De cabeza a la Eurocopa. Literal y figuradamente. La Selección española femenina se volvió a ver las caras con Dinamarca, tal como ocurrió hace una semana, esta vez en el Heliodoro Rodríguez López de Santa Cruz de Tenerife, y España volvió a vencer, esta vez con más épica que brillantez (3-2), gracias al arrojo de las capitanas, Irene Paredes y Alexia Putellas, que tiraron del carro cuando el encuentro apuntaba a quedar sentenciado. Así, con la fulgurante remontada y los tres puntos consecuentes, las pupilas de Montse Tomé sellaron la clasificación matemática para la Eurocopa 2025 a falta de dos jornadas.
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— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) June 4, 2024
España, a la Eurocopa por la vía rápida
“Por la vía rápida” no porque España resolviese el enfrentamiento ante Dinamarca sin dificultades y con prontitud, sino porque zanjó la clasificación en el mínimo de encuentro posibles —los cuatro disputados durante esta fase previa, en los que sacó los 12 puntos— y porque lo hizo en un lapso de tiempo muy reducido: el combinado español perdía 0-2 en el minuto 75 y, en cosas de 15 minutos, lograron anotar los 3 goles necesarios para dar la vuelta al marcador y certificar la clasificación de forma matemática.
Si el pasado 31 de mayo, España encontró facilidades para encaminar el encuentro, con un tanto temprano de Jenni Hermoso y un penalti previo a la conclusión de la primera mitad transformado por Mariona Caldentey, este nuevo capítulo entre España y Dinamarca ofreció una nueva versión de las nórdicas, mejor preparadas para hacer daño a España.
Andree Alexander Jeglertz, técnico danés, diseñó un escenario mucho más favorable para las suyas y dejó sin apenas margen de maniobra a las españolas, que empezaron a sentirse redundantes con el balón en los pies y vulnerables cuando las visitantes verticalizaban el juego rumbo a la portería de Misa, titular bajo los palos.
Primero, tal como ocurrió en el Velje Stadium hace una semana, la presión de Dinamarca incomodó a España, que resintió no tener de inicio a las tres jugadoras más importantes para retener el balón en situaciones de estrés, espacios reducidos y asfixia rival. Sin Tere Abelleira, sin Aitana Bonmatí y sin Mariona Caldentey, Tomé apostó por Laia Aleixandri, por detrás de Alexia Putellas y Jennifer Hermoso como lanzaderas de las jugadoras que realmente darían forma al sistema elegido: Athenea del Castillo, Eva Navarro y Salma Paralluelo.
El once de España invitaba a pensar que, si escapaban de la presión, que se presuponía incesante durante el primer tramo de partido, podría hacer mucho daño a campo abierto, en vista de las lanzadoras y las velocistas dispuestas sobre el césped del estadio tinerfeño. No fue así, porque el primer golpe lo asestó Dinamarca. Snerle interceptó el pase de Leila Ouahabi y sirvió en bandeja el 0-1 a Jannie Thomsen, que cuajaría una gran actuación.
El primer tanto cambió el organigrama del encuentro y, en tanto que Dinamarca matizó su plan, su altura y sus esfuerzos, dejó sin efecto la propuesta de Tomé y su cuerpo técnico. Las atacantes no tenían espacio para correr y las centrocampistas no lo tenían para dominar. España estaba atascada y, sobre todo, desorientada. Cada pérdida era un suplicio y cada posesión… también. Signe Bruun y Misa tuvieron un cameo de compañeras de club —ambas son jugadoras del Real Madrid— que se saldó a favor de la portera y pudo resultar trascendental.
La segunda mitad trajo los cambios, consecuentes con la búsqueda de la solución de los males que habían gripado el funcionamiento de la Selección en la primera mitad, y aunque no evitaron algún que otro susto, como el remate al palo de Harder, sí empezaron a situar a España en el balcón del área y a generarle situaciones más favorables. Una de ellas terminó en penalti que, en esta ocasión, excepcionalmente, Mariona, recién ingresada, no transformó.
Si ese no era el último tren al que España podía agarrarse para remontar, ya no quedaron dudas cuando Thomsen, en una jugada tan primitiva como efectiva, recorrió los 50 metros que separaban su posición de la portería de Misa tras un saque directo de la portera Østergaard sobre la delantera Vangsgaard, anclada en el centro del campo fijando a las centrales españolas, que peinó para poner a la extremo derecho del Vålerenga en disposición de firmar un doblete que poner su nombre en el escaparate mundial.
0-2, minuto 72. Mala pinta. Pero llega un córner. Y entonces Alexia Putellas, Irene Paredes (rebote en Bruna Vilamala incluido) y gol. 1-2. Siguiente jugada. Leer de nuevo la frase anterior, esta vez sin intervención de nadie, las capitanas obraron la remontada. Paredes, tal como luego reconoció, transformó el regalo de Putellas y empató, en un abrir de cerrar de ojos. Entonces sí, el Heliodoro lo sabía y en el campo todas, unas y otras, lo sentían. Culminó Lucía García, con un gol, este ya sí, made in Spain, que reflejó todo lo que tiene la mejor selección del planeta cuando se suelta. Y que valió el 12/12 en la fase de grupos y el pase a una Eurocopa que ya se presenta en el horizonte como un sueño. Uno que, de momento, debe esperar. Con la tranquilidad del trabajo hecho y el billete ya en la cartera, es momento de pensar en los Juegos Olímpicos.