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Pablo Lima: «La idolatría a los deportistas nunca me ha gustado»

Pablo Lima es uno de los mejores de la historia. Se retiró la temporada pasada con un palmarés impresionante: 50 títulos como profesional y cuatro años como número uno del mundo junto a Belasteguín. Apodado ‘el cañón de Porto Alegre’, era un zurdo trabajador y físico que nunca daba una pelota por perdida, no exento de talento, pues sin él nadie llega a lo más alto.

En las distancias cortas es una persona con los pies en el suelo, accesible y que se desmarca de algunas actitudes de la nueva realidad del pádel. Desde Brasil, donde ha estado ayudando sin descanso en la tragedia de Rio Grande do Sul y atendiendo a su familia, repasamos con él su trayectoria como jugador, su visión del pádel actual y sus planes de futuro.

Entrevista a Pablo Lima: «El pádel es lo que haces, pero no lo que eres»

Pregunta.  Repasemos un poco tu trayectoria como jugador. ¿Qué recuerdo guardas de tu etapa con Juani Mieres? 

Respuesta.  La verdad que fue muy bonita porque empezamos con un ranking muy bajo, y ya en el segundo torneo quedamos campeones. Eso hizo que escaláramos posiciones muy rápido. Fueron seis años de mucho entusiasmo, gratificantes, pero al mismo tiempo muy duros porque por más que jugáramos bien, y entrenáramos más y más, siempre chocábamos contra el mismo muro, que eran Juan y Bela.

Había que recomponerse cada semana para seguir luchando. Complicado, pero una etapa muy bonita. Tengo recuerdos maravillosos de esa época porque jugando con Juani fue cuando me di cuenta de que podía llegar a estar entre las primeras parejas. Ganar el primer torneo fue como romper una barrera y luego se repitió unas cuantas veces.

P.  ¿Cómo se mantiene la ilusión cuando hay unos rivales que siempre te ganan, Pablo Lima?

R.  Era un poco raro porque había parejas detrás de nosotros en el ranking que les ganaban más. Eso era un lío mental. Supongo que contra nosotros, que casi siempre jugábamos la final, ya tenían todas las alarmas puestas.

Nunca nos comparamos con ellos porque rápidamente nos dimos cuenta de que eran incomparables. Ha sido la mejor pareja de la historia y era casi un honor haber sido los candidatos a desbancarlos. Aunque no lo logramos, nos sentíamos bien porque creíamos en nosotros y nuestra gente también confiaba en que podíamos hacerlo.

P.  Llegasteis al número uno dos semanas

R.  Sí, fue muy raro porque no les ganábamos casi nunca así que ni siquiera mirábamos el ranking. Algo pasó, ellos no jugaron algo, y les quitaron puntos.

De repente estábamos desayunando y toda la gente venía a felicitarnos diciendo que éramos la pareja uno. No entendíamos nada. Nos sonaba a cachondeo, pensábamos que era un vacile. Luego lo miramos y resultaba que era verdad. Pero aunque el ranking dijera eso, no nos sentíamos merecedores por juego, así que no nos lo tomamos en serio.

P. Luego tú, Pablo Lima, con ‘Bela’ también hiciste historia.  

R. Esos años fueron mágicos porque todo funcionaba a la perfección. Pelotas que en otro momento hubieran sido puntos para el rival, o las bolas en la cinta en el 40 iguales, todas caían a nuestro favor. Trabajamos muchísimo, eso sí, y eso se reflejaba en la pista.

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Se juntaron dos cosas: Bela quería demostrar que podía ser número uno sin Juan Martín, y yo tenía el deseo de optar por el número uno después de tantos años sin romper el techo del dos. Eso hizo que la pareja funcionara de una manera perfecta, era como un cuento de hadas.

