El 2023, a nivel deportivo, estuvo marcado por el golpe de Arabia Saudí. A base de dinero, el país árabe fichó para su liga de fútbol a figuras como Cristiano Ronaldo, Benzema o Mané. De ahí pasó al golf con la financiación del LIV Tour o a las artes marciales mixtas. En el tenis, donde han albergado las Next Gen ATP Finals y esperan poseer un Masters 1000 de tenis en 2025, amenazan con un circuito paralelo. Hasta españoles como Rafael Nadal han contribuido a lavar su imagen. Hasta los españoles como Rafael Nadal o Fernando Alonso han contribuido a lavar su imagen.
Los españoles sucumben al dinero de Arabia Saudí
Este año ha arrancado igual de convulso en el mismo sentido, precisamente por culpa del balear. El ganador de 14 Roland Garros, adalid de valores como el sacrificio, la integridad y la humildad, ejercerá como embajador de Arabia Saudí, e incluso existe la posibilidad de que expanda su academia en ese territorio. Una decisión cuanto menos controvertida, que le ha llevado a recibir críticas hasta de John Carlin, un escritor y admirador del manacorí, que puso su nombre a una de las biografías más míticas del exnúmero uno. Ahora, si le volvieran a ofrecer la posibilidad de retratar la carrera de Nadal diría que «no», como ha reconocido recientemente en La Vanguardia.
No es un caso aislado si a deportistas españoles nos referimos. La marcha de Gabriel Veiga —una joven promesa del Celta e internacional sub-21 con España— fue cuanto menos llamativa. O sin ir más lejos, hace menos de un mes que saltó la bomba de Jon Rahm. El mejor golfista español, que en su día profesó que su vida no cambiaría lo más mínimo si tuviera 400 millones de dólares —en referencia a los rivales que abandonaban el PGA para irse al circuito árabe— aceptó 525 kilos hasta 2029 para competir allí
Fernando Alonso, un favor involuntario a Arabia Saudí
El caso de Fernando Alonso no es comparable al de los citados deportistas, pero sin quererlo ha inmiscuido en España a Aramco, la empresa más potente de Arabia Saudí. La petrolera, que en en 2022 ganó 161.000 millones de dólares —el mayor beneficio jamás registrado por una empresa—, es socia de Aston Martin. Lo fue en 2023 y lo será más aún en 2024, donde la firma, tras renovar hasta 2028, ejercerá también de title sponsor.
Este movimiento podría pasar de puntillas para los aficionados al deporte o no dejar huella alguna en España, pero no es así. Recientemente SPSG Consulting ha presentado el 16º Barómetro de Patrocinio Deportivo, que analiza, entre otras muchas cosas, qué marcas son las más asociadas a determinados deportistas.
Los datos son esclarecedores. Aramco es la séptima empresa asociada a Fernando Alonso, por encima de Movistar/Telefónica, Adidas o Kimoa, su tienda de ropa reciclable a la que no ha dejado de dar bombo en el último lustro. O lo que es lo mismo: este tipo de vínculos marcan a los aficionados más de lo que parece. De una forma u otra, Aramco ha conseguido su objetivo.
Arabia Saudí y Aramco dan con la tecla
«Es escandaloso que una empresa consiga unos beneficios de más de 161.000 millones de dólares en un solo año gracias a la venta de combustibles fósiles, que son el principal causante de la crisis climática», comentó hace menos de un año Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional. De alguna forma, esta polémica petrolera ha conseguido limpiar parte de su imagen en España gracias a su vínculo —involuntario— con Fernando Alonso.
‘Sportwashing’: ¿en qué consiste la reforma de Arabia Saudí a través del deporte?
Con Arabia Saudí sucede algo similar. El país árabe es el principal motor económico de Aston Martin que, en 2023, se convirtió en la marca más asociada a la imagen del asturiano. Algo que puede parecer obvio, pero que no es sencillo. Para entenderlo mejor solo hace falta destacar que Renault es la segunda empresa con la que más ligan a Fernando Alonso, pese a que hace casi una década de sus dos Mundiales con los franceses.
Aston Martin ha ganado un buen piloto para la Fórmula 1 y, de paso, ha expandido su marca en España en un momento económico convulso a nivel empresarial. Aramco y Arabia Saudí, en cambio, han ganado mucho más que eso.
