El VAR ya lleva varias temporadas acompañando al fútbol. Pese a ello, la polémica no deja de ir en ascenso con la herramienta y su protocolo. Este último es el gran desconocido para el aficionado medio, pues provoca gran parte de las críticas que recibe el videoarbitraje. Uno de los puntos más inexplorados es el motivo por el cual el VAR no entra en las tarjetas amarillas, solamente en las rojas. Aun así, no hay de qué preocuparse. Desde Legal Sport traemos la respuesta a la pregunta del millón.
🟨 Si no se revisan las amarillas, no se pierde tiempo de juego
Solo con ojear el protocolo del VAR que ofrece la IFAB (la organización que maneja la normativa del fútbol), se deduce algo fundamental: el árbitro de campo es el que toma la decisión, no el que se encuentre en la sala VOR. El objetivo es que el VAR sea un apoyo para el colegiado, que funcione como una especie de red salvavidas ante los errores claros y manifiestos. Por ello, cuantas menos revisiones haya, mejor será para no cortar el ritmo del juego.
Quitar las tarjetas amarillas de estas revisiones del VAR ayuda a que se reduzca el número de revisiones, pues es la amonestación más común. El hecho de revisar una acción polémica lleva bastante tiempo, y el llevarse a cabo una corrección por ese tipo de infracciones podría beneficiar al equipo infractor para perder tiempo de juego. Y, si se tiene en cuenta que los minutos en los que no se juega son una de las grandes preocupaciones de la IFAB y el fútbol, no es de recibo andar parando el partido.
💭 ¿Son realmente acciones claras y manifiestas?
Cuando se creó el VAR, siempre se hablaba de solucionar las malas decisiones en las jugadas claras y manifiestas. Estas, generalmente, son en acciones que tienen una trascendencia mayor en el devenir del partido. Ya sean penaltis, goles anulados o expulsiones, el videoarbitraje ayuda al colegiado a que pueda elegir de la mejor manera y no afectar en el resultado del partido. Dentro de este tipo de eventos, las infracciones que son señaladas con tarjeta amarilla no cuadran al 100% con esa definición. A no ser que sea una situación increíblemente específica, es imposible ver una revisión de una cartulina amarilla como algo trascendental para el partido de manera directa.
La cosa es cuando hay una segunda tarjeta amarilla. Ahí, el amonestar al jugador va mucho más allá, pues equivale a una expulsión. Puede haber debate, pero sería algo eterno. No deja de ser un castigo por una infracción que no requiere tarjeta roja, y la expulsión viene por la acumulación de estas, no por la dureza de su acción. El que recibe una expulsión por doble tarjeta amarilla ya va sobre aviso de que puede suceder. Además, si es que hace una acción que requiere la expulsión directa, sí se puede revisar. Por tanto, ese hipotético debate carece de sentido.
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📺 ¿Por qué se han revisado tarjetas amarillas en el VAR?
Si alguna vez se revisa alguna tarjeta amarilla, es por un error del equipo arbitral. No se pueden reinterpretar esas jugadas, a no ser que sea para rebajar el castigo a un futbolista amonestado en primera instancia por una roja directa. Puede pasar que la dureza de la acción se interprete mal en directo, y desde el VAR le avisen al árbitro de campo para corregir el color de la cartulina. Es algo que entra dentro de las posibilidades que evalúa el protocolo.
Luego, hay otro factor a tener en cuenta. Por mucho que la tecnología del VAR acerque al fútbol a esa utopía en la que no hay errores arbitrales, será imposible llegar. Siempre las decisiones las tomará una persona, que por más objetiva que sea puede fallar por su condición humana. A su vez, el fútbol es un deporte que está en continua evolución, y, lo que ahora no se revisa, sí puede ser susceptible de ello en el futuro. Ya sea con una mayor empatía por el fallo o respeto, todas las partes implicadas deben remar en la misma dirección para mejorar el fútbol.