Estamos hartos de ver anuncios publicitarios de Rafa Nadal y Carlos Alcaraz. O, incluso, del ya retirado Roger Federer. Tenistas que, más allá de su nivel, que les catapulta a lo más alto del ranking, no tienen ningún problema para generar otras vías de ingresos. Sin embargo, los que no se encuentran dentro del top 100, afrontan una realidad antagónica, lejos de tener la vida resuelta como muchos piensan. Siempre se ha dicho que el tenis es un deporte de ricos, pero en muchos casos es un tópico. Casos como el de Sumit Nagal alertan sobre la desigualdad económica que existe en el tercer deporte más visto del mundo.
🤦 Sumit Nagal apenas tiene para vivir
Este tenista indio, que ocupa el puesto 129 en la ATP, ha dejado unas declaraciones en The Times of India que dieron la vuelta al mundo: «Si miro mi saldo bancario, tengo lo que tenía a principios de año, unos 900 euros. Recibí algo de ayuda. Me ayudaron desde una fundación de tenis y también recibo salario mensual de la IOCL (empresa local de combustibles), pero no tengo ningún gran patrocinador». Aquellos potentes testimonios provocaron que Gatorade decidiese representar al tenista que alzó la voz de los invisibles. Y eso que él tampoco es un tenista cualquiera.
Humbled and delighted to join the @GatoradeIndia family. Thank you for all the support! pic.twitter.com/LrdSSyBW33
— Sumit Nagal (@nagalsumit) September 21, 2023
Sobre todo, Nagal ha conseguido visibilizar el día a día de otros profesionales que se encuentran en una posición económica similar, preocupados por sus gastos y su balance de cuentas. «Viajo solamente con un entrenador, sin fisioterapeuta. Siento que me falta apoyo a pesar de ser el mejor tenista indio desde hace años. Y eso que soy el único jugador que se clasifica para los Grand Slams, el único en ganar un partido en los Juegos Olímpicos. No tengo nada de ahorros, no puedo decir que vivo una buena vida. Tampoco digo que quiera ir a hoteles de cinco estrellas. Nos faltan fondos, un sistema. China tiene dinero y tenemos el mismo potencial que China», declaró para hacer alusión también al caso particular de la India, donde la situación se agrava por las trabas fiscales internas.
💸 La diferencia entre los top y los tenistas de a pie
El caso de Sumit Nagal no ha hecho otra cosa que visibilizar la enorme brecha salarial que hay en un deporte tan volátil como el tenis, en el que ya de por sí los resultados marcan la pauta. Demasiados ingresos variables y pocos fijos para quienes no cuenten con patrocinadores, ni sean deportistas de renombre, que cobren grandes cantidades por el simple hecho de acudir a los torneos. Unos que no siempre financian los costes de desplazamiento, alojamiento y otras necesidades básicas.
El hito único de David Nalbandian que nadie podrá igualar jamás
En el recién terminado US Open, por ejemplo, la web oficial de la ATP indica que la financiación era de 29,148,800 dólares. Sin embargo, los Masters 250 apenas alcanzan el millón de dólares en los últimos disputados, los de Chengdu y Astana. Ese es un primer problema. Al igual que la diferencia que percibe el ganador, en relación con lo que ingresan otros participantes. En el mencionado Grand Slam de EE. UU., Novak Djokovic se embolsó 3 millones de dólares en bruto por ganarlo, mientras que quienes cayeron en primera ronda apenas ingresaron 81.500 dólares.
Evidentemente, las cifras de los Grand Slam son cuantiosas y, por ello, reflejan una diferencia enorme. Pero son números al alcance se muy pocos tenistas. De la élite, básicamente. En los Challenger u otros torneos pequeños la realidad es otra. La escala salarial se mantiene, pero, en estos casos, perder en primera ronda significa percibir una cantidad cercana a los 1.000 dólares. Y, ganarlo, suele ascender como mínimo hasta los 10.000. Es decir, una octava parte que por simplemente entrar en el cuadro final de los cuatro grandes torneos. Ahí surge una segunda problemática. Eso, por no hablar de que en los dobles o en la WTA, la proporción oscila en torno a un 30% menos de primas por torneo en lo que se refiere al cuadro masculino. El propio Novak Djokovic ya alertó hace poco sobre esta situación, en nombre de la PTPA (Professional Tennis Players Association).