El salto adelante de Ferrari no ha sido suficiente. La Scudería no ha peleado por el Mundial, ni se espera que lo haga en 2023, donde Mercedes podría ser de nuevo la alternativa a Red Bull. Tras la marcha de Binotto se abre una nueva etapa en una marca que presume de ser la que más títulos ostenta en la historia de la Fórmula 1 (16), pero que no gana desde hace casi tres lustros.
😔 La sequía de Ferrari
Ferrari no gana el Mundial de Constructores desde 2008. Un recuerdo agridulce, pese al éxito, después de que Hamilton le arrebatara el título a Massa en la última vuelta. Para el Mundial de pilotos hay que remontarse un año atrás, a 2007, cuando el caos en McLaren sirvió en bandeja la victoria a Raikkonen. Un bagaje pobre en comparación con la hegemonía que habían impuesto años atrás (99-04), con un Michael Schumacher que en 2004 ganó con victoria en 13 de las 18 citas del campeonato.
Casi tres lustros sin un Mundial. Ni de constructores, ni de pilotos. Lo más cerca que estuvo Ferrari de lograrlo fue en 2012. Fernando Alonso, en una temporada casi surrealista, acabó con más del doble de puntos que su compañero (Massa) y se quedó a tan solo tres del Red Bull de Sebastian Vettel. Todo han sido decepciones, con cambios al frente de la escudería. El momento propicio para asestar un golpe en la mesa era 2022, pero ha carecido fuerza.
👎 Lo que pudo ser y no fue
Charles Leclerc sumó en Australia (tercer Gran Premio) su segunda victoria de la temporada. En ese momento en el que Red Bull daba síntomas de debilidad en cuanto a fiabilidad, la posibilidad de título parecía real. El transcurso de las carreras dictó lo contrario, con un desarrollo del monoplaza mucho más importante en la escudería de la bebida energética.
El Mundial se tiñó de gris muy pronto para Ferrari, aunque el monegasco confiaba en cambiar las tornas en verano. Hasta que en Bélgica asumió la realidad: “Vimos esa brecha de rendimiento entre nosotros y Red Bull en Spa, una brecha que nunca habíamos visto en la primera parte del año, y sabía que iba a ser muy difícil».
Al final, un paseo para Verstappen. 15 triunfos en 23 carreras. Casi 150 puntos más que Leclerc, que hasta la última cita no pudo asegurarse el subcampeonato. El monegasco le ha pedido un paso más a Ferrari, pero la sensación es que lo tendrán más complicado que esta temporada.
Sin esperanzas para 2023
El segundo tramo de la última temporada confirmó que Mercedes está lista para volver a la batalla. Gracias a la fiabilidad y al desarrollo del monoplaza han conseguido firmar 17 podios (victoria de Russell incluida) en un año con previsiones a la baja. En 2023, por tanto, aspiran a todo. Eso sí, lo harán a ciegas una vez más. El equipo ha cambiado su parecer: implementará los pontones y cambiará por completo el diseño del coche.
Red Bull ha sido el equipo que mejor se ha adaptado al cambio de reglamentación. Tras un 2021 igualado y un 2022 donde han dado la sensación de ir ‘sobrados’, todo apunta a que serán el rival a batir en 2023. Eso sí, con la incógnita de cómo lidiará Cristhian Horner con la tensa relación entre sus pilotos, después de que Verstappen se negara a dejar pasar a Pérez para facilitarle su lucha por el subcampeonato.
En Ferrari también pueden saltar chispas si Sainz consigue rodar en tiempos de Leclerc. Sobre todo tras la llegada de Vasseur a petición del monegasco. Pero por el momento eso no es un problema. Lo preocupante ha sido la brecha que abrió Red Bull en el Mundial y el paso al frente de Mercedes. Todas las ilusiones y esperanzas estaban depositadas en un 2022 que bien puede tildarse de decepcionante para la Scudería. De ahí que nadie se atreva ahora a incluirles en la lucha por el Mundial. Quizás eso sea lo mejor, hacer menos ruido y hablar solo sobre el asfalto.