Rafa Nadal ha enlazado cuatro derrotas consecutivas en este tramo final de temporada, a falta de un intrascendente encuentro en el que ‘solo’ pelea por 200 puntos y 383.000 euros. Es la cuarta ocasión en la que experimenta una situación similar y siempre ha salido airoso e incluso reforzado. Parece muy osado entonces vaticinar el final de su carrera, cuando el balance previo a las ATP Finals era de 38-6 con cuatro títulos en su bolsillo.
Los detractores de Nadal apuntan a que el físico del español no está para grandes cotas. Como también lo afirmaron en 2012, 2016 o 2021, antes de que Rafa les abriera los ojos. Curiosamente, son los mismos que este año tras Roland Garros le ensalzaban y vitoreaban con la ilusión de que pudiese ganar todos los Grand Slam del curso.
Nadal necesita tiempo
El balear ha alimentado las dudas tras confesar después de su último partido ante Aliassime que no sabe si volverá a “alcanzar ese nivel” al que nos tiene acostumbrados. Estas palabras, sin embargo, no son nuevas. Responden más a su humildad que a una certeza. Siempre ha construido sus discursos desde la cautela.
Lo más relevante es que no es su tenis lo que se resiente, sino su confianza. Y en la faceta mental, nadie está al nivel de Rafa. Es cuestión de tiempo. “No se me ha olvidado jugar a tenis o cómo ser fuerte mentalmente, lo que necesito es recuperar la confianza para estar al nivel que quiero estar”, añadió también tras caer frente al canadiense. Razón no le falta. Desde que su lesión abdominal le impidiera disputar las semifinales de Wimbledon en el mes de julio solo ha disputado ocho partidos. Y dos de ellos en estas ATP Finals. Llegó a Turín con un bagaje de seis partidos en cinco meses. Así, difícil encontrar ritmo y confianza. Pero es solo cuestión de tiempo.
Ya lo ha hecho otras veces
Nadal, a lo largo de su carrera, ha lidiado infinidad de veces con situaciones similares. Casi innumerables. Y no hay que echar la vista muy atrás para vislumbrar la última ‘resurrección’ de un tenista que busca retirarse como el mejor de la historia. El pasado año disputó su último partido en Washington, a principios de agosto. Cinco meses después arrancó 2022 con 21 triunfos consecutivos y dos títulos, entre ellos su ansiado segundo Abierto de Australia.
La edad pasa factura, pero a Nadal le queda cuerda para rato. No obstante, tampoco se puede omitir que el físico que tanto le ha lastrado, es ahora su gran preocupación. La buena noticia es que no ha excusado sus derrotas en ninguna molestia. De hecho, los periodistas que han acudido a Turín afirmaron haber visto a Nadal mejor que nunca en los entrenamientos previos.
Que no tenga molestias es motivo para la esperanza. Que le hayamos visto levantarse infinidad de veces, también. Pero lo que debe alentar a todos sus seguidores es el hambre que, a sus 35 años, tiene el manacorense. “Voy a morir por conseguir el nivel que quiero. Aquí empieza mi 2023”. Ese fue el gran mensaje de Nadal en su última rueda de prensa. Lo ilógico es pensar que Nadal está acabado. Nadie debe dar por muerto al balear.
Una lucha por la historia
Nadal lo ha ganado todo, pero sus ganas no se desvanecen porque en su cabeza tiene marcado un objetivo: ser el mejor tenista de la historia. Muchos defenderán a Federer independientemente de los títulos, pero la batalla entre el ‘big three’ es real. Con Djokovic reactivado tras un 2022 en el que no ha podido competir ni en Australia ni en Nueva York, a Nadal no le queda otra que recuperar su mejor versión para acrecentar su palmarés de ‘majors’, el cual lidera (22), solo uno por encima del serbio.