Los Houston Texans son uno de los “equipos revelación” de la actual temporada de la National Football League (NFL), si es que no el que más se merece este título honorífico. Sin embargo, su incuestionable éxito deportivo se está viendo lamentablemente empañado por una disputa particularmente desagradable que ha estallado en el seno de la familia McNair, propietaria de la franquicia.
En los terrenos de juego, su balance es impecable, a pesar de que cuenta con novatos en los dos puestos que se consideran más importantes en un equipo de fútbol americano. Su entrenador, DeMeco Ryans, que aún no ha cumplido los 40, se estrenó como head coach en febrero del año pasado. Y su quarterback, C. J. Stroud, un veinteañero con una compleja historia personal a sus espaldas, lo hizo como jugador de la NFL hace apenas cuatro meses.
Aun así, este club joven, que empezó a competir en la liga en el año 2002 y que solamente puede presumir de una trayectoria más bien modesta (tiene siete campeonatos de División, pero es el único equipo de la NFL que jamás ha llegado a una final de Conferencia), ha terminado la temporada regular con la tercera mejor marca de su historia (10 partidos ganados y 7 perdidos). Y, sobre todo, arrolló ayer a los Cleveland Browns por 45-14 en el primer partido de los playoffs de esta temporada.
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Pues bien, mientras sus aficionados celebran con jolgorio todo ello, Cary McNair ha iniciado un proceso legal para que su madre, Janice McNair, propietaria del club, sea declarada “incapacitada” y el propio Cary pase a ser nombrado tutor legal de la señora… y de su patrimonio. En pocas palabras, que la propiedad del club pase “de facto” a él mismo, lo que daría lugar a que los Texans dejaran de ser uno de los once equipos de la NFL que están dirigidos por mujeres.
Imagen de la familia Mcnair, propietaria de la franquicia.
Probablemente, tenga a su favor que su madre cuenta ya con 87 años. Sin embargo, la señora McNair acude habitualmente a los partidos de los Texans —a veces, es verdad, en silla de ruedas— y serían legión los que querrían tener su aspecto a su misma edad. Por añadidura, cuando Janice McNair se hizo cargo de la responsabilidad del club en 2018, tras la muerte de su marido y entonces propietario, el empresario Bob McNair, llevaba años colaborando activamente con este en el desarrollo de sus negocios financieros, inmobiliarios y tecnológicos. De hecho, se la describe habitualmente como cofundadora de los Texans.
⚔️ Espadas aún en alto
Además, no está sola en esta guerra. Su segundo hijo, Cal McNair, presidente y CEO del equipo, se ha unido a su madre en el rechazo a la demanda. Y, de paso, ambos han acusado a Cary McNair de incumplir sus obligaciones como director general de la empresa familiar McNair Interests, porque al parecer ha revelado información personal y financiera de esta compañía en una declaración ante el juez, Jerry Simoneaux, realizada el pasado 27 de noviembre.
De hecho, ambos solicitaron a continuación que el expediente judicial del caso fuera declarado secreto. «Que los detalles de esta disputa familiar se hagan públicos tendrá un grave impacto en los Texans», afirmó Janice McNair mediante declaración jurada el 4 de diciembre. «Creará un revuelo mediático innecesario e infundado sobre la propiedad y la dirección de los Texans, afectando negativamente a nuestros empleados, a nuestros socios comerciales y al propio equipo».
El juez ha aceptado su petición, pero el partido no ha acabado. La próxima audiencia está programada para el próximo 26 de enero.
