La historia del tenis revela más y más casos de jugadores que a la hora de la verdad, en los partidos más importantes, se vienen abajo en un momento u otro. Para ganarlos no solo hay que ser muy bueno, sino saber jugarlos. Y Carlos Alcaraz sabe mucho de ello.
En su en su imponente ascensión hacia más allá de un límite que hoy no existe, el murciano lleva resolviendo poco a poco el dilema que le rodea desde que era un cadete: asegurar o divertir. Por suerte para el aficionado, hace las dos completamente bien; gana los puntos, se divierte sobre la pista y nos hace disfrutar con cada bola.
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No obstante, como en cada deporte y disciplina que requiera de un buen estado físico y de una estabilidad emocional fuerte e intensa, Carlos Alcaraz también entiende que el tenis no es para toda la vida. O al menos sabe que no será jugador de tenis para siempre.
Carlos Alcaraz, un apasionado del golf
Abriendo una nueva era brillante en el tenis español y mundial, en solo tres años en el circuito ATP ha transformado las promesas en realidad y ha conquistado 12 títulos, entre ellos dos Grand Slam. Por talento y títulos, es el gran elegido para liderar la nueva generación mundial.
Empezó a entrenar a nivel profesional desde los 15 años, al lado del reconocido preparador Juan Carlos Ferrero. Año tras año se ha superado en todos los sentidos. No obstante, lo que más ha llamado la atención es su transformación física, considerando que uno de sus primeros sobrenombres fue «cuerpo espagueti», debido a su delgadez y estatura.
Esa preparación, además de la de jugar al tenis al más alto nivel, viene reconocida por su afición al golf. De hecho, el golf es uno de sus deportes favoritos, sino el que más, después del tenis.
Siempre que puede acude a practicar golf
El primer contacto del tenista murciano con el golf se produjo en el recorrido alicantino de Alenda Golf, precisamente con amigos que le transmitieron el gusanillo por este deporte. Fue Cervantes, reputado nombre del golf en España, quien ha visto crecer a Alcaraz con la bolsa de palos.
Como ha sido costumbre con Rafa Nadal durante toda su carrera, Alcaraz también compatibiliza su carrera tenística con su afición por los palos de golf y siempre que puede acude a practicarlo.
Detrás de esta afición, como ocurre con los éxitos en las pistas de tenis, también se ve la influencia de Ferrero, aficionado confeso al green gracias a su amistad con el propio Sergio García.
