disputará en París los que serán, con total seguridad, sus últimos Juegos Olímpicos. Lo hará con 38 años y con un físico mermado que le ha obligado a adelantar su retirada. No obstante, pese a todos los contratiempos, la posibilidad de alcanzar el metal junto a Carlos Alcaraz en la modalidad de dobles es una realidad. Nadie habla de otra cosa… pero veo necesario abrir un debate más interesante: ¿tiene opciones el manacorense en el cuadro individual? Mi respuesta es sí.
Quizá sea una locura soñar con algo semejante, pero son unos Juegos Olímpicos, en París y sobre arcilla. Un cóctel que para Nadal es sinónimo de éxito.
🤔 Bastad… ni bien ni mal
De partida, es importante recalcar el imán de Nadal con los Juegos Olímpicos. Dejando a un lado sus 22 Grand Slam, el mallorquín posee dos oros: Pekín 2008 en individuales y Río de Janeiro 2016 junto a Marc López. Todo el mundo mira al dobles porque Rafa formará pareja con el reciente campeón de Roland Garros, pero lo cierto es que individualmente puede tener su chance.
Él no lo reconoce, pero la posibilidad existe. Y ha trabajado para ello. Nadal utilizó el ranking protegido para acceder a su tercera cita olímpica —ausente en Londres 2012 por lesión—, ya que su posición previa a Bastad (261) no le daba acceso. Además, al contrario que el resto, ha ignorado todo un Grand Slam como Wimbledon para llegar mejor rodado que el resto a la tierra batida. Sí, lo ha hecho obligado por su físico, porque el cambio de arcilla a hierba no es precisamente suave para el cuerpo, pero no hay mal que por bien no venga.
Bastad, para muchos, ha podido resultar un fracaso. Incluso para el propio Nadal, que afirmó haber «jugado muy mal» y estar «triste» por ello. Pero no hay que quedarse con la fatiga que acusó en la final frente a Nuno Borges, número 51 del mundo, que le llevó a caer en dos sets. Lo más importante es que ha competido bien durante una semana, con partidos consecutivos que han llegado a superar incluso las cuatro horas.
Hasta la final no acusó ese desgaste. Y el rodaje le puede haber venido bien para que no le suceda lo mismo en estos Juegos Olímpicos. Físicamente no está tan mal y, a nivel de sensaciones, ya demostró hace poco más de un mes estar capacitado para retos importantes.
💪 En Roland Garros ya dejó buenas sensaciones
Hablo de Roland Garros, claro. Fue la prueba de que está a punto. Y es que el nivel y el físico de Nadal actualmente tienen poco (o nada) que ver con el de principios de año. Es cierto que no ha tenido el bagaje suficiente como para coger un ritmo óptimo, pero si la gira de tierra hubiese comenzado en junio… la película hubiese sido muy diferente. Conforme pasaron las semanas creció su tenis. El mejor resultado, curiosamente, lo obtuvo en Madrid, donde la altura acostumbra a darle algún disgusto. Allí alcanzó los octavos de final, dejando en el camino a De Miñaur. En Roma llegó el mazazo frente a Hurkacz, con un partido que marchitó cualquier atisbo de ilusión. Pero en París, a donde regresará en unos días, cambió la escena.
No por el resultado —perdió también en sets corridos—, sino porque la imagen fue satisfactoria. Por momentos discutió el partido a Zverev que, recordemos, finalmente resultó finalista —perdió frente a Alcaraz—. El mayor interrogante, que podría ser si el español estaba preparado para una batalla a cinco actos, no necesita ahora de ninguna respuesta, pues los Juegos Olímpicos se disputan al mejor de tres mangas.
Gran parte de las opciones de Nadal dependerán del cuadro y lo accesible que sea en su inicio. También de alguna que otra posible sorpresa, por su puesto. Si tiene cierto respiro en los primeros envites, que nadie le descarte. Son unos Juegos Olímpicos. En París. En tierra. Todo son buenos recuerdos para el español, que buscará agrandar su leyenda no solo en el dobles.