La MLB es una de las ligas más tradicionales de Estados Unidos; la más antigua del planeta. Por eso, el béisbol funciona de manera muy diferente a las otras tres, que junto a la MLB, están consideradas las cuatro Grandes Ligas del país —NBA, NFL y NHL—. El béisbol tiene un sistema de farmeo de jugadores, —o dicho de otro modo menos coloquial, de creación y entrenamiento de futuros talentos— muy distinto al resto de deportes estadounidenses. La Major League Baseball se rige por un sistema de ligas, llamadas Ligas Menores (MiLB), cuyos equipos están a filiados a las 30 franquicias que la componen. Estos envían a sus jugadores para que practiquen de cara a un futuro debut en la competición. Este entramado de la MiLB se sitúa, por norma general, en ciudades con mercados pequeños. De este modo, el glamour y la brillantez queda para la MLB en zonas como Nueva York o Los Ángeles, mientras que los pequeños pueblos disfrutan también del béisbol de una forma similar, pero adaptada a un estilo local.
Hasta el año 2020, estas competiciones iban por su lado, pero tras la pandemia, la MLB tomó el control de este subproducto y trasladó las competencias para dirigirlo todo desde sus oficinas. Un año más tarde, en 2021, nació Diamond Baseball Holdings (DBH), una empresa fundada por Peter B. Freund y Bill Battle dentro del conglomerado de multinacionales Endeavor con el apoyo financiero de la firma de inversión de capital privado Silver Lake, que comenzó a adueñarse de la mayoría de las franquicias de las Ligas Menores.
Dallas Cowboys y la ciudad de Nueva York dominan la economía deportiva mundial
⚾ Iniciativa «Un Béisbol»
Durante años las Ligas Menores han actuado como ligas completamente independientes que incluso contaban con reglas diferentes y que únicamente mantenían una vinculación oficial con la MLB a la hora de acoger sus jóvenes promesas para formarlas y que un día estas pudieran jugar al máximo nivel. La iniciativa «Un Béisbol» del comisionado Rob Manfred busca poner todos los aspectos del juego bajo un mismo paraguas —el de los dueños de equipos de las Grandes Ligas—, desde el Yankee Stadium hasta la Serie Mundial de las Ligas Menores, y todo lo demás.
Un proyecto que busca que todo vaya de la mano y que los pequeños mercados tengan mejores condiciones, más acuerdos publicitarios, ventas de derechos televisivos, unos ingresos mayores y que todo se rija por unas solas normas que se marquen desde lo más alto de la pirámide. Al mismo tiempo que esto sucede, quieren que se siga respetando ese ambiente local y que los equipos se mantengan cercanos a sus comunidades.
En esta propuesta es en la que entra DBH. Dentro de la MiLB existe un sistema de cuatro ligas —Triple-A, Doble-A, High-A y Single-A— en las que cada franquicia de la MLB tiene un equipo afiliado. Esto provoca que existan 120 equipos de béisbol a nivel semiprofesional en el país. Hasta la toma de poder de la MLB existía una norma que prohibía, de forma tajante, que un propietario tuviese participación en más de un equipo, por lo que nos encontrábamos con 120 propietarios diferentes.
El béisbol local ha comenzado a sufrir un giro de 180º gracias a DBH, desde una franquicia creada desde cero en Spartanburg (Carolina del Sur) hasta clubes establecidos desde hace mucho tiempo en Louisville (Kentucky) y Lansing (Michigan). Diamond Baseball Holdings ahora posee 32 de los 120 equipos afiliados, y sus fundadores han asegurado que no se van a detener: «todas las filiales de la MiLB nos interesan».
DBH no es propietario de ninguno de sus estadios. Una gran mayoría de equipos de Ligas Menores juegan en parks de propiedad comunitaria y alquilan las sedes. Muchos equipos pagan una tarifa fija para operar el estadio durante todo el año.
🧢 La modernización del béisbol local
Freud y Battle llevan la mayor parte de su vida ligados al deporte universitario y semiprofesional de Estados Unidos. La MLB ha visto en ellos a los socios perfectos para profesionalizar la Minor League Baseball y que a su vez mantenga su esencia local para ayudar al desarrollo de las comunidades con mercados pequeños. Los deportes universitarios son un gran negocio, pero sus epicentros no son Nueva York y Chicago. Están en Des Moines, Ann Arbor, Michigan, Boulder, Colorado y Tuscaloosa, mercados en los que Freud y Battle se mueven como pez en el agua.
El deporte universitario promueve mucho el espíritu de vinculación emocional de los aficionados y es lo más parecido a lo que en Europa o Sudamérica conocemos con las hinchadas de los equipos de fútbol. En la cuatro Grandes Ligas la afición no se organiza como tal, ni tiene ese sentimiento de pertenencia, de hecho los partidos son vistos como meros espectáculos.
Estados Unidos es un país gigantesco, que como su nombre indica, dentro de cada Estado se opera con unas leyes propias y que en ocasiones actúan casi como países independientes. Fuera de Norteamérica tan solo se conocen las metrópolis gigantescas en las que las franquicias deportivas actúan como empresas con marcas globales. Sin embargo, en el comercio local se lucha con presupuestos bajos, nulos acuerdos publicitarios y escasos ingresos con los que la supervivencia a final de temporada es el objetivo principal.
El ‘lío’ entre la MLB, Nike y Fanatics: polémica con sus nuevos uniformes
Un béisbol con promotores de pequeños negocios que han actuado como propietarios de sus equipos debido a que sus familiares han jugado en ellos y han querido mantenerlos solo por vinculación emocional, no por rentabilidad económica. DBH ha prometido mantener a esos dueños en sus cargos y dejar a los equipos en sus ciudades, pero que pasarán a operar bajo su dirección.
Contratos con Fanatics y Nike para las camisetas o partidos en ESPN ahora serán posibles, mientras que los negocios locales de BBQ o pollo frito mantendrán su espacio, pero con una mayor visibilidad nacional. Al mismo tiempo que la comodidad de los aficionados aumenta, algo que se ha traducido en un crecimiento del 4% en la asistencia a los estadios de la MiBL.