La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) lanzó una campaña contra el racismo hace solo unos días, tras los hechos acaecidos en Mestalla contra Vinicius, con objetivo de concienciar a los aficionados al fútbol de que “no son tolerables insultos o actitudes discriminatorias por ningún motivo”. Desde entonces, antes de cada envite, los jugadores lucen una pancarta en la que puede leerse “Racistas, fuera del fútbol”.
Sin embargo, el pasado fin de semana se vivió otro episodio negativo. El organismo presidido por Luis Rubiales ha denunciado, a través de sus órganos competentes, los cánticos racistas que se produjeron en el choque que enfrentaba al Real Avilés y al Recreativo Granada, correspondiente al playoff de ascenso a Primera Federación. Unos actos que propiciaron que Javier Figueiredo, colegiado del encuentro, tuviera que activar el protocolo de racismo.
La RFEF considera que los cánticos solo se produjeron en un sector “aislado y muy concreto” del Estadio Román Suárez Puerta. El jugador afectado fue Samu Omorodion, del equipo granadino. El árbitro, Figueiredo Comesaña, actuó como es debido: aplicó el protocolo antirracista de la Federación y dio la orden de que se avisara por megafonía que debían cesar los cánticos. Por fortuna, así fue, y los gritos dejaron de escucharse. De no haber sido así, el partido hubiese quedado suspendido.
La RFEF ha mostrado su apoyo al futbolista, como al Granada CF —del cual el Recreativo Granada es filial—. También, en un escrito en su web, el organismo de la Federación denuncia los cánticos racistas que se produjeron y recuerdan la importancia de la citada campaña lanzada hace solo unas semanas, con el objetivo de erradicar la xenofobia y la violencia discriminatoria.
