En el suroeste de la periferia de Londres, dentro del municipio de Richmond upon Thames, se encuentra uno de los recintos más emblemáticos del deporte. Se trata del estadio de Twickenham, un terreno que es la meca para los aficionados al rugby. Con una capacidad para 82.000 espectadores, es el segundo más grande del Reino Unido tras Wembley y el quinto mayor de Europa. Todo parece perfecto y genial. Pero hay un inconveniente: el estadio se construyó en 1909. Y aunque haya tenido varias reformas, se ha quedado antiguo. Hecho que ha llevado a la Rugby Football Union (RFU) a buscar soluciones. Y esos caminos condujeron a Wembley…
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🤔 ¿Por qué se miró a Wembley para vender Twickenham?
Todo en la vida tiene una fecha de caducidad. Y esta fecha ya lleva acercándose peligrosamente para Twickenham, si no se ha pasado ya. Como ocurre con Old Trafford, el estadio necesita una remodelación. Pero hincarle el diente y empezar con las obras podría tener un coste de 663 millones de libras esterlinas, algo más de 770 millones de euros. Por ese motivo, la RFU estudió la posibilidad de vender Twickenham y trasladarse a Wembley, un estadio que fue demolido en 2002 y construido de nuevo. Se volvió a abrir al público en 2007.
En vista de esto, la Federación inglesa de rugby tanteó la idea de contactar con la de fútbol para comprar el 50% del estadio de Wembley. Algo que saldría más barato que acometer una amplia reforma en Twickenham, con lo que ese proceso puede conllevar para la vida normal del rugby en ese estadio. Todo está detallado en un proyecto de 69 páginas titulado «Twickenham Stadium Masterplan Programme».

Las obras del nuevo Twickenham no comenzarían antes de 2027.
Pese a que esa idea rondó muchas cabezas, la decisión final ha sido ‘quedarse’ en el emblemático Twickenham, después de que el sindicato decidiera no trasladarse a Wembley. Aunque el informe añade que la remodelación de 663 millones de libras se considera actualmente «inasequible», afirma que se dará prioridad a las obras esenciales a costa de unos 300 millones de libras de financiación disponible. Cualquier préstamo de más de 150 millones de libras necesitaría la aprobación previa del Consejo de la RFU.
«Nuestro plan se está desarrollando para garantizar que el estadio nacional de rugby de Inglaterra se mantenga al día, cumpla con todas las regulaciones pertinentes, proporcione las mejores experiencias posibles a los aficionados y continúe generando ingresos para reinvertir en la comunidad y el juego profesional», dijo un portavoz de la RFU. A lo largo de los próximos 12 meses se trabajará en el diseño de la siguiente fase y se evaluarán las intervenciones que podrían llevarse a cabo. El plazo de 10 meses entre los torneos de las Seis Naciones de 2027 y 2028, dada la falta de partidos internacionales de otoño en 2027 debido a la Copa Mundial masculina de ese año, se ha destacado como un plazo potencial para la construcción.
🤑 Twickenham, templo del rugby y máquina de hacer dinero
En la Rugby Football Union saben lo que tienen entre las manos. Una mina de oro. Antigua, pero que sigue dando sus frutos. Inglaterra es la única nación local que aún no ha vendido los derechos de nombre de sus estadios nacionales. Aunque esa vía no está descartada, la idea es seguir con el nombre original del recinto. Pero como ha pasado en otros estadios, Twickenham no solo acoge partidos de rugby, sino que también se emplea para albergar conciertos o festivales de otra índole alejada al balón.

Vista aérea del estadio de Twickenham.
Twickenham, situado cerca del aeropuerto de Heathrow, cuenta con un hotel de cuatro estrellas, un gimnasio, una tienda oficial de la RFU, un museo de rugby que propone también visitas y salas de recepción alquiladas a precio de oro por la federación a empresas o particulares. Según un estudio de 2014, el estadio generó 208 millones de euros de ingresos, de los que 121 provenían directamente de la explotación comercial del recinto. Algo que aumentó considerablemente en 2015, cuando Inglaterra fue sede de la Copa del Mundo de Rugby.
Esos ingresos son a día de hoy mucho mayores por la inflación de los precios. Por ejemplo, una entrada para ver el último partido en Inglaterra en Twickenham costaba algo más de 100 libras esterlinas. Ahora, con la remodelación, prevista para no antes del 2027, se quiere seguir aumentando esos ingresos por explotación, mirando de cerca los pasos también de estadios como Wembley, el Tottenham Stadium, el Metropolitano o el Santiago Bernabéu.