P. Pero vosotros erais depredadores.

R. Déjame contarte una anécdota. Una vez tomé un taxi en Madrid, iba a jugar un proam (torneo de profesionales con amateurs) y el conductor me dice “Anda juegas al pádel, yo también. El otro día vi a un tal Belasteguín y un tal Lima que devuelven todas las pelotas”. Y le digo yo “¿En serio? No me digas que hasta las que salen fuera de la pista». Y él “Sí sí, ésas también macho, y las meten de vuelta. Son la leche». Yo no llegué a decirle quién era yo (risas). Nuestro juego no era muy vistoso, se basaba en cometer muy poquitos errores.

P. Y triturar a vuestros rivales como un martillo pilón. Uno de ellos era Paquito Navarro con el que jugaste cuando se lesionó Bela. A mí me parecía la pareja perfecta. Pero fue como si todo se desmoronara tras una final que perdisteis en Murcia cuando la teníais casi ganada.

 

R. Sí, fue contra Maxi y Sanyo. Íbamos ganando 6-2, 5-2 y me atrapé como pocas veces en mi carrera, empecé a fallar y fallar. No supe salir de ese bucle y perdimos, ellos lo hicieron bien pero yo tuve una colaboración destacada.

Cuando Bela se recuperó volví con él. En 2020 Paco y yo volvimos a jugar juntos. Empezamos bien ganando el primer torneo en Marbella, pero llegó la pandemia y luego creo que nos faltó trabajo para pelear por el número uno porque juego teníamos.

P. Yo os veía totalmente complementarios pero, claro, hay que demostrarlo en la pista.

R. El pádel es muy complejo, hay que cuajar dentro de la pista. A veces una pareja por la que nadie da un euro funciona a la perfección. Es muy difícil hacer adivinanzas.

P.  ¿Cuándo jugaste con el joven Galán pensaste que llegaría tan alto?

R. Sí, sabía que era cuestión de tiempo porque tenía un gran potencial. Físicamente ya era bueno, pero ahora es impresionante, un animal. Tiene una fuerza, resistencia y agilidad que lo hacen el mejor del circuito en ese aspecto.

GALÁN CHINGOTTO pablo lima

Hay jugadores que ves que son buenos pero no van a llegar a la cima porque les falta algo y otros en los que ves un engranaje que cuando se ajuste bien los va a llevar al TOP. Y sigue creciendo cada año. Es muy bueno que los jugadores aunque están arriba sigan progresando.

P.  ¿Crees Pablo Lima que el jugador de pádel actual está un poco sobreprotegido y eso los hace tener menos tolerancia a la frustración?

R. Cuando eres deportista tienes muchos privilegios. Yo cuando iba a un hospital, los demás hacían 2 horas de cola y yo ni la veía. La resonancia que tardan una semana en darte a ti te la dan en el día.

Si no tienes a nadie que te recuerde que por tener esos privilegios no eres especial, al final te crees que lo eres. Yo por suerte he tenido a mi mujer recordándome lo que era normal y lo que no. El entorno te tiene que decir la verdad. Si te crees especial y recibes una crítica no la encajas. ¿Cómo te van a criticar si eres un semi Dios? Cuando dejes de jugar te darás cuenta de que no lo eres y cuanto antes lo entiendas, mejor para tu formación como persona.

Yo siempre he dicho esta frase: el pádel es lo que hago, pero no es lo que soy. Nunca quise comprar el personaje de jugador de pádel porque cuando dejas de jugar te puede doler mucho.

P.  Al final son personas que tienen un don para hacer excepcionalmente bien una cosa, y eso merece admiración, pero son personas normales. Otros son muy buenos en otras cosas y no les damos tanta importancia.

R. Exacto, lo que hacen en la pista es impresionante, pero fuera de ella son personas como cualquier otra. La idolatría a los deportistas nunca me ha gustado. Yo sabía que jugaba bien al pádel, nada más. Toda esa veneración puede confundir a la gente más joven. Se pueden creer cosas que todavía no son y que pueden llegar a ser. O quizá no.

P. Hablabas de entornos de jugadores y jugadoras. Los veo de dos tipos. Uno en el que la familia le recuerda de dónde viene, le baja a la tierra. Y otro en el que el jugador tiene una especie de caravana a la que se va sumando gente que vive de él y le dice que es el mejor, el más guapo y listo. Y el que diga lo contrario es un enemigo, está en contra, no entiende y tiene mala intención.

