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✍️​ Opinión

El marco legal obliga a que los árbitros dependan de las federaciones según los estatutos de la FIFA

En fechas recientes, resulta muy curioso comprobar cómo aquellos que pretenden erigirse en los máximos defensores del modelo futbolístico federativo piramidal y lanzan continuamente, a través de sus redes sociales, mensajes apocalípticos alertando sobre los problemas que el modelo de la Superliga planea para todo el fútbol mundial, sean los que, con un énfasis nada casual, proclaman hoy un nuevo dogma: que el arbitraje abandone el ámbito federativo. Y se quedan tan anchos. Michel de Montaigne decía que “nadie está libre de decir estupideces; lo malo es decirlas con énfasis”.

El problema se agudiza aún más cuando el dogma es predicado en multitud de homilías por presuntos juristas y altos directivos del futbol profesional, o grandes periodistas deportivos expertos en arbitraje futbolístico, a quienes se les presupone un conocimiento, al menos básico, tanto de la legislación deportiva estatal como de los reglamentos del fútbol.

Ahí, el colmo de la estupidez alcanza cotas inimaginables, porque el predicador y orondo buscapleitos, o su adlátere monaguillo periodístico, dicen justo lo contrario a lo dispuesto en el marco legal aplicable. Vamos, lo que viene siendo una estupidez enfatizada, tan habitual en este tipo de personajes.

Hacer que el arbitraje dependa de las Ligas: un absurda aspiración

Nos explicaremos. La Ley del Deporte dispone en su artículo 46.3 que los estatutos federativos deben incluir el órgano de dirección y gestión del arbitraje de las competiciones oficiales cuando la federación internacional así lo requiera con dependencia federativa exclusiva, si así lo establecen las normas federativas internacionales.

En el caso del fútbol, los Estatutos de la FIFA establecen en su artículo 14 .1 g) que cada federación debe crear una comisión de árbitros que esté directamente subordinada a la propia entidad federativa.

En desarrollo de dicho precepto, el artículo 3 del Reglamento sobre la Organización del Arbitraje de la FIFA afirma que la comisión de árbitros debe formar parte de la estructura federativa y ser la responsable de la organización, la regulación y el desarrollo del arbitraje. Debe estar bajo el control exclusivo de la Federación y en ninguna circunstancia debe recaer bajo la supervisión o control de otros organismos, tales como ligas o instituciones gubernamentales.

De acuerdo con el artículo 4, la comisión estará compuesta exclusivamente por exárbitros (a ser posible, que hayan ejercido en la máxima categoría de sus respectivas ligas) y sus miembros no podrán tener afiliación alguna con clubes y ligas.

En consecuencia, la organización del arbitraje en el futbol, desde hace más de un siglo y medio, pertenece al ámbito federativo porque es el que siempre va a velar por su adecuada organización, regulación, desarrollo y protección. Ese es su lugar, de acuerdo con el modelo federativo piramidal del fútbol; y se lleva a cabo en 210 de las 211 asociaciones nacionales existentes en la fecha actual. Nos guste más o menos. La pregunta es obvia: ¿podría organizarse de otra manera? Indudablemente, sí. ¿Sería mejor? Probablemente, no.

Un problema de coherencia

Eso sí, si se lucha por las bondades del modelo federativo piramidal y se lanzan pláticas bélicas en contra del modelo de la Superliga, la congruencia exige ser coherentes, al igual que con la coordinación federativa, que tampoco suele gustar a este tipo de sujetos, dado que los sitúa dentro de su ámbito federativo y limitado de ejercicio de competencias.

Como decía De Montaigne, todos podemos decir estupideces, pero lo peor es enfatizarlas, tal y como le ocurre a este tipo de sujetos que cambian de opinión en apenas segundos, sosteniendo sin problemas una y la contraria en función de lo que les interesa personalmente en cada momento; y sin tener en cuenta el interés general del fútbol, claro. Tales comportamientos nos recuerdan la famosa frase atribuida a Groucho Marx: “estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.

Tenía razón Marcel Camus cuando afirmaba que “la estupidez insiste siempre”; y, como bien manifestó Martin Luther King, “nada en el mundo es mas peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”. Por eso, esperamos, rezamos y confiamos en que, en las futuras homilías de esos sujetos, al menos se estudien y preparen con detenimiento y antelación cuál es el marco legal aplicable a la organización del arbitraje antes citado que, como hemos visto, corrige acertadamente las estupideces enfatizadas del directivo y del periodista correveidile.

Con tal propósito hemos redactado las líneas que ahora culminan, ya que, de lo contrario, tendríamos que citar a Quevedo cuando nos recordaba que todos los que parecen estúpidos, lo son; y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen…

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