R. Para mí es una especie de crueldad. Cuando yo hacía cagadas mi entorno me lo decía. Una vez tiramos un pelotazo a una señora en la tribuna, que no le iba a ella, era para unos que me estaban insultando, pero rebotó y le dio a ella.

Imagínate si el entorno me dice que es lo que tenía que hacer y que fue mala suerte que la señora estuviera ahí. Uno siempre quiere convencerse de lo que le gusta escuchar y esta gente que les rodea tiene miedo de distanciarse por decirle cosas que no le gustan.

Eso crea una gran confusión porque sin decir nombres veo jugadores que cuando salen de su entorno ni siquiera saben quién son. Y es muy duro no saber quién eres. En la vida eres muchísimas más cosas que jugador de pádel.
Son los nuevos tiempos y es lo que toca ver. Hay entrenadores y entornos que no son de esta manera y es donde el jugador progresa más.

P. ¿Tú, Pablo Lima, tienes intención de ser entrenador?

R. Creo que voy a abrir un centro de entrenamiento en Brasil porque hace falta, pero me quedaré en la parte de formación de jugadores. Acompañar profesionales y viajar en el circuito no me gustaría porque voy a tener que estar chocando todo el tiempo y prefiero evitarme disgustos a mí y a ellos.

Hay una jerarquía que se debe respetar, y es que el entrenador tiene que estar por encima del jugador, da igual quién gane más dinero. Y veo que a veces eso no se respeta y se pierde el equilibrio necesario. Eso me choca y entristece porque tengo aprecio a entrenadores que viven cosas que no se merecen.

P. Toni Nadal contó que nunca quiso cobrar de Rafa para no verse condicionado al decirle las cosas.

R. El jugador no es el jefe del entrenador, ni al revés. El entrenador es un socio más de un proyecto, de una sociedad en la que hay que respetar los cargos de cada uno.

P. Si tuvieras que jugar tu último partido, Pablo Lima, ¿con quién te gustaría jugarlo y contra quién?

R. Con Mieres porque fue con quien gané mi primer torneo, con el que empecé a despuntar. Y contra Juan Martín y Bela, para que nos ganasen por última vez (risas).

P. ¿Qué jugadores te están llamando más la atención en el circuito actual?

R. En chicas, Claudia Fernández. Juega una barbaridad, me impresiona mucho su mentalidad y frialdad. Es madura. Se puede ser maduro con 18 años o inmaduro con 45. No maduras automáticamente al cumplir años.

En chicos Tino Libaak y Leo Ausburger son una pareja muy peligrosa. Su engranaje no está fino del todo pero cuando esté creo que se van a instalar mucho más arriba. Me gusta cómo compiten.

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P. ¿Qué parejas crees, Pablo Lima, que terminarán en el número uno?

R. En el femenino apuesto por Delfi y Bea, que están jugando muy bien. Cuando te afianzas en el número uno te empiezan a temblar los cimientos por miedo a perder lo que has logrado.

El masculino está durísimo, parecen relevos de una carrera ciclista: yo tomo el pelotón, luego descanso dos pruebas y lo lideras tú… A partir de septiembre se definirá más, pero creo que Chingotto y Galán tienen muchas opciones. Chingotto es espectacular, el trabajo silencioso que hace es tremendo y ahora está jugando muy valiente. Pero Arturo Coello y Agustín Tapia son impresionantes, es una locura. Que un tío como Arturo se aparte para que su compañero que mide 10 o 15 centímetros menos le pegue por encima de su cabeza dice mucho de ellos. Se van relevando el en rol de capitán, que es lo que hacen las parejas buenas, aprovechar el momento de cada uno, y cuando coincide el de los dos, son imparables.

Y no nos olvidemos de Stupa y Di Nenno que han bajado un poco pero también tienen sus posibilidades.

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